En la primera jornada del XXI Congreso de Aapresid que se desarrolla en
Rosario, con una asistencia que superó las 3300 personas, se realizó la
conferencia sobre el panorama de la producción de alimentos y energía. “Las
posibilidades están y los proyectos también”, según retrataron los expositores.
Con un auditorio repleto, en la tarde de la primera jornada del Congreso de
Aapresid en Rosario, se brindó la conferencia destinada a evaluar y repasar los
proyectos de energías alternativas a través de biomasa los Ingenieros Agrónomos
Mariela Beljansky, Roque Stagnitta, Carolina Bondolich, marcó las diversas
posibilidades de generación de energías alternativas. Desde las cáscaras de maní
hasta la viruta de la madera.
La especialista directora de Investigación en Fundación Fada, Carolina Bondolich, realizó su charla refiriéndose a la importancia de la bioenergía, los proyectos en marcha en diferentes regiones del país. Además, marcó la importancia para que se conviertan en una verdadera cuestión federal. Comenzó por explicar que los diferentes recursos renovables deberían ser una cuestión energética indiscutible a corto, mediano y largo plazo.
Bondolich disertó sobre los impactos sociales, económicos, ambientales, además del empleo que repica de lleno en las comunidades que las albergan. La investigadora mencionó varios proyectos de bioenergía asociados a la producción “para que sean una realidad en la Argentina”, dijo.
Expuso en las pantallas su resumen, poniendo en evidencia el círculo virtuoso del desarrollo del sistema energético, algo que es fundamental para el crecimiento y el desarrollo de un sistema productivo. Sin duda, para la especialista el foco de la presentación estuvo puesto en el PBI y la demanda de energía. En argentina, en todas las regiones, “hay biomasa, materias primas que pueden ser utilizadas como energía. Están dispersas en todo el país y están en diferentes modalidades”, destacó. Las materias primas que van desde los residuos agrícolas a los residuos urbanos.
Además brindo tres características de los recursos de biomasa y su utilización: se hacen en los mismos territorios, en la ubicación geográfica correspondiente, favorecen el desarrollo tecnológico y poseen beneficios de desarrollo económico.
Sin dudas, Bondolich planteó cómo deberían pensarse los objetivos para que
los residuos se transformen en recursos. Menciono –también- los cruces que hacen
al desarrollo regional. Para hacer una estimación de impactos, la especialista
trazó varias posibilidades en diferentes regiones del país.
Al mencionar algunos ejemplos de la Pampa Húmeda –a través de desechos de restos
de arroceras o virutas de madera- insistió que podrían generarse unos 1330
puesto de trabajo, directos e indirectos. Además, una buena interrelación entre
los distintos actores: Productores, recursos humanos, recursos educativos y
tecnológicos.
En tanto, la Ingeniera Electricista de la UBA, Mariela Beljansky, habló de la posibilidad de tener residuos con el fin de aprovechamiento concentrado. Siempre vinculado con una industria en sus diferentes versiones: maderera, del algodón, de cítricos, la caña de azúcar, entre otros por sólo mencionar algunos.
En todos los casos se estimó el poder calorífico de los combustibles biomásicos respecto de los combustibles fósiles.
Por último el docente de la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura UNR, Roque Stagnitta, también mencionó algunos casos de combustibles de reemplazo de los fósiles para generar nuevos recursos energéticos sustentables. El gran desafío del aprovechamiento de la producción y también del ahorro de divisas.