Una marca registrada en el mundo como es la carne vacuna argentina, la estamos rifando por falta de la implementación de una política de Estado moderna para aumentar las producciones de carnes, que nos permita abastecer mejor la mayor demanda mundial de proteína animal.
Esta performance negativa del país, es por las nefastas políticas económicas aplicada los últimos años que le han quitado competitividad para producir y exportar a todas las actividades. La situación del sector ganadero se agravó, al tener que soportar desde hace tantos años todo tipo intervenciones discrecionales en el negocio empresario, en defensa de la mesas de los argentinos, que terminaron limitando las inversiones en toda la cadena pecuaria desde el campo a la góndola.
Culturalmente la mayoría de nuestra dirigencia sigue pensando que el país
tiene que producir y consumir carne vacuna solamente y ser exportador del saldo.
Mientras nosotros seguimos con estas políticas, Brasil, Uruguay y Paraguay,
evolucionaron y se adaptaron a las nuevas reglas de juego mundial que les
permitió ser exportadores confiables de carnes en cantidad, si bajar el consumo
interno y superándonos como exportadores.
Culturalmente tampoco no es sostenible que nuestros dirigentes sigan defendiendo una política de producción de carne vacuna aislada de las otras producciones. Tienen que asumir que los grandes exportadores de carne vacuna son también importantes productores y exportadores de carnes de ave y de cerdo si pretende concretar una política de carne sostenible en el tiempo.
Para lograr una políticas de desarrollo virtuosa tenemos que transforman los granos en proteína animal en clúster regionales, para optimizas los costos de producción, transformación, comercialización y exportación. Esta acción completaría –granos + carnes- si se generaliza, es la base fundamental para promover un desarrollo moderno en cada región del país, por medio del complejo agroindustrial junto a los otros sectores de la economía.
¿Cuál es la alternativa para cambiar nuestro sistema de producción y hábito
de consumo? Que nuestra dirigencia - pública y privada- cambie definitivamente
lo que viene haciendo hace 70 años, promoviendo políticas de Estado en conjunto
que necesita el sector pecuario para darle previsibilidad a quien invierte. La
base principal de dichas políticas, sería definir el marco institucional que
permita aumentar la producción y exportación de proteínas animales en forma
previsible a todos los mercados, para poder abastecer mejor el mercado interno.
Entre algunas de las principales medidas para concretar un marco institucional puedo mencionar:
- Establecer por ley la prohibición al Estado de intervenir en el negocio empresario. Fue lo que hizo Uruguay para concretar la actual política de carnes exportando a los países de mayor poder adquisitivo los cortes de mayor valor y atendiendo el consumo interno con la “la barata” sin tener que reducir el consumo.
- Establecer por ley un mínimo estándar sanitario para todas las plantas de faena. Transparentar el mercado de las carnes es un objetivo prioritario para que exista una sana competencia y vengan nuevas inversiones.
- Establecer un sistema mínimo de trazabilidad que responda a los estándares internacionales y profundizar todas las campañas sanitarias para estar libre de toda epizootia. Hay que desarrollar simultáneamente un sistema moderno de bienestar animal en todos sus procesos, desde el campo hasta la góndola.
- Establecer un sistema moderno de comercialización por cortes, para aprovechar mejor el 100% de la media res. De esa forma se atiende en forma competitiva las diferentes demandas de cada zona y la exportación, optimizando los costos de los fletes.
- Una industria frigorífica muy atomizada tiene un alto costo fijo, que termina pagando productores y consumidores dicha ineficiencia. Habrá que planificar en una política de desarrollo, la necesidad de reformular y relocalizar las industrias frigoríficas, según sean las nuevas zonas de producción como el NEA y NOA, entre otras con una determinada escala.
- Promover el aumento de la producción de cerdo y su consumo en cantidades similares al pollo, para ayudar a cambiar el hábito de consumo carnes y permitir, de esa forma, poder aumentar y sostener el crecimiento de la exportación de carne vacuna.
- La existencia de un Plan Universal Nacional es fundamental para atender a los habitantes que están debajo de la línea de pobreza. De esa forma se asegura que todos los necesitados puedan acceder a su cuota básica de proteínas. Subsidiando la carne vacuna a los 40 millones de argentinos como lo hemos hecho hasta ahora, no asegura que lleguen dichos beneficios a los más necesitados que están fuera del mercado.
Conclusiones
Una política de carnes moderna necesita estar incluida en un plan nacional de desarrollo, con visión estratégica para el arraigo de la gente en todas las regiones del país. En este sentido, es fundamental la integración de la producción de granos y de carnes, promoviendo su transformación en el lugar de origen en clúster regionales. Dichas producciones no son antagónicas sino complementarias porque agregan valor a las exportaciones y optimiza el costo de flete.
Hay que ponderar el desarrollo que tuvo la producción avícola con este gobierno, pero no es repetible en otros sectores ni debe continuar el sistema, de intervención y subsidios, porque lo hizo a costa de muchas inequidades, corrupciones y el freno al aumento de la producción del maíz que este año recién pudimos superamos las 25 mil TT. Sin derechos de exportación, sin subsidios e intervenciones discrecionales, seguramente en el actual ciclo 2013-2014 se hubieran logrado 40 millones de toneladas.
La meta no es volver a comer 72 kg de carne vacuna por persona. La meta de un consumo de 50 kg., es razonable siempre que la complementemos con carne de aves, cerdo o pescado. Cuando menor sea la cantidad de carne vacuna que se consume internamente, más importante serán los volúmenes de exportación. Cuando más cortes caros se exporten, mayor cantidad y más barata podría ser la carne general que va al consumo interno.
Hay que implementar una campaña de comunicación generalizada para incentivar el cambio de la dieta de los argentinos, incentivando el consumo de las otras carnes, para poder exportar el 30% de la producción de carne bovina de mayor valor que es la única forma de mejorar la performance del negocio y bajar el precio para el consumo interno.
Proponer, debatir y consensuar otra ideas a esta propuesta, debería ser un
trabajo de toda la cadena pecuaria en un acción interdisciplinario en el ámbito
del Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentino -IPCVA- para convertirnos
nuevamente en una país exportador de carne vacuna. Seguir con las actuales
política, sin nuevas propuestas para que en el país definitivamente se adapte a
las política modernas de carnes mundial, me hace dudar de la existencias de un
IPCVA en un país que consume más de 60 Kg / hab y el 95% de la carne vacuna que
se produce.
Por Arturo Navarro para Agrositio