La evolución de los cultivos en EE.UU. sigue presionando sobre los valores.
La impresión general es que el clima continuará húmedo y con temperaturas por debajo de lo normal para la época, en el Medio Oeste. Esta es la principal fuerza negativa en la plaza internacional.
De esta forma, la soja se desliza hacia abajo, despeñándose por la ladera del monte.
¿Dónde está el fondo?
Si hablamos de una soja -posición mayo/14- de aproximadamente u$s 445, debemos aceptar que no estamos en un nivel terriblemente bajo. Por el contrario, bien podría decirse que éste es aceptable en términos históricos.
¿Qué sucede entonces?
En nuestro país este valor se convierte en algo sumamente delicado que comenzara a dejar en la banquina a muchos productores.
Claro está: todo depende del nivel de productividad que logre la campaña, fundamentalmente por el comportamiento del clima.
¿Por qué es tan delicado?
Porque el derecho de exportación es del 35%. Establecido oportunamente sobre el argumento de que el tipo de cambio era inusualmente elevado- resulta a todas luces confiscatorio - por llamarlo de alguna manera- en términos de la actual relación peso/dólar.
En definitiva el actual tipo de cambio “real” es similar al de la convertibilidad. Y lo peor de todo, dado el nivel de inflación, éste seguirá bajando. De esta forma, el dólar posiblemente se ubique –en términos reales- por debajo del nivel de la convertibilidad.
Para que la situación afloje se requiere la eliminación (o reducción sustancial) de tal coeficiente ó, simplemente, la depreciación de nuestra moneda de forma acentuada.
Mientras tanto, los valores seguramente seguirán su recorrido; y así no resulta fantasioso estimar que pueda llegar al nivel de u$s 400, ó quizás menos.
En este marco de incertidumbre, es posible que la perspectiva tan favorable –algo excesiva- para la producción americana sufra un cambio, más a fines de año, porque, en definitiva, la condición de los cultivos no es del todo óptima.
A ello debe agregarse que, pese a todo, la demanda no da signos claros de agotamiento. Con el “pese a todo” nos referimos a la desaceleración que muestra China y gran parte de Asia-Pacífico y a los problemas del mundo financiero global.
La realidad es que, hoy por hoy, las perspectivas ligadas a la superproducción estadounidense, están determinando los precios presentes y futuros. No se nota todavía la fuerza de la oferta futura de América del Sur en un mundo que necesita imperiosamente de ésta.
Si las cosas no resultaren ideales en el hemisferio sur, y una vez asimilada la presión del norte, es factible que los valores encuentren un piso y que incluso muestren un rebote.
Mientras tanto, habremos de sufrir, seguramente, esta tendencia negativa.