Tenemos dos tipos de preguntas para hacernos. El primer grupo tiene que ver con los factores de oferta y demanda que llevaron a este colapso repentino en los precios. Y el segundo grupo tiene que ver con el impacto que esto pueda tener en la Argentina, por el ingreso de los dólares que vienen de la venta justamente de la soja.
Permítanme hablar brevemente acerca del impacto para la Argentina. A los efectos prácticos, el grueso de la cosecha de la soja se liquida entre marzo y julio. No hay una regla temporal porque los productores pueden acopiar y decidir ellos el momento en que venderán sus stocks. Esto quiere decir que en lo inmediato, esta caída en el precio de la soja no va a afectar la recaudación del estado.
El problema se presenta de acá a adelante. Si los precios no se recuperan, esto indefectiblemente implicará menos recaudación por parte del estado en términos de retenciones a la soja para el año 2014. Pero además de esto, va a hacer que los productores se vuelvan menos rentables y que en consecuencia se vuelvan aún más reticentes a las exigencias de la AFIP.