No por nada se dice que la necesidad tiene cara de hereje. Para hacer más competitiva su candidatura a diputado de Chubut por el Frente para la Victoria, el actual ministro de Agricultura Norberto Yauhar tuvo que admitir que el impuesto a las ganancias afecta el ingreso de miles de trabajadores. Y se comprometió a "trabajar para reparar ese daño" si llega al Congreso. No fue la única herejía de la semana a los dogmas de fe que manejaba el kirchnerismo.

YPF firmó un acuerdo con la estadounidense Chevron para la explotación petrolera en la formación Vaca Muerta, enterrando las banderas de la soberanía energética por la que se expropió Repsol. Obligado a explicar el drástico cambio de rumbo, el viceministro de Economía Axel Kicillof se mofó de los que piensan que "pasamos de ser chavistas a vende patrias en un día".

Cómo reparar la injusticia del impuesto a las ganancias y aumentar la producción de energía no son las únicas necesidades que enfrenta el Gobierno; es esperable para las próximas semanas una tanda de nuevas herejías. ¿Le tocará al campo la suya?

Lo cierto es que los números de todas las actividades del sector agroalimentario rozan peligrosamente el rojo y necesitan en forma urgente de un salvavidas.

Por lo que no es desacabellado pensar que llegó el momento en que el Gobierno debería revisar el nivel de las retenciones a los granos y carnes. Quien quiera experimentar un escalofrío por la espalda, basta con que haga las cuentas de la próxima cosecha gruesa. En particular, las del maíz porque sostiene buena parte de la competitividad del agro y la pérdida de su superficie atenta contra cualquier esquema de producción sustentable.

En el oeste de Buenos Aires el rinde de indiferencia del maíz se encuentra en los 75 quintales por hectárea, que es el promedio de la zona. Con este rendimiento no se cubren los retiros del productor. "Es poner demasiada plata y contraer mucho riesgo para obtener poco margen. Pocos están dispuestos a poner 550 dólares por hectárea cuando una soja se hace por 240-300 dólares", resume el productor y dirigente Santiago del Solar, que se niega a sacar cualquier cálculo de maíces en campo alquilado y a más de 500 kilómetros del puerto.

La participación del maíz en el noroeste argentino, con productores que vienen de sufrir dos secas, es crucial. Por eso no se puede tildar de alarmistas a los que sostienen que "sin el maíz la agricultura en el Norte dura poco". Sin embargo, el costo de los fletes tiene jaqueado a los márgenes de los maíces del Norte.

De cometer el Gobierno la herejía para su credo de bajar las retenciones de maíz y apostar por un aumento sustancial de su superficie y del movimiento económico colateral que produce, otra sería la historia. Los 280 dólares por hectárea de ingreso extra de un maíz de 70 quintales generaría otro escenario productivo. De los 10.140 millones de dólares que captura por el total de las retenciones, el Gobierno dejaría de percibir los 800 millones correspondientes al maíz.

Comenzó Palermo y se abre la posibilidad de utilizar esa gran caja de resonancia para pasar un mensaje inequívoco: llegó el momento de bajar las retenciones de granos y carnes si no se quiere provocar un gran parate en la producción, con daños a la sustentabilidad.

Una política de Estado basada en restringir las exportaciones bien vale su herejía.

RESUMEN

23,3

Millones de toneladas

Es la producción recolectada de maíz con el 92% del área cosechada, según la Bolsa de Bs. As.

LA FRASE

"Hoy se hace cada vez más inviable producir en Argentina"

Rubén Ferrero
Presidente de CRA