Un sorpresivo y favorable vuelco en el comportamiento pluvial se presentó durante el mes de junio en el NEA. Si bien como ya había sucedido en la provincia de Chaco durante el mes mayo, las precipitaciones fueron más importantes sobre el este, no son para nada desdeñables los registros del orden de los 50 milímetros observados en la zona algodonera principal, mucho más si se asocia esta acumulado al comienzo del trimestre frío, período en que más bien las precipitaciones tienden a retroceder.
Ya desde comienzo del mes pasado se apreciaba el estancamiento del aire húmedo en el noreste del país, sin embargo los sistemas precipitantes más productivos se observaron previos a la transición entre quincenas. Por entonces las precipitaciones que ya se habían insinuado favorables sobre el este, se desplazaron hacia el oeste dando un respiro de más de 40 milímetros, que se completaron con otras lluvias menores a lo largo del mes para quebrar la barrera de los 50 milímetro en la localidad de Sáenz Peña. Este registro resulta representativo de la zona. Estas precipitaciones incluso dejaron una cobertura amplia en Santiago del Estero, promoviendo mejoras importantes en el perfil de humedad, aún sin haber solucionado plenamente la situación deficitaria.
Las mejoras insinuadas en mayo se fortalecieron en junio y en este caso los acumulados superaron las marcas normales. Es decir, quebrar la barrera de los 50 milímetros en el mes de junio en el domo central chaqueño, califica como una anomalía positiva destacada. Respecto del mes de mayo, las anomalías de precipitaciones son prácticamente inversas. En Junio, sobre la región pampeana han predominado las lluvias deficitarias, estableciéndose en el norte del país las sobreofertas de agua.
Enfatizamos entonces, que durante junio, la zona algodonera de Chaco, Santiago y noroeste de SF ha quedado bien provista de agua. Posiblemente los perfiles aun queden algo resentidos por el tránsito pluvialmente deficitario soportado en meses previos. Sin embargo, esta mejora no puede soslayarse y gana una importancia mayor para los que tengan alguna intención de hacer siembras tempranas de girasol, hacia finales de julio o comienzos de agosto. La zona agrícola principal de Chaco, queda lejos del impacto negativo que está ocasionando la crecida del Río Paraná. Las lluvias abundantes del mes de Junio, por caso extremas como en Iguazú, han dejado como remanente un potencial pluvial que puede verse reflejado favorablemente en el mes de julio para las zonas mediterráneas del NEA. Repetir el mes de junio sería un éxito muy oportuno, pero por lo pronto es mejor poner la mira en alcanzar los 25 o 30 milímetros, marca razonable para la zona en esta época.
Durante junio las masas de aire frío forzaron al aire templado y húmedo a retirarse a las zonas tropicales del este. Estas masas de aire, sin embargo, intentaron recomponer posiciones hacia el sur, pero lo lograron en forma desorganizada y sin alcanzar la región pampeana. Aquí salió beneficiada la zona algodonera, con un comportamiento climático más parecido al del otoño que al de principios de invierno.
De mantenerse las masas de aire húmedo concentradas en posiciones tropicales, no se descarta que las mismas mantengan una influencia favorable durante el mes de julio en el NEA. En este sentido es razonable esperar que el patrón normal de precipitaciones se vea satisfecho. Es decir promedios de entre 20 y 30 milímetros de lluvia deberían llegar al domo central chaqueño. Esto fortalecería el paulatino mejoramiento que viene mostrando el perfil de suelo, convergiendo posiblemente en un escenario más optimista para el comienzo de la primavera.
- Por CCA - exclusivo Agrositio
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