El rotundo rechazo de la Corte Suprema de Justicia a la ley de reforma del Consejo de la Magistratura fue probablemente la más dura y contundente negativa que recibió la presidenta de la Nación. Pero hubo otras negativas que también hicieron lo suyo: desde la de María Eugenia Bielsa a encabezar la lista de diputados nacionales del kirchnerismo en Santa Fe hasta la del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, a que él o su esposa, Karina Rabolini, se postularan en las próximas elecciones legislativas.
Al tiempo que Massa se transversaliza, Cristina Kirchner da señales de cerrar un círculo cada vez más excluyente
Cómo puede reaccionar una mandataria poco acostumbrada a semejantes traspiés es una cuestión que ya se debate en distintos ámbitos políticos. Por lo pronto, particular preocupación provocó la reacción presidencial tras el fallo de la Corte, en plena celebración del Día de la Bandera en Rosario, cuando criticó con inusual dureza a los jueces y estuvo a un paso de sostener que la Constitución Nacional es antidemocrática, al sugerir que la voluntad popular está por encima de nuestra Ley Fundamental. El riesgo emocional ya comienza a competir con el tradicional riesgo país.
La presencia electoral de Sergio Massa al frente de la lista del Frente Renovador en el clave distrito bonaerense constituye otro factor de inquietud para la jefa del Estado. No sólo por la posibilidad de que esa fuerza política pueda reunir las voluntades del fragmentado electorado opositor al Gobierno, sino también por el peligro de que le robe al oficialismo parte del electorado independiente que, en 2011, contribuyó a que Cristina Kirchner superara el 50 por ciento de los votos en la provincia.
De allí que ya se insinúe en la estrategia cristinista la idea de ubicar al intendente de Tigre como una expresión del antikirchnerismo, con la intención de no perder votos propios.
La vieja estrategia de transversalización, que empleó en los primeros años de
su gestión Néstor Kirchner para sumar dirigentes de distintos sectores
políticos, ahora parece habérsela apropiado Massa
El discurso de Massa, sin embargo, dista de ser antikirchnerista. Los primeros
trazos de su estrategia de campaña, lo muestran buscando que ese papel de máxima
dureza ante el Gobierno quede para Francisco de Narváez, quien lidera otra lista
opositora, la del Frente Unión por la Libertad y el Trabajo. El ex jefe de
Gabinete plantea un cambio sin dramatismo ni furia y ha desplegado una suerte de
Arca de Noé lo más amplia posible a la que tratará de subir incluso a los
dirigentes que considere más rescatables del kirchnerismo.
Uno de los aspectos más curiosos que deja la presentación de listas de candidatos para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 11 de agosto es que al tiempo que Massa se transversaliza, Cristina Kirchner da señales de cerrar un círculo cada vez más excluyente, tal como lo evidencian listas de candidatos donde prevalecen kirchneristas de paladar negro y dirigentes con pasado montonero o en agrupaciones de izquierda.
La vieja estrategia de transversalización, que empleó en los primeros años de su gestión Néstor Kirchner para sumar dirigentes de distintos sectores políticos, ahora parece habérsela apropiado Massa
En sus listas hay peronistas que surgieron con el kirchnerismo, como el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi ; peronistas más moderados, como Felipe Solá ; macristas, como Soledad Martínez, Gladys González o Cristian Gribaudo; dirigentes provenientes del ARI de Elisa Carrió, como Adrián Pérez; radicales, como los intendentes de Olavarría , José Eseverri, y de Junín, Mario Meoni ; sindicalistas de la CGT oficialista y también de la CTA; empresarios de la Unión Industria Argentina, como José Ignacio de Mendiguren, e independientes.
Se trata de un armado que recibirá críticas del oficialismo -ya en el programa 678 se empezó a hablar del "rejunte opositor" -, pero que, a juicio de Massa representa una clara señal de la búsqueda de diálogo y consensos que está reclamando buena parte de la sociedad.