Como consecuencia de los resultados de la última cosecha de trigo hay una gran preocupación en todos los miembros de la cadena y en el gobierno nacional, sobre si la existencia de trigo actual alcanza para abastecer el consumo interno en cantidad y calidad hasta fin de año.
La brecha de 100% entre el valor del trigo disponible con el mercado de enero de la nueva cosecha no es un dato a subestimar. En buena hora los productores que pudieron guardar y que aprovechen esa diferencia después de tantos años de pérdidas.
Al mismo tiempo es un buen motivo para hacer una limpieza total de las instalaciones por medio de la venta aprovechado estos precios, para aguardar que llegue la nueva cosecha.
En esta oportunidad no voy a volver a repetir los motivos por los cuales el país se encuentra en esta situación inédita en más de 100 años.
Solamente quiero dejar expresado que por políticas totalmente esquivadas, impuestas por el gobiernos desde el 2006 y factores climáticos adversos –principalmente las lluvias en momento de cosecha- nos encontramos con existencia de trigo supuestamente muy acotadas y con calidad no panadera en muchas partidas, que en años normales, su único destino es exclusivo para uso forrajero.
A pesar de que el país ha dejado de tener información confiable como una función indelegable del Estado, la supuesta información que surge de datos oficiales y del sector, me permite afirmar que la existencia de trigo en cantidad alcanzaría para empalmar con la próxima cosecha, sin que esta definición incluya poder asegurar que la calidad de la materia prima de todo el trigo existente tiene condiciones panaderas.
Mi afirmación está respaldada por los datos de la producción total más stock inicial que sería de 10 millones de toneladas, con un stock original a la exportación de 5.100.000 toneladas y en manos del productor y canales de comercialización de 4.900.000 toneladas para el consumo interno.
Cuando se tuvieron los datos definitivos de la cosecha, Guillermo Moreno quitó 2.000.000 de toneladas de las 5.100.000 toneladas acordado a los exportadores, quedando para el consumo interno 2.100.000 toneladas de los 5.100.000 toneladas originales, que los exportadores fueron vendiendo al mercado interno en los primeros meses del año hasta la fecha.
Concretamente a fin de mayo fueron al mercado interno 1.100.000 de las existencias de los productores y 1.800.000 de la exportación.
Restando las 1.100.000 toneladas de las 4.900.000 de la existencia de los productores, hoy les quedan 3.800.000 y de la misma forma del stock de las 2.100.000 toneladas de la exportación, les restamos las 1.8 millones que fueron al consumo hasta fin de mayo, quedarían en mano de los exportadores un saldo remanente de 300.000 toneladas.
Por lo tanto el saldo neto para el consumo son 3.8 millones de toneladas en manos de los productores y canales de comercialización, más 300.000 de los exportadores que hacen un total de 4.1 millones de toneladas disponibles al 30 de mayo pasado, que permitiría mantener una molienda de 420.000 toneladas por mes, permitiendo cubrir el abastecimiento de más de 9 meses.
Hay que asumir que el trigo para fabricar el pan común representa solamente 2.5 millones de toneladas anuales y la semilla para una siembra de 4 millones de hectáreas sería aproximadamente de 500.000 toneladas, cifras totales que demuestran que es manejable la existencia de trigo para llegar a la nueva cosecha en diciembre.
Lo que sí hay que tener muy en cuenta que nadie puede asegurar las condiciones calidad del trigo para la industria panadera como las calidades de las semillas para la próxima siembra que, por estos motivos, serán escasas y más caras, posiblemente porque estén más alejada de los lugares donde se la necesite.
El gobierno ya jugó su carta para incentivar la próxima siembra con el anuncio del fidecomiso para depositar las retenciones y devolverle una parte del 23% de las mismas.
Según los valores del rinde de indiferencia en campo propio y si se pretende aumentar el área y la producción de trigo para no repetir la actual situación de posible faltante de trigo, dicha decisión del gobierno no alcanza aunque se cumpliera con la devolución de las retenciones en forma parcial.
Por lo tanto es necesario anunciar la eliminación de los derechos de exportación y terminar con todas las intervenciones en los mercados por medio de los ROE, como el mensaje más concreto y más rápido para acompañar las actuales decisiones de los productores que están a la espera de un mensaje de cambio en las políticas para aumentar y mejorar la calidad de la siembra.
Hay que tener muy en cuenta que si no se exporta trigo no hay ingreso por derechos de exportación.
En el actual panorama de competividad del trigo, sólo se podrá hacerlo en las zonas netamente trigueras de altos rinde en campo propio, impidiendo por las actuales políticas poder incorporarlo en otras zonas como un cultivo estratégico para la rotación de los suelos y el cuidado del medio ambiente.
Por Arturo Navarro - Consultor. Ex presidente de CRA y CARBAP
Fuente: Especial para NA - Años de Campo