El Biodiesel es un combustible alternativo a los derivados de hidrocarburos, producido a partir del aceite de soja mediante técnicas sustentables y puede ser usado en motores de combustión interna (diesel) con leves o nulas modificaciones, en forma pura o mezclado con refino de petróleo, según comunicó un informe mensual de Foro País.

El rol del biodiesel, en las distintas etapas de la industria, ha aumentado significativamente debido a que empresas de todo el mundo lo están usando como complemento a los combustibles tradicionales no renovables, a causa de sus positivas repercusiones en el medio ambiente.

Estudios llevados a cabo por el INTA revelaron que el biodiesel de soja contribuye a la mitigación de los efectos del cambio climático reduciendo en un 74,9% las emisiones de dióxido de carbono, uno de los principales Gases de Efecto Invernadero (GEI).

Otro dato relevante es que su balanza energética es de 6.48 a 1; es decir que por cada megajoules (M/J) utilizado en la producción del mismo se generan 6.48 megajoules de energía renovable.

La Argentina, dentro de los principales referentes del mercado mundial de biodiesel de soja, ha llegado a ocupar el primer puesto como exportador con el 60% del comercio mundial, por encima de Indonesia y Estados Unidos. Asimismo, es el 4°productor mundial, superando a Estados Unidos.

Contexto de la industria argentina de biodiesel

1-Actualmente, la industria argentina de biodiesel tiene dos limitantes: La investigación anti-dumping impuesta por la Unión Europea sobre las importaciones de biodiesel proveniente de Argentina e Indonesia, que ya había comenzado en mayo del año pasado promovida unilateralmente por España, y actualmente se encuentra impulsada por toda la Unión Europea. Si bien estas medidas proteccionistas buscan fortalecer a la industria europea, difícilmente puedan lograr los volúmenes y costos de la industria argentina, dada la baja eficiencia que presenta.

Por otra parte, el límite interno es sobre la modificación en el sistema de retenciones sobre las exportaciones de este biocombustible, implementado por el Gobierno nacional a partir de agosto 2012.

Todo lo anterior generó un escenario de incertidumbre que dificulta en gran medida operar con una visión a largo plazo por parte de las empresas del sector.

Algunos de los efectos negativos más relevantes han sido: La caída del 45% en los niveles de producción y exportación de biodiesel alcanzados durante el primer trimestre de 2013, respecto a los obtenidos durante el mismo periodo el año anterior. La disminución de la demanda por parte de los mercados internacionales que, junto con el mantenimiento del corte obligatorio de biodiesel en el gasoil en 7%, dieron lugar a que la capacidad ociosa de la industria llegue al 60%.

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