Además, los Ing. Agr. Jorge Adámoli (UBA) y Gustavo Olivero (Producir Conservando), dieron su visión -junto con el Dr. Ricardo Melgar (INTA Pergamino) y Fred Luckey (Field to Market)- sobre los desafíos que se plantean en materia de viabilidad de menos sustentables en los sistemas agropecuarios.
La apertura de la primera jornada del Simposio que se desarrolla en el Centro de Convenciones Metropolitano de la ciudad de Rosario, estuvo a cargo del Dr. Fernando Garcia del IPNI Cono Sur, quien –además de realizar la introducción a los temas que se desarrollarán en los dos días de la jornada- homenajeó al Ing. Hugo Fontanetto, quien desarrolló una larga trayectoria en investigación y extensión en nutrición de cultivos y fertilidad. “Hugo tuvo una gran pasión por la familia, los suelos y la agronomía”, sostuvo García.
Más tarde, y dando inicio al primer bloque, llegó turno de la Ing. Agr. María Fernanda González Sanjuan, Gerente Ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil, quien en su exposición “Los fertilizantes en Argentina: Hacia el 2020”, se refirió a la evolución del mercado de fertilizantes y que si bien se ha incrementado, marca aún una importante deuda con el suelo. Además, hizo hincapié en la escasa fertilización de los cultivos de soja y aportó datos importantes para entender la situación actual: “En 2011, el promedio nacional marca que sólo el 60 % de la soja recibió algún tipo de fertilización. El 40 % restante de ese cultivo, no recibió nada. El desafío es entender qué está pasando con ese 40 % restante y por qué”.
Para finalizar, González Sanjuan planteó interrogantes referidos a la sustentabilidad del cultivo de soja y su productividad y la reposición de nutrientes. “Hay una diferencia importante entre lo que se extrae y lo que se repone. El suelo está subsidiando la producción. Postergar la fertilización o hacerlo en bajas dosis, genera impactos y costos a futuro”, concluyó.
Sustentabilidad de los sistemas agropecuarios
Respecto de este tema en particular, Jorge Adámoli, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, analizó los desafíos que presenta la necesidad de lograr aumentos en la producción agropecuaria, resguardando la situación ambiental y social en las áreas productivas y su entorno. En ese marco, hizo referencia al crecimiento de la demanda global de alimentos, comentando que en las últimas décadas se sumaron 1.800 millones de personas a las clases medias urbanas de todo el mundo. De cara a 2050, Adámoli sostuvo que el aumento de producción, manteniendo los actuales rendimientos, implicaría una expansión del 50% de las áreas cultivadas, situación que se plantea como improbable. “El único camino viable es avanzar hacia una mayor productividad, en un marco de sustentabilidad y utilizando todas las herramientas tecnológicas disponibles”, graficó.
El especialista explicó que seguramente las políticas de estímulo deberían
centrarse en la productividad y la real incorporación de Buenas Prácticas
Agrícolas. “Se debe fomentar, también, la rotación de cultivos y reducir la
dependencia de una soja que llevó a la menor superficie sembrada con trigo en
100 años, por ejemplo”, culminó Adámoli.
La organización Field to Market también participó del debate a través de su
Chairman, Fred Luckey, quien explicó cómo a través de la misma se integra a los
principales integrantes de la cadena agropecuaria de Estados Unidos, desde las
empresas de fertilizantes, hasta las que ofrecen productos a los consumidores.
“Cuando nos referimos a temas de sustentabilidad, debemos asumir que se trata de
un tema global, que involucra a toda la cadena y cuya solución únicamente puede
alcanzarse en base a acciones locales”, explicó el norteamericano. Entendiendo
que para poder avanzar en modelos sustentables se deban cambiar los paradigmas
en base a la generación de propuestas de valor que estimulen, fundamentalmente,
a los productores, Luckey mostró a los asistentes una herramienta de fácil
evaluación que permite definir oportunidades de mejoras.
“A través de Fieldprint Calculator se pueden evaluar decisiones y comparar
desempeños en temas como el uso del agua y la energía, los niveles de emisiones
y de carbono en suelo, entre otros”, concluyó.
Por su parte, el Ing. Ricardo Melgar de la EEA INTA Pergamino se refirió a la legislación de seguridad industrial en lo que hace al manejo de fertilizantes. En ese sentido, Melgar explicó que la gestión integral de estos productos excede a los fabricantes y comprende a todos los actores hasta los usuarios finales: los productores, incluyendo la disposición final de envases y residuos. “Sin embargo, las responsabilidades son mayores en el caso de los integrantes de la cadena de valor de la Industria, fabricantes, importadores y distribuidores”, agregó. Asegurando que el mayor interés en proteger el medio ambiente ha llevado a una nueva era de controles y responsabilidades, explicó que “muchos distribuidores tendrán que realizar importantes inversiones para ajustarse a los cambios”. Y concluyó: “La industria debe ser la primera interesada en cumplir con las cada vez más exigentes normativas vigentes”.
Por último, el Ing. Agr. Gustavo Oliverio –de la Fundación Producir
Conservando- evaluó el avance de la agricultura argentina en las últimas décadas
del siglo pasado, destacando la incorporación de la siembra directa, la
aplicación de fertilizantes y nueva y más completa de tecnología de cultivos,
como las principales herramientas que permitieron llegar a 70 millones de
toneladas en 26-27 millones hectáreas sembradas hacia inicios del año 2000.
“Diez años después, nos encontramos con niveles de producción en valores
cercanos a los 100 millones de toneladas con un área sembrada de 30-32 millones
de hectáreas y donde las oleaginosas son entre el 65% y 70% de las mismas”,
explicó el disertante. Frente a esto, Oliverio enumeró una serie de temas sobre
los cuales se debería avanzar: problemas recurrentes de erosión en distintas
zonas productivas; balances de carbono fuertemente negativos en casi todos los
sistemas; desde la nutrición de los cultivos sólo se repone alrededor de la
mitad de nitrógeno, fósforo y azufre y menos del 2 % del potasio extraído por
los cultivos.
Por último, el especialista destacó la falta de inversiones en la infraestructura necesaria para avanzar en una situación sustentable no sólo en la actualidad sino también de cara al futuro y destacó que de cara a 2020 en el país se deberían emplear 9.2 millones de toneladas de fertilizantes para avanzar en producciones sustentables (esta cifra es tres veces superior a la actual). “La rotación y reposición de nutrientes son temas centrales”, culminó Oliverio.