Tomando a la localidad de Sáenz Peña como una referencia del corazón algodonero chaqueño, resultan exiguos los 26 milímetros que se acumularon durante el mes de abril. Esta marca ni si quiera se acerca a satisfacer una demanda hídrica que ya venía presionada desde marzo. La falta de agua en el domo central chaqueño, toma mayor dimensión cuando se advierten el nivel de lluvia acumulada en el este chaqueño. En Resistencia se acumularon 183 milímetros, es decir 7 veces más que la precipitación recibida en Sáenz Peña.
Si bien ya desde el mes de abril las lluvias comienzan a decaer de este a oeste, este fortísimo gradiente pluvial es inusual, con una transición muy abrupta desde la abundancia hacia la escasez. Las lluvias abundantes se despliegan sobre el norte de Corrientes toman Paraguay y el este de Formosa, donde también se destaca la marcada interrupción en la oferta de agua al desplazarnos hacia el oeste. Queda claro que las lluvias no se recuperaron sobre las provincias del noroeste y si bien actualmente no hay cultivos con demanda, es evidente que ésta seca complica la implantación o el desarrollo de pasturas. Es decir la actividad pecuaria necesariamente deberá sustentarse a partir de forraje u otro tipo de suplementos.
Este gradiente pluvial entre el centro norte de la Mesopotamia y el NOA, no es nuevo. Se arrastra desde el mes de marzo. El mapa de categorías de lluvia del mes de abril solo muestra ligeras variaciones en la topología. Es decir un patrón que se repite deficitario al desplazarnos hacia el oeste de la franja agrícola del norte del país. El norte de la región pampeana también se vio influenciado por este esquema de lluvias escasas, que se repite en sectores de la zona núcleo pero desligado de lo que sucedió en el norte del país.
Contrariamente a lo sucedido en el mes de marzo, abril fue un mes con desvíos positivos en las temperaturas máximas. Las mismas se corrieron hasta 3°C por encima de los valores estadísticos en la zona central y del oeste chaqueño, moderándose el desvío hacia el este, donde igualmente abril se mantuvo cálido. Por otro lado, algunas irrupciones de aire frío traccionaron las mínimas hacia abajo, resumiéndose el mes con desvíos negativos. Es decir, una rápida mirada sobre el comportamiento térmico del mes de abril arroja una amplitud térmica mayor a la habitual.
De acuerdo a lo mencionado, es difícil proyectar un escenario benévolo para el oeste del NEA, incluyendo el noroeste de SF. Partiendo de las condiciones actuales, los requerimientos pluviales necesarios para devolver las reservas a niveles adecuados, son improbables de recibir durante el mes de mayo. El atraso en la oferta de agua muy significativo y justamente entramos en la época en que normalmente se aplacan los sistemas precipitantes sobre el domo central, persistiendo una mejor oferta de agua sobre el este. Teniendo en cuenta que este patrón ya está instalado, debemos considerar que no es la mejor época para salir de esta situación.
Habrá que esperar si se perfila algún evento anómalo que logre quebrar esta pobre performance pluvial. Apelando a la estadística, el escenario resultante no es muy auspicioso. Todos los planteos estratégicos para el manejo agropecuario de los próximos meses deberían considerar esta difícil situación de partida y la improbable reversión de la misma durante el trimestre frío. Es razonable recordar que en agosto del año pasado las lluvias triplicaron los valores normales y si bien esto podría repetirse, no existen indicadores que permitan adelantar este tipo de anomalías.
- Por CCA - exclusivo Agrositio
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