Es la sorpresa positiva de la campaña y deja una enseñanza no menor: la soja subió otro escalón en su potencial de rendimiento. Aunque a nivel país la disparidad de rindes es lo que se impone, hay lugares que rompen todas las marcas. La soja de primera que parecía inalcanzable de 60 quintales, o incluso más, ya es una realidad para algunos productores. Y no en una parte puntual del potrero, sino en lotes enteros.
La buena nueva se vio en ciertos lugares de la zona núcleo, como en el centro sur de Santa Fe. Y Bouquet fue una de las regiones testigo. Allí, el ingeniero Mauricio Kunicic fue testigo de la cosecha de un lote de 25 hectáreas de un productor que asesora que terminó rindiendo 69,4 quintales por hectárea. Un récord que cruzó la barrera de lo imposible. Kunicic también estuvo en la vanguardia como productor. "Estuve por encima de los 60 quintales", contó.
Una combinación de factores hicieron detonar esos súper rindes. Kunicic la resumió en los siguientes puntos: buena acumulación de agua durante la primavera por las abundantes precipitaciones, napa alta [oscilando entre 80 centímetros y 1,20 m], suelos con mucha capacidad de almacenaje y bien rotados y trabajados, alta radiación, uso de un paquete tecnológico acorde y genética de punta.
"Hay que hacer todo de primera para lograr la mayor productividad", dice, a modo de lema, Kunicic. En rigor, esos lotes de súper rindes tuvieron tres aplicaciones de fungicidas, dos en estado vegetativo y otra en R 3 [estado reproductivo], fertilización con 150 kilos de superfosfato simple, control y aplicaciones de herbicidas contra chinche y aplicación foliar en R 5 de una mezcla de macro y micronutrientes para potenciar el rinde.
"Esto fue una combinación de ambiente, tecnología, manejo y genética", resaltó. Precisamente, por el lado de la genética se inclinó por sembrar DM 4612, una variedad de Don Mario de grupo cuatro medio.
¿Y cuáles son los márgenes con súper rindes? El productor y asesor hizo cuentas no con la soja de 69 quintales, sino con 50 quintales, otro de los rindes que se escuchan en la zona. En este sentido, estimó que la soja que dejó 50 quintales representa en campo propio un margen bruto -antes de impuestos y otros gastos- de algo más de 1000 dólares, mientras que en campo alquilado, pagando un arrendamiento de 20 quintales, el margen es de 440 dólares.
Sin embargo, hubo contrastes en la misma zona. Según Kunicic, donde no se aplicó el paquete completo para buscar los altos rindes los lotes rindieron menos. "Hubo lotes de 35 quintales, pero porque no se hizo el manejo que correspondía, ya que se dejaron de aplicar fungicidas, y no se hizo un manejo correcto de chinches, por ejemplo, porque había gente que al ver que no llovía [en enero] dijo hasta acá llegamos. Uno no puede manejar el precio, pero sí la cantidad de quintales", afirmó.
OTROS CASOS
Con el 100% de la soja de primera cosechada, Roberto Livingston, miembro del CREA San Jorge-Las Rosas, en el sur de Santa Fe, logró superar los promedios de la campaña pasada. De los 43 quintales subió a 45 quintales por hectárea.
Pero hubo más: algunos lotes del productor en la zona de El Trébol se arrimaron a los 52 y 53 quintales por hectárea. Livinsgton precisó que la explicación está en que no faltó agua y en el manejo de lotes que fueron bien rotados.
"No le faltó agua, pese a que paró de llover el 24 de diciembre y estuvimos 40 días sin lluvias. Salvo en bajos puntuales, a la soja de primera no se la vio sufrida y eso lo atribuimos a la gran cantidad de lluvias previas que se acumuló", dijo. Un dato: en esa región se registraron lluvias 500 milímetros por encima de lo normal.
"En mi caso no hubo variedades que aflojaran", señaló. Entre las variedades que siembra hay materiales de Don Mario, Nidera y Syngenta.
Livingston precisó que, al margen de los destellos de altos rindes, en su zona hubo lotes de soja de primera muy complicados. "También hubo lotes malos de 20 quintales que sufrieron problemas de anegamientos", informó. Junto a estos problemas, en lotes de soja de segunda apareció rama negra en medio del cultivo. "Antes no la tenía", contó.
Un productor de la misma zona de Livingston, que prefirió no identificarse por miedo a que el Gobierno tome los altos rindes como un indicador equívoco sobre el sector, se confesó: "Mi promedio en soja va a estar en algo más de 50 quintales. En algunos lotes la máquina llegó a medir más de 60 quintales, algo que nunca había visto y que parecía imposible de lograr".
En la Bolsa de Cereales de Buenos Aires también tienen registros de lugares con súper rendimientos. Maximiliano Zavala, analista de la entidad, los detalló: "En Tortugas, 60qq/ha; en Cañada de Gómez, 50qq/ha; en Venado Tuerto, 50qq/ha; Peyrano también 50qq/ha; en Chovet 50qq/ha y en San Jorge, 60qq/ha". Zavala aclaró: "Obviamente, son lotes puntuales".
Rodolfo Rossi, especialista en soja de la firma Nidera, cree que la genética está dando cada vez más sorpresas como las de los altos rindes que ahora se conocen.
"Hay regiones del norte de Buenos Aires y el sur de Santa Fe que tuvieron un comienzo muy favorable por el almacenaje de agua. Esto para los grupos III largos y IV, que se siembran en los mejores lotes, aseguraron un piso alto de rinde. Además, en lotes promedio el grupo V corto también empujó y contribuyó a levantar el piso con varios lotes con rinde altos. Ambos ejemplos tienen que ver con la genética, cada vez mejor en las nuevas variedades", opinó.
Para Rossi hubo muchos lotes con más de 52 quintales de rinde
Juan Pablo Ioele, asesor de productores en el sudeste cordobés, aportó otro ejemplo: "Entre Los Surgentes y Justiniano Posee, por ruta 6, hubo muchos lotes completos por encima de los 6000 kilos".
A todo esto, según el último informe semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, cosechada el 56,2% de la superficie de soja el rinde promedio a nivel país se ubica en 29,2 quintales por hectárea.