El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, volvió a poner la lupa sobre el sector lácteo y lo hizo de la manera en que ya procedió en otras oportunidades: frenando la autorización para exportar productos del sector.
Si bien ayer la Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios al Consumo Interno (Ucesci), una oficina que Moreno controla de facto y que tiene la llave para aprobar o rechazar una exportación, otorgó una generosa cantidad de permisos de venta al exterior, durante marzo actuó con importantes demoras.
La situación fue advertida por la Cámara de Productores de Leche de la Cuenca Oeste de Buenos Aires (Caprolecoba). "Nos comentan insistentemente que las autorizaciones a las exportaciones por la SCI [Secretaría de Comercio Interior], previstas en el régimen de los ROE [Registros de Operaciones de Exportación], que no presentaron casi problemas desde febrero de 2009, hace unas semanas que se atrasaron de quince a cuarenta y cinco días", señaló.
En la industria confirmaron los atrasos, aunque señalaron que el panorama estaba tendiendo a "regularizarse" con las últimas aprobaciones, como las conocidas ayer mismo. "Respecto de cómo venían las autorizaciones, hubo diferencias con los tiempos anteriores. Se demoraron un poco. Antes salían en 14 o 20 días, pero en algunos casos superaron el mes", dijo Miguel Paulón, presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL).
No todas las empresas fueron afectadas de la misma forma. Una fuente de la producción explicó que mientras en marzo Williner y La Serenísima se encontraron entre las más perjudicadas, Sancor, en cambio, obtuvo autorizaciones más rápido que esas firmas. Sancor viene de abrir un negocio de exportación en China y el Gobierno parece haberla adoptado como modelo de llegada al exterior.
Para Paulón, luego de los contratiempos con los permisos, la situación ahora "se regularizó bastante".
No se conocen las razones por las cuales se demoraron las aprobaciones para exportar. Sin embargo, según trascendió, Moreno habría actuado de esa manera alertado por el siguiente dato: según cifras oficiales, entre enero y febrero, las principales industrias tuvieron una merma del 10,8% en la recepción de leche. Con esa información en la mano, el funcionario decidió ralentizar las exportaciones. No obstante, una conversación que Moreno mantuvo con la cámara industrial lo tranquilizó y ahora volvió a reactivar las autorizaciones, según fuentes del sector industrial.
INOPORTUNO
La intervención de Moreno llegó en un momento en que los precios internacionales vuelan. Dos ejemplos: los precios de Oceanía para la leche en polvo saltaron de promedios de 3350 a 4950 dólares la tonelada entre enero y marzo pasados, y las subastas que realiza la neozelandesa Fonterra, referente en el mercado global, pasaron en el mismo período de 3288 a 5116 dólares la tonelada.
Una demanda internacional firme y la sequía en Nueva Zelanda, un exportador nato que podría tener una caída del 2% en su producción [hoy ronda los 19.000 millones de litros] cuando se aguardaba que creciera, dispararon los precios de este producto.
En este contexto, el freno de Moreno conspiró contra un negocio exportador de por sí ya complicado para la Argentina en el comienzo de 2013. De acuerdo con datos oficiales, las ventas acumuladas de enero y febrero para todos los productos lácteos fueron de 61.068 toneladas por 213,3 millones de dólares. Estos números significan una merma del 14,7% en toneladas y del 24,5% en valor versus igual período de 2012.