China sufre, nuevamente, un brote de gripe aviar por lo que ha debido sacrificar un gran número de aves. Cerca de 10 son las pérdidas humanas por este mal, y así el miedo cunde en el país.

Para peor, se ha generalizado el temor a que algo similar pueda verificarse en la producción porcina.

Así están las cosas en China. La industria cárnica, básicamente la avícola, está sometida a la presión de una demanda en contracción por el temor de la gente a enfermarse.

En un cuadro de esta naturaleza, lógicamente, las importaciones de poroto de soja y sus harinas tienden a disminuir.

La cuestión china llegó para rebalsar el vaso. Ya estaba prácticamente lleno a consecuencia de las recientes estimaciones del USDA sobre mayores stocks estadounidenses a los esperados, de las expectativas de una superficie de siembra de soja en EE.UU. superior a la aguardada, y de la irrupción la oferta de soja de América del Sur. De esta forma el vaso rebalsa: los precios pierden soporte y se derrumban.

Porque la visión de los importadores pasa a ser más optimista en términos de balance de oferta y demanda mundial.

Las consecuencias llegan a la Argentina con un precio de $1530. Afortunadamente, hoy lunes 8, hubo un rebote y el valor alcanzó a $1.590. Pero el cuadro en lo inmediato no es para nada prometedor.

¿Es posible que, en pocos días más el disponible quiebre el piso de $1500? Si, es muy posible.

Sin embargo, el balance de oferta y demanda a nivel global sigue siendo –y esto es un hecho y no una expectativa- muy bajo. No olvidemos que los precios actuales están en gran parte definidos por expectativas. Que pueden cumplirse. Pero, también, pueden no alcanzarse.

En caso de que la nueva cosecha de EE.UU. no resultare como se está pensando, el cuadro de oferta y demanda continuaría siendo complejo. Porque no está escrito en ninguna parte que el clima será tan benévolo como para asegurar una gran cosecha.

Por ahora, el clima va relativamente bien. Pero los problemas podrían aparecen durante la floración, tal como pasó sorpresivamente -y en contra de los pronósticos- en la campaña previa. Y así la seca hizo de las suyas.

En definitiva, la reserva de humedad en los perfiles del suelo es, hoy por hoy escasa. Este cuadro no es el mejor para empezar la campaña.

El miércoles 10 de abril próximo, el USDA publicará el informe mensual de oferta y demanda a nivel global. En los últimos reportes, este organismo había afirmado que habría una superproducción, fundamentalmente por el aporte de Brasil y además de la Argentina, en el ciclo que está finalizando, y de EE.UU. cuya campaña está recién por comenzar.

A partir de tal informe, veremos cómo se forman las expectativas con sus consecuentes resultados sobre los valores internacionales.

Pero si hay un cambio de tendencia, éste será luego de julio, cuando las condiciones climáticas en EE.UU. comiencen a advertirse como favorables o no al rendimiento de la soja implantada en la campaña 13/14.

Mientras tanto la Argentina deberá recalcular sus ingresos por el complejo sojero.

Si el volumen de cosecha gira entre 48 y 49 millones de toneladas, tal complejo aportará menos dólares de lo esperado. No sólo por reducción de volumen (respecto al estimado oficialmente), sino también por la baja de precios internacionales. Al menos por los dos o tres meses próximos.

Porque en estos dos o tres meses, las expectativas favorables a una gran cosecha norteamericana pueden continuar. Al mismo tiempo, durante ese período, los productores de América del Sur suelen vender la mayor parte de su producción.

Para el caso argentino, por ejemplo, una revisión sobre las últimas campañas revela que abril es el mes con mayor liquidación de soja en todo el año. Y a partir de agosto, y hasta que se inicia la nueva cosecha, el volumen de ventas cae violentamente.