Si bien en los últimos diez años las exportaciones de la Argentina mostraron un crecimiento importante, este aumento fue menor que el de los demás países de América del Sur. La pérdida de competitividad que ha sufrido el sector exportador como consecuencia del atraso cambiario no es la única causa que explica este menor dinamismo, sino que también responde a problemas estructurales del país.
A esa conclusión llega un estudio de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), según el cual es importante comparar el desempeño de la Argentina con el de los demás países de la región, ya que ellos están "sometidos a las mismas circunstancias mundiales" y tienen "sistemas de referencia normativos y políticos históricos similares y estructuras económicas comparables".
De acuerdo con el informe, entre 2003 y 2012 las exportaciones de la Argentina crecieron 172% (en 2012, según el Indec, las exportaciones de la Argentina sumaron US$ 81.205 millones). Este crecimiento, explicado en gran parte por el boom de las commodities , fue menor que el de todos los demás países sudamericanos. Los más dinámicos fueron Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, cuyas ventas al exterior crecieron 570, 407, 385 y 367%, respectivamente. Los demás países alcanzaron crecimientos más moderados, pero siempre superiores al 200%. Las exportaciones de Brasil, por ejemplo, crecieron 233%, y las de Chile, 278 por ciento.
Para Marcelo Elizondo, director de DNI, "la Argentina tiene problemas de competitividad sistémica" que explican su menor dinamismo. En ese sentido, resaltó que el atraso cambiario no es el único factor y mencionó otros como los controles a la importación, que afectan a la producción de las empresas, y un entorno que no alienta la inversión. Al respecto, el estudio destaca, entre las causas que afectan a la competitividad, la "alta influencia del marco de referencia económico, político y normativo", que muestra "problemas acumulativos". En este punto, se mencionan aspectos como el programa económico "enfocado en el consumo más que en la inversión", la inflación, la creciente presión tributaria, la "inestabilidad cambiaria", las restricciones para girar utilidades y las "controversias internacionales del país".
Elizondo destacó además que "hoy la Argentina tiene una capacidad ociosa menor que hace diez años, porque la tasa de inversión ha sido muy baja". Para el director de DNI, otro factor que afecta a las exportaciones argentinas son los altos costos logísticos y de transporte. "Brasil tiene el doble de carreteras que la Argentina en relación con su territorio. Además, en la Argentina los problemas logísticos se manifiestan con más intensidad porque la canasta exportadora es más diversificada que en otros países y se necesitan más opciones de transporte".
Según el estudio de DNI (que destaca que la Argentina también fue el país de la región con el menor crecimiento de las exportaciones entre 2003 y 2008, es decir, antes de la crisis internacional), otras causas que explican los problemas de competitividad son:
El elevado peso, dentro del sistema productivo nacional, de las pymes, "cuya capacidad de inserción internacional es menor que la de las grandes empresas".
La escasez de estrategias comerciales de empresas y sectores, y la poca innovación en productos y acciones comerciales.
"Una escasa internacionalización más allá de lo comercial [exclusión de los
mercados financieros, baja inversión extranjera directa, baja inversión de
empresas argentinas en el exterior]".
La falta de nuevos acuerdos internacionales que generen "incentivos externos".
Elizondo señaló que países como Venezuela o Ecuador se vieron beneficiados por la suba en el precio del petróleo, pero añadió que hace diez años la Argentina era un exportador neto de energía y ahora es un importador, por lo que "perdió la posibilidad de aprovechar la suba de los precios".
Según Elizondo, los problemas que afectan al sector exportador de la Argentina son más graves en el actual contexto, en el que "escasean los dólares y las exportaciones son el único medio para conseguirlos".
En este sentido, cree que el panorama para los exportadores mejoraría mucho, "aun sin devaluación, si se corrigiera la inflación y se ganara eficiencia en los servicios de soporte para el comercio exterior".