Me lo explicó Mariel Fornoni, de Management & Fit, con un razonamiento que comparten algunos de sus colegas cuando se ponen a analizar con detenimiento los números y dejan de lado sus propios deseos. Ella dice que es ostensible que la aparición de un papa argentino produjo, en el país, una fuerte mejora en el humor social. Una suerte de crecimiento de la autoestima nacional que no ha sido capitalizado por la oposición, pero que bajó, al mismo tiempo, el clima general de enojo y enfrentamiento.
Sin embargo, un especialista que trabaja en una de las encuestadoras que menos se equivocan no se muestra tan seguro. Él acepta la teoría del nuevo clima y el cambio de humor social. Pero confiesa que todavía nadie puede decir si será duradero o transitorio. Una especie de Franciscomanía que se puede ir diluyendo detrás de los problemas económicos y los casos de inseguridad. La misma persona me explicó que todavía no hay ningún trabajo serio que responda la pregunta de a quién puede beneficiar en concreto la designación de Jorge Bergoglio. "Puede ser neutra. Puede favorecer a la oposición o podría también ayudarla en algo a Cristina, pero no hay manera de saberlo, aquí y ahora, sino a través del tiempo, y siempre y cuando la influencia del Papa persista en las cuestiones más importantes del país", opinó. El experto también admite que la jefa del Estado es quien está en mejores condiciones para aprovechar el cambio de clima. "Maneja la agenda, es más audaz y no tiene muchos escrúpulos en aparecer como una cristiana devota, cuando todos sabemos que ignoró y atacó a Bergoglio cada vez que pudo", diagnosticó. Además aceptó como altamente probable que Cristina Fernández, para la campaña electoral de este año, recupere el tono moderado que la caracterizó en los comicios que ganó con el 54% de los votos.
Fornoni cree que la idea de una presidenta que miente y sobreactúa su amor por el Papa no es algo presente en la mayoría de los argentinos. Que se trata de un pensamiento de una minoría hiperinformada que repara en todos los detalles, como el número de veces que Kirchner y la Presidenta le habrían negado a Bergoglio una entrevista personal. "Me parece que el encuentro entre el Papa y Cristina fue bueno para los dos. Cuando le preguntamos a la gente qué le había parecido, el 80% respondió que Bergoglio había estado bien y el 40% también percibió como positivo el hecho de que ella hubiera viajado para verlo", informó. Para Fornoni, la foto de la mano de la Presidenta entregando el mate al Papa parece más fuerte que cualquier controversia política, ideológica o religiosa. Y destacó que el nuevo fenómeno que aparece en todas las encuestas es el aumento de la preocupación de quedarse sin trabajo. "La preocupación por la inseguridad, que alcanza al 95% de los consultados, es algo que está tan naturalizado que ya parece no afectar a nadie: ni al gobierno nacional, ni al de la provincia, ni al de la ciudad. En cambio, la inflación, el dólar blue y, en especial, el miedo a quedarse sin trabajo, son ahora los temas de mayor angustia para los argentinos, con impacto electoral directo", dijo.
El especialista antes citado cree que lo que denomina "fatiga" de la economía puede terminar perjudicando a los candidatos del oficialismo. Pero Fornoni considera que la incertidumbre, el fantasma de la devaluación y el aumento del costo de vida pueden otorgar a la Presidenta y a su administración todavía más aire. Su opinión tiene cierta lógica. A Cristina Fernández le faltan dos años y nueve meses de gobierno y nadie desea que esto se desmadre y se vuelva incontrolable. "Por otra parte, no hay, entre los dirigentes de la oposición, alguien que sea visto como un líder alternativo capaz de manejar una situación de alta complejidad", sostuvo. El escenario parece tan incierto que hay quienes opinan que en las próximas elecciones legislativas, el Frente para la Victoria volverá a ganar con más del 40% de los votos, y hay quienes auguran una derrota del oficialismo como la de junio de 2009, cuando Francisco de Narváez le ganó a Néstor Kirchner en medio de una ostensible desaceleración del crecimiento económico. El primer dato para tener en cuenta es que muy pocos piensan hoy en la competencia electoral. Según Management, el 65% de los argentinos no sabe que este año hay elecciones de "medio término". El segundo es que la mayoría no recuerda que existe algo que se llama primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) y que tendremos que votar dos veces entre agosto y octubre de 2013. El poco interés por la política en general y por las elecciones en particular es aprovechado por los talibanes de Cristina Fernández, quienes trabajan sin descanso para erosionar al gobernador Daniel Scioli y también al jefe del gobierno de la ciudad, Mauricio Macri.
¿Dónde está la oposición? Es una buena pregunta para hacer, ya que faltan poco más de dos meses para el cierre de las listas. Dos de sus dirigentes importantes me dijeron que están trabajando "en serio" para evitar la fragmentación que se produjo en 2011. Un amplio espacio en el que convivirían Macri, De Narváez, Roberto Lavagna y José Manuel de la Sota, entre otros, con el apoyo de Hugo Moyano y Gerónimo "Momo" Venegas, es el gran sueño que vienen persiguiendo quienes sostienen que estas elecciones serán decisivas. No quieren Cristina Eterna ni reforma de la Constitución. Tampoco desean que Scioli se convierta en el heredero, aunque lo recibirían con los brazos abiertos si el gobernador se decidiera a "saltar el cerco".