La novedad la brindó anoche la presidenta de la Nación, quien pareció reconocer, elípticamente, que su problema es la inflación.

Cristina Kirchner advirtió que podría flexibilizarse la política de importaciones en sectores de la economía donde "haya empresas que aprovechen situaciones monopólicas". Para la primera mandataria, la razón de los aumentos de precios que sufren todos los argentinos es la angurria de algunos empresarios inescrupulosos que prefieren remarcar precios antes que producir más. Para ella, ni la fuerte emisión monetaria ni la desconfianza en la moneda, que hace que los argentinos huyan del peso, tienen que ver con la inflación.

Anoche, la Presidenta también dijo que la Argentina está muy bien vista en el mundo y acotó: "Dicen que estamos aislados del mundo y nombraron un papa argentino". También la Argentina ha dado al mundo grandes deportistas, artistas y científicos. Pero eso difícilmente convenza a inversores extranjeros de traer su dinero al país.

La ingenuidad del cristinismo es tan grande que parece creer que es fácil persuadir a una empresa de invertir en un país donde no tiene ninguna garantía de que podrá salir. ¿Qué empresa del exterior traerá a la Argentina dólares que les serán cambiados a 5,10 pesos, sabiendo que sus costos serán calculados con un dólar superior a 8 pesos? ¿Y qué inversor local canalizaría su capital hacia inversiones productivas cuando advierte que, volcando esos fondos al dólar paralelo, puede ganar más del 20% en sólo dos meses y medio?

El cepo cambiario ha congelado el mercado inmobiliario y está frenando la construcción. Productores agrícolas piensan seriamente en acopiar su cosecha de soja e ir vendiéndola con cuentagotas antes de liquidarla con un dólar de 3,30 pesos, tomando el dólar oficial y habiendo descontado las retenciones. Los cada ve z menos turistas extranjeros que visitan la Argentina cambian sus dólares en la conserjería del hotel o en alguna cueva, por lo que engruesan el sistema informal y no las reservas del Banco Central. Y cunden las sospechas de sobrefacturación de importaciones y subfacturación de exportaciones.

El país paralelo sigue acosando al Gobierno. Pero desde la Casa Rosada se responde con más relato: "El mercado del dólar informal es muy pequeño, casi inexistente", afirman a coro, antes de denunciar "un nuevo ataque de especuladores financieros y de sectores exportadores devaluacionistas".

Entretanto, economistas advierten que la relación entre la base monetaria y las reservas netas arrojaría hoy un tipo de cambio cercano a los 10 pesos, aproximadamente el doble del oficial. Pero nada de eso hará cambiar a un gobierno que ha descubierto en los cepos de toda clase y en las regulaciones la mejor forma de someter a los actores económicos al poder político.