"Hay quienes piensan pagar todos los compromisos asumidos durante la implantación y protección del cultivo de soja y conservar el grano remanente -sea mucho o poco- para resguardarse de la inflación con ventas escalonadas, una conducta que dio buenos resultados en años anteriores", afirma un acopiador de Pergamino.

Sin embargo, los analistas recomiendan un manejo comercial más planificado en 2013, un año que muestra amenazas externas e internas sobre los precios. Hay varios momentos clave para vislumbrar el comportamiento futuro de aquéllos. El primero es inmediato y se refiere al volumen final de la cosecha sudamericana. Sebastián Olivero, de la consultora Agro Tecei, adelanta que el 50% de la soja brasileña ya está cosechado con rindes satisfactorios y estima una producción récord de 82-83 millones de toneladas.

"Hasta ahora este volumen no generó un efecto bajista en el mercado por las conocidas complicaciones logísticas en los puertos y por los conflictos con los trabajadores que los operan, que impiden que toda la oferta llegue en forma simultánea. Este fenómeno obliga a los compradores de Oriente a seguir presionando sobre el mercado de EE.UU. hasta que se produzca el ingreso masivo de la cosecha argentina", agrega.

"Brasil puso de manifiesto que no resiste el movimiento de grandes volúmenes de granos con su actual logística y con las grandes distancias entre las zonas de producción y las de embarque", apunta Ricardo Baccarin, vicepresidente de Panagrícola SA. "Los puertos brasileños están atorados: en Paranaguá hay una demora promedio de 50 días, y en Santos, de 40 días; los importadores deben reorientar los vapores hacia otros destinos", añade.

No obstante, es cuestión de tiempo para que la oferta de Brasil llegue al mercado. Cuando se combine con la producción de la Argentina, Paraguay y de Uruguay, conformarán una cosecha récord para Sudamérica, del orden de los 140 millones de toneladas. Todo un número.

"Un gran volumen de producción en el Cono Sur pulveriza las posibilidades de una nueva disparada de precios y puede generar las condiciones para comenzar una etapa bajista, que los compradores chinos están esperando", adelanta Olivero.

Baccarin coincide: "Las últimas lluvias le pusieron un piso al escenario productivo sojero argentino de 48 mill./t, que puede variar un poco según la evolución de los cultivos de zonas extrapampeanas, pero que jamás se acercará a la cosecha de la campaña pasada".

MERCADO CLIMÁTICO

"La etapa siguiente en la definición de los precios comenzará a mediados de abril y se puede prolongar hasta junio, cuando se definen las cosechas de maíz y de soja en EE.UU.", proyecta Baccarin. Y agrega: "Una siembra de 30 millones de hectáreas y rindes normales serían otro elemento bajista y sinónimo de mercado flojo en la primavera argentina. No obstante, todavía debe correr mucha agua bajo los puentes hasta la próxima cosecha y debe superarse la escasez de humedad que aún persiste en las zonas productoras de EE.UU.".

Entonces, en este período hasta septiembre, más allá de la tendencia bajista de fondo, el clima y otros factores generarán volatilidad en los precios internacionales, que se deberían traducir en las cotizaciones internas", adelante el consultor.

"Quienes lleguen muy ajustados financieramente a la cosecha de soja y necesiten fondos frescos podrían tratar de cerrar operaciones a US$ 335/340 por tonelada en algún pico alcista en los próximos días", propone Olivero. Y añade: "Quien opte por escalonar las ventas debería estar atento al mercado climático y aprovechar picos ocasionales que se puedan dar mientras se define el rinde en EE.UU.", recomienda.

Para Baccarin, "muchos productores recuerdan que en los últimos años se beneficiaron guardando la producción luego de la cosecha. Pero en 2013 puede ser distinto. Se puede retener parte de la cosecha, pero con una cobertura, como un put de US$ 330 por tonelada, con una prima de US$ 6, para la posición Mayo. Otra posibilidad es la venta de un forward y simultánea compra de un call", aconseja. "En 2013 no me quedaría confiado en la inacción. Aunque los productores argentinos no vendan, el mercado internacional puede bajar", concluye.