Hasta ahora, los que baten récords son los silos bolsa: las tres fábricas que existen en la Argentina dicen no dar abasto con los pedidos. La otra excepción es la Toyota Hilux, que en enero (últimos datos disponibles) tuvo un crecimiento del 70% respecto al mismo mes del año anterior (3.344 unidades patentadas contra 1.956). Se la toma como parámetro ya que con el 36% de participación en su segmento, es la líder del rubro.
Los semilleros están tratando de encontrarle la vuelta con paquetes tecnológicos all inclusive, y casi como un traje a medida de cada campo en función de las características del suelo, del clima y de lo que se quiere cultivar. En cuanto a la maquinaria agrícola, en la cámara sectorial proyectan exportaciones por US$250 millones de las producidas localmente, sin incluir los motores y con un gran esfuerzo y reducción de márgenes, según señalan, por el desfasaje que significan costos a un dólar cercano a los $8 y exportar al dólar de $5,05. En cuanto a las ventas en el mercado interno, no arriesgan pronósticos. Apuestan a que serán mejores que en 2012 pero que no alcanzarán el récord.
En estos días se está reglamentando la ley que cambia el funcionamiento del mercado de capitales. El lobby es gigantesco, según admiten los protagonistas. Y hay dos intereses muy marcados. Por un lado, el de los operadores tradicionales de la Bolsa, encabezados por Adelmo Gabbi. Por otro, los bancos locales y los de inversión, liderados por Federico Tomasevich, de Puente. En esa pelea, en la que Gabbi propone un mercado único federal interconectado, y Tomasevich, que reclama que los mercados no se unan sino que compitan entre sí, surgió un dato llamativo. Lo que se opera en la Argentina no son cifras irrelevantes. Si se suman acciones, bonos, cauciones y pases, divisas, futuros y derivados financieros y agropecuarios, totalizó US$278.794 millones en 2012. Nos coloca a la altura de la Bolsa peruana. No es poco.
Nacida en la dramática crisis del 2001, go Integro fue pionera en imaginar beneficios para el personal de las empresas como un mecanismo de fidelización. Evolucionaron hacia el desarrollo de una plataforma tecnológica y lograron cambiar el paradigma de los empleados, estimulando el compromiso basado en el armado de redes sociales internas y el reconocimiento a las tareas por parte de jefes y pares. De acuerdo a Germán Dyzenchauz, CEO y fundador de la compañía, “debe haber una cultura del reconocimiento, que es lo más gratificante y da sentido de pertenencia”.
El año pasado ingresaron dos fondos a la firma, el estadounidense Riverwood, que también es accionista de la local y tecnológica Globant, y el que pertenece a los fundadores de Mercado Libre. Con ese impulso y de la mano de sus clientes internacionales ( Coca-Cola, Pepsi, Cencosud, Lan, General Motors, los bancos Itaú y Citi y Conaprole, entre otros) abrieron filiales en Perú, Chile, Colombia y Uruguay. La empresa, con US$5,5 millones de facturación en 2012, la mitad generada en el exterior, proyectó el doble de ingresos para este año. Sencillamente, porque ya están desembarcando en el mercado brasileño.