Los altos costos que afrontaron los productores agrícolas para sembrar el año pasado la soja que están cosechando hoy son un obstáculo para la estrategia de las entidades de retener cereales para perjudicar la caja nacional, como forma de protesta.
A esto se suma que arrancaron con unas 15 millones de toneladas de granos menos entre soja, maíz y trigo por la mala cosecha que arrastraban de la campaña 2011/12, por lo que la desfinanciación del sector rondaba los u$s 5.000 millones, según indicó el especialista Néstor Roulet.
Es así como los productores llegan a la cosecha actual con más de la mitad de su soja comprometida para pagar deudas contraídas con las empresas de insumos y a los bancos a través de las tarjetas rurales muy difundidas en el sector o prestamos efectivos.
Según un informe elaborado por Roulet, es exactamente el 56% de la cosecha, unas 28 millones de toneladas, las que irán a pagar insumos (34%) servicios de cosecha (8%), transporte (10%) y otros gastos de comercialización (4%). Es decir que de no vender esa soja, entrarían en mora con sus acreedores y no podrán pagar las labores para recolectar la soja nueva. La amplísima mayoría de los préstamos (cerca del 90%), tiene como cierre el fin de mayo.
Mientras la Mesa de Enlace ejecuta un cronograma de asambleas que arrancó la semana pasada en Pehuajó para conocer el ánimo de protesta de los productores, Roulet, ex vicepresidente de CRA, propone diferir los pagos a empresas y bancos por hasta cuatro meses. De esta forma, confía en que se podría hacer esperar a los prestamistas, aunque eso tendrá un costo para los productores.
Con esta estrategia, se evitaría una venta masiva de soja, postergándola hasta los meses en que el productor comercializa porque necesita financiar la próxima cosecha, entre julio y agosto.
El mandato de no comercializar dado por la primera asamblea de productores llevada a cabo por la dirigencia rural deberá ser ratificado en próximos encuentros. La cita que sigue se concretará el 2 de marzo en Roque Saenz Peña, Chaco, pero de cara a este encuentro ya hay cuestionamientos.
El titular de Coninagro, Carlos Garetto, expresó en declaraciones radiales que no vender nada (de soja) es una medida prácticamente imposible de sostener en el tiempo, porque hoy el pequeño y mediano productor no puede soportar una no venta de su producción.
La medida de fuerza fue propuesta en un contexto en el que el gobierno nacional requiere los dólares que entran al país gracias a la exportación de granos. A esto se suman recientes inspecciones a los campos por parte de la Afip para corroborar las tenencias de los productores, que los pusieron en alerta y alzaron las críticas del campo por lo que calificaron un apriete.
Si se avalara la propuesta de no comercializar, el daño tendría como fecha tope el mes de julio. Los números dan cuenta de la imposibilidad de pretender extenderlos. Según Roulet, los costos directos de sembrar soja en 2013 alcanzan los u$s 8.550 millones, más u$s 2.280 millones de costo de alquiler (presumiendo que el 60% de la siembra se realiza en campos de terceros). Aunque vendan toda la soja que les quede, los productores aún necesitarán financiación.