Según la entidad, las causas son las siguientes:
Las restricciones al mercado cambiario impiden que las operaciones inmobiliarias se realicen en dólares, imponiendo cambios de moneda en un mercado que históricamente se cotizó en la divisa norteamericana.
La ley de tierras, que, a un año de su promulgación, aún no está operativa y no permite que el extranjero compre tierras, cualquiera que sea su tamaño, utilidad, ubicación y uso.
El sector agrícola-ganadero, pese a los muy favorables mercados internacionales y las tasas bajas, no puede capitalizar esa situación y está con un horizonte poco claro donde los estímulos son limitados.
"La inversión en tierras y el resguardo de capital sigue siendo una de las principales motivaciones del inversor, pero queda claro que para atraer inversiones de largo plazo hay que generar confianza, estabilidad y seguridad jurídica", concluyó CAIR