El deseo del Papa Benedicto XVI de dejar atrás un año para el olvido parece ser el mismo que tiene el sector agropecuario argentino, que terminó un 2012 decididamente negativo, ajustado y complicado.
Llegaron, de arrastre, la intervención del Estado en los mercados, los costos crecientes, la inflación, la presión impositiva (con retenciones incluidas) y la falta de diálogo de la producción con el Gobierno. Para colmo este año hubo sequía primero e inundaciones después.
El ánimo del sector productivo, que llevó adelante medidas de fuerza, tendría que ser todo lo contrario. Es que el campo invirtió 236.317 millones de pesos en mayor superficie agrícola cultivada y en inversiones en insumos.
En agricultura, la siembra de trigo fue la más baja en los últimos 100 años; se perdió la posibilidad de aumentar maíz, y se va a cultivar más soja, afectando la normal rotación de los cultivos.
La ganadería de carne sufrió una caída de precios en términos nominales y reales y aumento de costos, sobre todo en invernada. También en carnes, la Argentina tendrá las exportaciones más bajas de los últimos 50 años.
En la lechería, los tamberos siguieron percibiendo los mismos precios del año anterior, pero con un aumento de costos en los insumos del orden del 25 por ciento. La crisis se tradujo en toma de plantas. Lo positivo fue que la industria pudo mantener los niveles de exportación a pesar de la caída de precios del mercado internacional.
Muchas economías regionales cerraron un mal año económico como consecuencia del incremento en los costos y la falta de competitividad para exportar.
A todo eso se le sumaron las contingencias climáticas como en una feroz sequía de la campaña 2011/12 primero y una devastadora inundación después, en el ciclo 2012/13, que afectaron las actividades agrícolas y ganaderas de carne y leche.
En ese sentido hubo 14.000 millones de pesos de pérdidas sólo en la provincia de Buenos Aires, según cifras de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
Y el año termina sin diálogo entre el Gobierno y las entidades agropecuarias y con nuevos conflictos. La expropiación del predio que la Sociedad Rural Argentina (SRA) tiene en Palermo y la resolución 3418, que anula una norma que otorgó en 2003 a la FAA la potestad de comercializar los certificados de acopio, son medi