En este sentido, Standard & Poors le bajó la nota a la Argentina y Fitch le redujo la perspectiva, mientras que, por ahora, Moodys no emitió ningún juicio formal por la decisión de la Cámara de Apelaciones de EE.UU. que obliga a la Argentina a pagarles a los bonistas en default.

Standard & Poors indicó en un comunicado que redujo de B a B- la nota de los bonos soberanos al interpretar que "el Gobierno podría afrontar crecientes riesgos en el manejo de su deuda tras el fallo", que "podría incrementar efectivamente los pasivos de la Argentina y el servicio de la deuda del Gobierno".

De este modo, fue superada por todo el continente, menos por Jamaica, Granada y Belice. El fallo se suma a otros problemas del Gobierno "para definir el manejo de su política económica y su programa financiero en el corto plazo", incluyendo la pesificación de los bonos de algunas provincias y el embargo de la Fragata Libertad en Ghana.

Aunque S&P se atajó ("no esperamos que el fallo del Tribunal de Apelaciones en Nueva York tenga un impacto inmediato sobre el servicio de la deuda"), afirmó que "continuará dificultando cada vez más la posibilidad de que la Argentina normalice sus relaciones con sus acreedores privados, bilaterales y multilaterales". Según el equipo de Sebastián Briozzo, "las políticas establecidas desde la elección presidencial de octubre de 2011 con el tiempo podrían incrementar el riesgo de deterioro del marco macroeconómico del país, presionando su liquidez externa y debilitando las perspectivas de crecimiento del país en el mediano plazo".

Al respecto, mencionaron "las cada vez mayores restricciones sobre el comercio internacional y el acceso a divisas, una modificación al reglamento del BCRA y la creciente intervención del sector público" en la economía. Esto agravaría "la elevada inflación (que continúa apreciando el tipo de cambio real del país) y los cada vez más rígidos gastos gubernamentales y da por resultado un deterioro del panorama fiscal de mediano plazo y de las condiciones para la inversión". En cambio, concluyeron, el pulgar podría subir "si el Gobierno toma acciones que recuperen la confianza de los inversores sobre las perspectivas económicas de mediano plazo (en el frente monetario o estructural), y reducir así la incertidumbre sobre su posición de liquidez externa".

Con menor envión, Fitch redujo la perspectiva de la nota argentina de estable a negativa. Aunque en los hechos se trata de un golpe más suave que el de S&P, la retórica de esta agencia fue más dura todavía.

"La decisión refleja la creciente incertidumbre acerca de la capacidad de la Argentina de pagar sus bonos emitidos con la ley de Nueva York a tiempo, utilizando el sistema financiero de Estados Unidos, dado el reciente fallo de la Cámara de Apelaciones", indicó la analista Lucila Broide. Si bien en este momento no hay limitaciones para que el país pague, aclararon, "esto puede cambiar dependiendo de las observaciones del juez Thomas Griesa" sobre la forma de pago y la responsabilidad de los bancos involucrados en la liquidación de estos bonos.

Como si supiera que las calificadoras harían esta movida, el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, había empezado a defender la posición argentina en su cuenta de Twitter anteanoche: "No nos van a empujar a la trampa del default ni del endeudamiento a la que nos quieren volver a llevar. Vamos a hacer lo que sea necesario para seguir honrando nuestras deudas, como lo venimos haciendo desde 2003". Y desmintió la reapertura del canje.

La consultora Empiria, de Hernán Lacunza y Pedro Rabassa, indicó que si que el Gobierno toma una posición irreductible "probablemente se gatillarían las cláusulas de default de los bonos, inhibiendo cualquier posibilidad de financiamiento externo", en un contexto de cierto agotamiento de las fuentes públicas de pago de la deuda.

Moodys, en tanto, aún cree que el Gobierno tiene margen. "No vemos el escenario de default", dijo a LA NACION Gabriel Torres desde Nueva York. Pero los acreedores creen que a la Argentina sólo le queda la opción de pagarles, antes o después de diciembre.

CHACO OFRECERÁ DOS OPCIONES

El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, anunció ayer que su provincia ofrecerá a los tenedores de dos de sus bonos de deuda (aquellos que emitió en dólares, pero paga en pesos desde comienzos de mes) el rescate anticipado o la pesificación. "Se convocará a asamblea a los tenedores de estos bonos con el fin de establecer distintas opciones: una es el rescate anticipado del bono, y la otra, la conversión en pesos", sostuvo Capitanich, en una rueda de prensa en la que admitió que buscaba la forma de regularizar el incumplimiento. Además reveló que esa estrategia se había adoptado después de una reunión que había tenido en las últimas horas con la jefa del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. Chaco quedaría así a medio camino entre la opción que explorará Formosa (buscará el 9 del mes próximo un aval de los bonistas para una pesificación) y la de Tucumán, que analiza un rescate con pago en dólares y quita del 40 por ciento.

EN VOZ ALTA

Hernán lorenzino
Ministro de Economía

Tras brindar anteanoche una charla en el Centro Cultural Torquato Tasso, el funcionario reflejó luego parte de su discurso en Twitter, en referencia a la decisión de la justicia de EE.UU.

"No es casual lo de la fragata y NY, son ataques a los que no siguen el libreto. #independenciaeconomica"

"Jamas vamos a pagarles a los fondos buitre. El que cree otra cosa no ha entendido nada"

"Vamos a hacer lo que sea necesario para seguir honrando nuestras deudas, como lo venimos haciendo desde 2003"

"No nos van a empujar a la trampa del default ni del endeudamiento a la que nos quieren volver a llevar"

"Vamos a respetar al 93% de los bonistas, muchos argentinos, que hicieron el esfuerzo que quieren aprovechar algunos vivos"