Luego dijo que "el eje central del cambio estructural y cualitativo que, se verificó en los últimos años en la Argentina, consiste en haber reorientado la lógica de funcionamiento de la economía hacia la producción y el empleo".
Y también sostuvo: "La combinación de un proceso de crecimiento sustentado en fuentes endógenas, con niveles récord de inversión que a su vez hizo viable la reindustrialización, por un lado, y la estrategia de desendeudamiento, por otro, le otorgan a la economía argentina enorme fortaleza frente a la crisis financiera y el bajo dinamismo que caracteriza a los países desarrollados".
Veamos algunos puntos que más o menos se entienden de la intrincada exposición de Marcó del Pont.
La invitaría a Marcó del Pont a que recorra el interior del país y consulte con los productores si consiguen tan fácilmente mano de obra
En primer lugar, eso de la lógica de funcionamiento de la economía hacia la producción y el empleo da para el debate. La invitaría a Marcó del Pont a que recorra el interior del país y consulte con los productores si consiguen tan fácilmente mano de obra o la gente prefiere no trabajar, seguir cobrando los planes sociales y, en todo caso, hacer alguna changa para completar sus ingresos. También le sugeriría que revisara el índice de demanda laboral que elabora la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), ya que actualmente está por debajo de abril de 2002, el peor mes del peor año de actividad económica de la crisis.
Pero ahora vayamos al tema divisas. Las mismas no entran solamente por las exportaciones ni los excedentes se generan únicamente por el saldo de balance comercial. También los países tienen ingresos de divisas por inversión en el sector real de la economía, tanto extranjera como nacional de argentinos que traen sus capitales si ven cierta razonabilidad en la política económica.
Lo que marcan las cuentas del BCRA que ella conduce es que en la era K se fugaron del país U$S 90.000 millones. La pregunta que Marcó del Pont debería formularse es por qué se fugan tantos capitales de la Argentina. Si bien nunca lo van a reconocer, la realidad es que tuvieron que establecer el cepo cambiario porque la santa soja, más las importaciones de combustibles, fruto de las espantosa política energética, ya no generaban un saldo de balance comercial que permitiera financiar la fuga de capitales sin que estallara el tipo de cambio. Por eso luce insólito que Marcó del Pont hable de preservar las reservas para financiar el crecimiento cuando, por el otro lado, las arbitrarias medidas oficiales generan una sangría de divisas (ahorros) que se fugan de las garras del Gobierno.
La pregunta que debería formularse es por qué se fugan tantos capitales de la
Argentina
La forma de garantizar los dólares para el crecimiento no es con cepo cambiario,
es con seguridad jurídica, previsibilidad en las reglas de juego, disciplina
monetaria y fiscal. Si el argumento de Marcó del Pont fuera cierto, Brasil,
Chile, Uruguay, Colombia y Perú también tendrían que tener un cepo cambiario. La
diferencia está en que mientras ellos tienen una razonable estabilidad en las
reglas de juego que les permite recibir crecientes ingresos de Inversión
Extranjera Directa, nosotros nos quedamos cada vez más relegados en el ranking
regional y hacemos lo imposible por espantar capitales.
Aquí no se puso un cepo cambiario para sostener el crecimiento según reza el razonamiento oficial, sino que tuvieron que establecerlo para evitar que el mercado les barriera las reservas, dada la caída del tipo de cambio real, fruto de una política monetaria claramente inflacionaria que llevan a cabo.
Al final del camino ellos no van a resolver el problema cambiario con este cepo, porque con esta tasa de emisión monetaria el tipo de cambio seguirá cayendo, los problemas del sector externo continuarán agravándose y los controles aumentarán hasta terminar de asfixiar la actividad económica como ya ocurre con el sector automotriz, inmobiliario, de la construcción y otros que, como lo marca la recaudación tributaria que también cae en términos reales, muestran una economía que, por ahora, languidece.
El cepo cambiario es lo mismo que intentar apagar un incendio echándole nafta
Por último, un párrafo para el tan mentado desendeudamiento. Ellos miran el pago de la deuda en dólares utilizando las reservas del BCRA, pero no dicen nada respecto a que hoy las reservas representan sólo el 41% el activo del BCRA y el patrimonio neto es negativo.
En definitiva, el cepo cambiario es lo mismo que intentar apagar un incendio echándole nafta, por eso el discurso de Marcó del Pont pretende mostrar el cepo cambiario como el emergente de un falso éxito económico y no como lo que realmente es: un estruendoso fracaso de la política económica para atraer inversiones.