¿Cúal es la reacción del Gobierno Nacional frente a las manifestaciones del 13-S? ¿Cuál es el análisis horas más tarde de las marchas y cacerolazos en distintos puntos del país? Parece haber cierta desorientación. Lo cual parece lógico para un Gobierno que creía tener el 54% del padrón electoral atado.
No fue igual la reacción del senador Aníbal Fernández que la del su sucesor en la jefatura de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina (hijo).
No fue el mismo análisis el del diputado y referente del Movimiento Evita Fernando Chino Navarro que el de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Dispar fue la opinión del director de la Biblioteca Nacional y una de las caras visibles del colectivo intelectual Carta Abierta, Horacio González, respecto a la del diputado Agustín Rossi.
Aníbal Fernández señaló que si bien no había escuchado "los planteos que están haciendo" los manifestantes reconoció que fue una "manifestación importante" y aseguró que "el Gobierno toma nota de cada una de las manifestaciones, sean un montón de personas o 25 personas que expresen una determinada queja".
Mucho más imprudente fue Abal Medina que en entrevista con Víctor Hugo Morales calificó en términos muy duros a los manifestantes, hasta llegó a decir que no pisaron el cesped de la Plaza de Mayo "para no mancharse".
Abal Medina afirmó que el cacerolazo de protesta contra el Gobierno no tuvo "espontaneidad alguna" y que no hubo una consigna "clara" sino "mucho insulto, mucho odio, mucha agresión" en los manifestantes, e instó a los opositores a "armar un partido y ganar las elecciones".
Se podría interpretar que por su rango, las palabras del jefe de Gabinete representarían el pensamiento de la presidente Cristina Fernández. De ser así, el Gobierno se expone a nuevas movilizaciones, puesto que las palabras de Abal Medina no resultan otra cosa más que una provocación.
No sorprenden viniendo del jefe de Gabinete, cuyas intervenciones nunca están a la altura de su investidura, lo ha demostrado en numerosas oportunidades.
Pero el pensamiento cristinista es un poco más diverso, de acuerdo a las expresiones de las últimas horas.
Mucho más mesuradas resultaron las palabras del diputado Chino Navarro, quien a pesar de no compartir "las diversas consignas" que se reivindicaron durante las manifestaciones, aseguró que"las respeta" y pidió "no subestimar un expresión política opositora"
En declaraciones a Radio Provincia, también sostuvo que en ese tipo de expresiones subyace"una cuestión de clase" lo cual es "natural en una Nación que hace 200 años trata de construir un modelo que incluya a todos". "La Presidenta gobierna para todos, no para un sector, y privilegiando a los que menos tienen", declaró.
Más sorprendentes fueron las declaraciones de la titular de Abuelas, Estela de Carlotto, quien aseguró que quienes protagonizaron las manifestaciones fue "gente bien vestida, de clase media-alta".
"Era gente de clase media-alta, bien vestidos, digo porque los que se manifestan a veces son gente muy oprimida en el nivel económico...", agregó en declaraciones a radio La Red.
Lejos de menospreciar la movilización Horacio González, de Carta Abierta, le pidió al Gobierno "no descuidar esta marcha" ya que, -dijo- "es necesario tomar nota de esta importante movilización con cuyos fundamentos no estoy de acuerdo".
González, quien dirige la Biblioteca Nacional, indicó que sería mejor que "esto se haga por medio de fuerzas políticas organizadas, con un programa político y sin odios".
Agustín Rossi, jefe de la bancada del Frente para la Victoria dijo en referencia a los cacerolazos que " por suerte se sacaron la careta y quedó claro que es una convocatoria a un acto opositor".
El colage de opiniones dentro del espectro que comulga con Cristina Fernández ofrece un panorama sobre la dispersión que se generó tras los acontecimientos del 13-S. Probablemente la ausencia de directivas de la Presidente haya dejado el terreno minado para opiniones dispares.
Habrá que esperar hasta la próxima intervención pública de la mandataria para tener una idea más clara de lo que pasa en la Casa Rosada (y en Olivos).