Promediando el 85% de la cosecha de soja, el 55% de la de maíz, y manteniéndose la estimación de una probable siembra de trigo en unas 4 millones de has, el sector agroindustrial continua con un panorama incierto mirando a lo que resta del año 2012 y el futuro de corto y mediano plazo.
Días pasados un gran amigo y dirigente del sector comentaba que el productor para decidir sus siembras y planificar su año tiene una gran dificultad para encontrar un insumo que, desde hace muchos años falta y se complica conseguir. Ese “insumo” es la “confianza”. Y siempre vuelven a aparecer los mismos interrogantes sobre el porqué en forma recurrente y desde hace años, en momentos en que deberíamos solamente preocuparnos por cómo seguir produciendo mejor, con mayor tecnología, vendiendo los mejores alimentos al mundo que nos los pide; estamos con crisis internas donde nos vivimos ahogando en nuestra propia agua.
Algunos países del mundo, principalmente en Europa, están sufriendo crisis, que tienen sus oscilaciones, pero que obviamente impactan en sus economías y sociedades en general.
La Argentina parece ser que de alguna manera busca “solidarizarse” con esos países buscando crisis internas donde debería encontrar oportunidades.
Los problemas que tenemos son internos, no externos. Nosotros no permitimos a nuestros productores exportar con libertad y sin trabas granos, lácteos y carnes, los que en lugar de ir a venderles nuestros productos a los países que más los requieren y mejor pagan, tratamos de venderles alimentos y otros productos a países que a cambio nos facilitarán por ejemplo gas licuado, combustibles, vamos a hospitales donde no hay los insumos básicos y remedios, porque tienen algún componente importado.
Nuestro país productivo viene de pasar una de las peores sequías de su historia, que en los últimos 4 meses se transformó en el polo opuesto, es decir en inundaciones en gran parte de la Pampa Húmeda. Para colmo de males es en la provincia más grande y productiva de nuestro país, donde se trata de “empujar y aplicar” un impuestazo que no hará más que seguir minando la poca rentabilidad que tienen los productores de Buenos Aires. Si hay problemas de flujo de fondos no es entendible que siempre se busque al sector que siempre apuesta y es el motor de la economía para que saquen “las papas del fuego”.
Miremos otra vez a nuestro vecino Brasil. Hace unos días su presidenta anunció una baja de impuestos generalizados y una baja en las tasas de los créditos a todos los sectores, para aumentar así el consumo, luego de una devaluación más importante de la habitual en el Real.
Eso se llama “dar golpes de timón” que beneficien a la población, y que no paren las economías. Aquí nunca vienen las medidas de fondo. Los que más sufren los problemas de inflación siempre son y serán los que menos recursos tienen. Hoy vemos que la tonelada de soja sigue a precios altos, pero también que seguimos teniendo un dólar deprimido.
Los productores venden sus cosechas a un dólar “oficial” (menos lo que les sacan por retenciones) y están comprando los insumos para sus nuevas siembras o maquinaria, con un dólar “blue”.
Hay lugares de la provincia de Buenos Aires, donde en los últimos tres meses llovieron más de 780 milímetros y otros donde en las últimas 2 semanas llovieron 230... Es muy difícil poder sostener una situación así.
Hay todavía lugares donde hay todavía 80% de la soja de primera sin cosechar.
Es probable que la estimación de los 41 millones de toneladas que se estima obtener de cosecha de soja a fines de mayo, sea aun menor. Todavía no se sabe realmente si se harán las 4 millones de hectáreas de trigo que se dicen, si aumentará más aún las hectáreas de cebada.
Los productores volverán a bajar su inversión en tecnología, ya que no saben si podrán vender sus cosechas luego. ¿Dónde están los créditos a tasas blandas y amplios para los productores?
Este tema tampoco se toca... Los créditos están disponibles a alguna tasa mejorada, a los productores que justamente no los necesitan...
Hace poco escribí sobre la oportunidad que teníamos de venderle alimentos a México, país que sufrió problemas climáticos parecidos a nosotros, tal vez peores. Pero, creo que nuevamente estamos llegando tarde.
México está suscribiendo muchos tratados de libre comercio con muchos países del mundo que producen alimentos, y ya está comprando, pero no a nosotros...
El sector Agroindustrial siempre está dispuesto a poner el hombro; de hecho siempre lo hizo. ¿Por qué en vez de buscar “sacarle renta o potencial”, no se les dan todas las herramientas que necesita para seguir aportando, produciendo y vendiendo con tranquilidad? ¿Por qué no le damos el insumo que mi amigo hablaba que tanto falta, esa “confianza” que necesitan?
El combo no deseado de sequía - inundación - impuestazo y trabas es complicado, y lamentablemente lo estamos comprando y comiendo, y nos va a caer mal.
Luego de una sequía tremenda, inundaciones y excesos de lluvias, impuestos exorbitantes y sin poder comercializar con normalidad, lo que más necesita el sector es comprensión, diálogo, apoyo cualitativo y cuantitativo, y sobre todo la tranquilidad y confianza para poder seguir produciendo.
Hay que saber que muchos de los problemas actuales se solucionan con la liberación de las exportaciones. Es lo mismo que el dólar... la gente sigue comprando y llevándose los dólares, por la simple razón que desconfía, o mejor dicho, comienza a no tener confianza. Todavía estamos a tiempo, como siempre digo, de corregir el rumbo, con profesionalismo, diálogo y pensando las mejores prácticas para producir más y mejor.
Por ahora nada de eso se ve, y el escenario se va complicando. Ojalá ese “combo” del que hablaba no lo compremos más.