Se cuentan, a su pesar, entre los más baratos del país. El gobernador cristinista Paco Pérez les dijo que no hay motivos para una actualización. Los taxistas le recordaron el aumento del índice de precios provincial. El gobernador anunció que se dejará de medir, para que la provincia se rija sólo por la escandalosa falsificación del Indec, arrasado por Guillermo Moreno y Beariz Paglieri, que ahora quiere combatir la corrida de dólares prohibiendo hasta a los más leales que siquiera la mencionen.
En los 30 días entre el 19 de abril y el 18 de mayo hubo sólo 20 hábiles. Los depósitos bancarios en moneda extranjera cayeron 629 millones de dólares, es decir, casi 31,5 millones por jornada laborable. Pero si entre el 19 y el 20 de abril se fueron sólo nueve millones, a finales de la semana última los retiros se multiplicaron por más de diez y superaban cómodamente los cien millones diarios.
El cepo cambiario causa terror. El Gobierno se niega a combatir el mayor problema de la economía y causa de varios otros: la inflación. Ahora intenta disuadir con controles impositivos a quienes quieran viajar al exterior a gastar en moneda extranjera. Cristina Kirchner entiende que ni el dinero ni las personas quieren estar donde no los dejarán salir.
El supersecretario Guillermo Moreno es previsible. Sus políticas comerciales y cambiarias cuentan con fracaso garantizado. Hasta las estadísticas del Indec revelaron que las exportaciones cayeron en abril pasado. Las importaciones que más retroceden son las de bienes de capital: 14% en el cuatrimestre y 37% en abril. Se podría pensar que es porque cae la inversión, y se
acertaría. El estudio de Orlando Ferreres comprobó una caída del 16,3% en abril. Mientras, las compras al exterior de combustibles y lubricantes crecieron 12% en el cuatrimestre y 46% en abril, dijo el Indec.
En tanto, nunca hubo tantos empresarios aterrorizados. No quieren que se sepa si ganan dinero, poco o mucho. Quieren estar escondidos. "Después de lo de YPF pueden venir por cualquiera", dicen temerosos, luego de ver caer a algunos que integraban hasta hace poco la claque de Cristina Kirchner. Pero incluso allí han comenzado a aparecer los aplaudidores aterrados.