El habitual discurso presidencial del 1 de marzo, con el que la Presidenta habilitará un nuevo período de sesiones ordinarias del Congreso Nacional, podría contener las respuestas para muchos temas de importancia que se han instalado en la agenda política y económica de la Argentina, con un aparente guiño del gobierno, pero que no tienen definición oficial.

Entre esos temas se encuentra la situación de YPF, la posibilidad de instalar el debate por un posible reforma constitucional, la relación del gobierno con la CGT, y algunas definiciones de importancia en el tema económico, frente a la coyuntura internacional.

El gobierno sigue jugando al misterio con una posible nacionalización o reestatización de YPF. La semana pasada el Presidente de Repsol, el español Antonio Brufau, se fue de la Argentina sin poder reunirse con la Presidenta, y después de haber tenido un tenso dialogo con el gobierno.

Tras cartón, desde la rosada se impulsó la reunión de gobernadores de las provincias petroleras con funcionarios del gobierno nacional y dirigentes gremiales del sector. Prácticamente dieron un ultimátum a YPF, en lo referido a la necesaria inversión en exploración y explotación de nuevos pozos petrolíferos.

Ningún funcionario del gobierno salió a parar los rumores que hablan sobre la nacionalización de la petrolera. Cristina Kirchner viene cargando duro contra los empresarios de la misma, y en el congreso comienzan a surgir distintos proyectos para que la petrolera vuela a manos del estado.

Yo no descartaría nada dice enigmático un ministro del gobierno nacional.

Se sabe que, fiel a su estilo, la Presidenta acumula sobre su despacho y analiza minuciosamente abultada información sobre las inversiones que Repsol realizó en otros países y las que no realizó en la Argentina.

Y en la secretaría legal y técnica se busca en un a ley nacional, sería la 21.499, que daría los argumentos necesarios para la reestatización por razones de utilidad pública, de la petrolera.

Justamente, uno de los argumentos que se utilizaría, llegado el caso, sería el de la falta de inversión. Otro de los temas que el gobierno tendrá que despejar, es si cuenta con el aval oficial la posibilidad de una reforma constitucional, idea que lanzara públicamente el Vicepresidente Amado Boudou y otros legisladores del oficialismo, o si simplemente está en el deseo de ellos. En este sentido, la Presidenta deberá dar una señal al parlamento, ámbito donde debe desarrollarse el debate que habilite una reforma, o en caso contrario, quedaría descartada la misma.

El tema económico está en la agenda permanente del gobierno. Ha trascendido que la Presidenta sigue con especial atención el desarrollo de la crisis en Europa y las posibilidades que repercuta en nuestro país. En este sentido, habrá por parte del gobierno una férrea defensa del modelo desarrollado hasta ahora, de apostar por el consumo interno, las paritarias libres, habrá para abril una suba que se ubicaría entre el 20% y el 25% en el mínimo no imponible, y un seguimiento para evitar un enfriamiento de la economía.

El gobierno asegura que internamente no hay riesgos en la economía doméstica, y que lo único que puede afectarla es la crisis europea. Para marzo el gobierno tiene previsto terminar con la sintonía fina que la Presidenta ordenó a fines del año pasado, puertas adentro del propio gobierno. Y no se descarta que se pueda dar un nuevo cambio en algún ministerio o en segundas líneas que aún no satisfacen del todo en la gestión a la Presidenta. La incorporación del ex diputado Gustavo Marconatto al directorio de Aerolíneas Argentinas bien podría tomarse como un alerta para la actual conducción.

También algunos sectores del gobierno son críticos con el secretario de transporte; Juan Pablo Schiavi, por las largas colas que tiene que hacer la población para obtener la SUBE. Es una excelente herramienta, que le servirá a la gente, pero no se armó bien el operativo de distribución, hubo muchas desprolijidades, y aún hay muchas dudas dicen en algún despacho de la rosada. Es decir, este año más que nunca, el discurso presidencial podrá contener pautas esenciales, necesarias, para el año en curso, pero además, para el segundo mandato de Cristina Kirchner.