En la Rosada hace tiempo que tienen a Moyano como uno de los desafíos del 2012.Y la presidenta ha dado la orden de enfrentarlo.
Entre ambos hay cuestiones casi personales que son difíciles de superar. La Presidenta no soportó los distintos desafíos políticos que, a su entender, Moyano le fue lanzando. El punto cúlmine, cuentan algunos kirchneristas, fue el acto de Atlanta, tomado por la Rosada como el lanzamiento político de Moyano. Antes, había pasado el día de la lealtad, el aniversario de la muerte del ex Presidente Néstor Kirchner con mensajes que no gustaron a la Presidenta.

Moyano se siente maltratado por la Presidenta, y sin sentido. Siente que han intentado demonizarlo, y cargar sobre él culpas que no le corresponden. La semana pasada, en su aparición televisiva en A24 donde cargó duro contra el gobierno, Moyano, fiel a su estilo de expresar lo que siente, lo dijo con todas las letras: Me molestó mucho que en el Seminario de la UIA la Presidenta me haya llamado públicamente, preguntando donde está Hugo, cuando sabía que no me quedaba al resto de las exposiciones porque no me sentía bien producto de la muerte de mi hijo... me pareció una falta de respeto.

La sola comparación del actual gobierno con el menemismo, a la que aludió Moyano, terminó de cortar los puentes.

Sólo una reunión cara a cara entre ellos, podría servir para superar las diferencias que se fueron acumulando en los últimos tiempos. Hoy, esa posibilidad está descartada. Es más, el gobierno ensaya tímidamente un plan para buscarle reemplazante a Moyano, que aún no tiene definido.

Lo que tal vez Moyano no comprendió es que, tras la muerte del ex Presidente Kirchner, ya nada iba a ser igual en su relación con el gobierno. Y que Cristina Kirchner no es Néstor, y que su forma de conducir es diferente.

La Rosada también le avisó al gobernador Daniel Scioli, que se reunirá con Moyano en los próximos días para pedirle que revea su renuncia al justicialismo, que Cristina no quiere que vuelva al lugar que renunció.

El Gobierno analiza uno de los pedidos de Moyano, la suba del Mínimo No Imponible, que seguramente se ubicará en una escala superior, y que podría anunciarse en marzo.

También el Gobierno, tras las palabras de la Presidenta la semana pasada aludiendo a que las paritarias serán libres, sin techo, podría elevar el porcentaje del 18%, que se había autoimpuesto para la discusión salarial, y estirarlo hasta un 23%.

Así como el Gobierno ha decidido que la relación con Moyano no tiene vuelta atrás, también está revisando la relación con los responsables de una de las más grandes empresas de la Argentina; YPF. Por primera vez, el máximo responsable de Repsol-YPF, Antonio Brufau, se va del país sin ser recibido por la Presidenta. Trascendió que se reunió el lunes con los Ministros Lorenzino y De Vido, y que el encuentro no habría sido del tono de anteriores encuentros. En esa reunión, se le habría exigido una mayor inversión en exploración y explotación de crudo. Y un compromiso mayor con el país.

Nadie del Gobierno se anima a descartar una posible nacionalización de YPF, y esos mismos voceros indican que habrá un tiempo de espera de respuestas por parte de las autoridades locales y de España de YPF.

Se sabe que algunos gobernadores peronistas han hecho llegar a la rosada ciertas quejas que habrían escuchado de parte de los directivos locales de la empresa, sobre la ofensiva lanzada sobre la misma. Y que habían expresado cierto malestar por las mismas. Quejas que en la Rosada ni siquiera tuvieron en cuenta.