En una elección cuyo resultado estaba cantado, la presidenta Cristina Fernández obtuvo ayer su reelección y gobernará la Argentina por otros cuatro años, extendiendo a tres períodos consecutivos la gestión kirchnerista al frente del Ejecutivo nacional, el ciclo de poder más prolongado de una misma fuerza política desde el retorno de la democracia. La victoria electoral de Cristina fue contundente y la muestra más acabada del fuerte cuadro de disgregación política que atraviesa la oposición: la Presidenta consiguió el 53,3% de los votos, superando su propia performance de las primarias del 14 de agosto cuando había obtenido el 50,7% y convirtiéndose en la candidata presidencial más votada desde 1983.
La amplitud de su triunfo y la inédita ventaja de 36 puntos sobre quien culminó
segundo, el socialista Hermes Binner que concentró el 17,24% de los sufragios,
le permitió al kirchnerismo ampliar su mayoría en el Senado y obtener quórum
propio en la Cámara de Diputados, recuperando la representación parlamentaria
que perdió en los comicios de 2009 y ofreciendo a la Presidenta una histórica
concentración de poder que será decisiva para encarar su segundo mandato en la
Casa Rosada.
Con una participación electoral que promedió el 78%, similar a la registrada en
las primarias, la candidatura de Cristina se impuso en 23 de las 24 provincias,
y solo fue superada en San Luis, donde triunfó el candidato local Alberto
Rodríguez Saá.
La provincia de Buenos Aires fue otra vez uno de los pilares en
la construcción de la victoria kirchnerista: allí Cristina, como el gobernador y
candidato a la reelección Daniel Scioli, superaron su propio desempeño electoral
de agosto y orillaron el 57% de los sufragios. El triunfo K fue más abultado en
los distritos del norte y sur del país, donde la postulación de la mandataria
registró fuertes niveles de adhesión, en algunos casos superiores al 80% como en
Santiago del Estero o Santa Cruz.
Cristina también logró mejorar su performance de agosto en la ciudad de Buenos
Aires, Córdoba y Santa Fe, y creció en los grandes centros urbanos y en las
zonas agrícola-ganaderas, dando vuelta la página del duro conflicto con el
campo, que determinó la derrota kirchnerista en las legislativas de 2009.
Tres horas después del cierre de los comicios y luego de la difusión de los primeros datos oficiales, la Presidenta ocupó el centro de la escena del salón Monserrat del hotel Intercontinental, para llamar a la unidad nacional y pedir que no nos distraigan con enfrentamientos inútiles. En un extenso y por momentos emotivo discurso, en especial cuando recordó la figura del ex presidente Néstor Kirchner, la mandataria reclamó la comprensión y colaboración de todos los argentinos y planteó la necesidad de pasar a un país diferente en el que tengamos continuidad, no de personas ni de partidos, sino de proyecto político de nación y de país.
Cerca de las 23, Cristina y sus hijos se trasladaron hasta la Plaza de Mayo para saludar desde un improvisado escenario a los centenares de personas que se habían concentrado desde temprano para festejar el triunfo de la primera mujer en lograr la reelección en el país. Allí agradeció el respaldo y convicción de la juventud, definió el presente como un momento histórico superador de recuperación de la política como único instrumento de transformación, y terminó el festejo bailando el tema Avanti Morocha de los Caballeros de la Quema, en el momento más eufórico del festejo K.
La magnitud de la victoria oficialista también se explicó por el derrape
electoral de la oposición que no logró reaccionar al golpe que significó el
resultado de las primarias y vivió como un verdadero tormento el tránsito final
de la campaña. Solo Binner pareció emerger de las urnas con un saldo a favor: el
candidato del Frente Amplio Progresita obtuvo el 17,24% de los votos y emergió
como el principal referente opositor. Queremos ser gobierno en la Argentina,
prometió anoche el socialista.
Ricardo Alfonsín, de Udeso no logró devolver al radicalismo al centro de la
escena política y quedó relegado a un tercer lugar con un magro 11,49% de las
adhesiones. Alberto Rodríguez Saá mejoró su performance de las internas con
7,88% y se consolidó en la región de Cuyo, mientras Eduardo Duhalde (Frente
Popular) y Elisa Carrió (Coalición Cívica) sucumbieron al desmembramiento
opositor y terminaron cosechando apenas el 5,91% y el 1,87% de los votos
respectivamente.
El Frente de Izquierda concluyó una buena elección y peleaba anoche por obtener una banca en Diputados.