Un claro ejemplo de la impredecibilidad del clima y su variabilidad se ha dado durante la última campaña, en lo que respecta a lotes afectados de cultivos de granos finos, dado que en la zona sur y oeste de la provincia de Buenos Aires se concentró casi la totalidad de las tormentas de granizo registradas por la aseguradora, según se desprende de las denuncias recibidas, mientras que en otras zonas productivas la incidencia fue mínima.
Una violenta granizada sobre un campo cultivado puede ser un evento meteorológico circunstancial o una catástrofe. La diferencia entra ambas situaciones está en la prevención. Si bien es imposible prever la ocurrencia de un evento de granizo, sí es posible prevenir sus consecuencias mediante la contratación de un seguro que brinde la cobertura necesaria.
Más allá de las técnicas adivinatorias, los pálpitos, las predicciones meteorológicas y las estadísticas, que son de carácter científico; la única forma lógica y certera de evitar una catástrofe es contratar una cobertura de seguro. Por otra parte, la única forma de no pagar de más, es contratar un seguro que opere dentro de los parámetros de un sistema cooperativo, de modo que si no se producen siniestros de importancia, la aseguradora reintegre un porcentaje de la prima, alivianando el gasto que implica un seguro convencional.
La Dulce Seguros, que opera bajo los principios y valores cooperativos, devolvió entre el 42% y el 50% del valor de las primas de los seguros que se contrataron en zonas que no padecieron siniestros de granizo (Norte de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos por ejemplo), durante la última campaña; en lo que respecta a coberturas para cultivos de granos finos. De esta forma los productores agrícolas asociados a la cooperativa participan solidariamente de las ventajas del negocio del seguro, mientras disfrutan de la tranquilidad de tener una cobertura adecuada para evitar una catástrofe económica, en caso de que ocurra un siniestro de granizo.