Los fondos actuaron y, así, los operadores no comerciales incidieron decisivamente en la cuesta.

Pero la presión que ejerce la falta de humedad en la Argentina más los problemas que tiene Brasil, el segundo mayor productor de soja después de EE.UU., no podía dejar de pesar en los valores.

En el vecino país, las cosas están mejor, pero no tanto. Acá no se está sufriendo de igual forma los efectos de La Niña. Los problemas son menores, pero están. Además, los pronósticos no son buenos. Para Rio Grande de Sul, muestran días calurosos y secos.

Un mercado sobre-comprado aseguraba, de una manera u otra, una corrección hacia la baja. Y eso fue lo que pasó en los primeros días del nuevo año.

La situación depresiva de precios no podía durar mucho en un cuadro de oferta en baja, por la permanentes revisiones a la baja que se está haciendo sobre la producción de América del Sur, básicamente por la sequía de la Argentina.

El problema más agudo viene de la mano de los pronósticos que siguen siendo muy preocupantes. De acuerdo al INTA, continuará la acentuada irregularidad en la distribución temporal y espacial de las precipitaciones.

Y vino el rebote.

Hoy lunes, la soja disponible subió $ 40 como consecuencia de la mejoras registradas en rueda del mercado de Chicago. Así hubo negocios entre $ 1.410 y $ 1.450.

Los próximos días mostrarán, seguramente, valores en sintonía con la evolución climática dada la fuerza de nuestro país en la formación de precios.

En tanto la BCR sigue estimando una produccíón de 49,5 millones de toneladas y la superficie en 18,7 millones de hectáreas.

Todo puede ser cuando se trata de clima, Sin embargo y como lo dijimos antes, seguimos creyendo en una reducción sustancial en el volumen de la cosecha próxima. Estimamos una cosecha de apenas 45 millones de toneladas.

Fíjense una cosa: Se ha sembrado un 89% de la superficie, cuando lo usual es que se hubiese completado el área. ¿Se completará? En un cuadro de alta incertidumbre por el clima y por las condiciones de la política económica (el caso del trigo es alarmante), parece lógico pensar en un aumento de aversión al riesgo por parte del productor.