Diciembre, mes de balances. Para la ganadería, se cierra un período muy particular, el que no pudo escapar de la virulencia con la que los argentinos nos acostumbramos a resolver nuestras diferencias. Es que la carne vacuna ocupa un lugar medular en nuestra cultura histórica. Desde siempre el precio de la carne ha sido la variable sobre la cual cabalgan los proceso inflacionarios. De allí el esfuerzo de la actual gestión de gobierno para someter -a su manera- a una cadena productiva en la que el impacto del vendaval afectó a todos, excluyendo inexorablemente a muchos pequeños y medianos ganaderos que hoy vuelcan sus campos para agricultura de alto riesgo.
Las cifras hablan por sí solas. Según datos de la Coordinación General de Campo de la Dirección Nacional de Sanidad Animal del SENASA, los números son más que elocuentes. El Sistema de Gestión Sanitaria de la entidad nacional revela datos clarificantes sobre el retroceso de la actividad, producto de las intervenciones oficiales y la sequía.
En 2008, la provincia de Santa Fe contaba con 24.863 establecimientos ganaderos y 36.079 unidades productivas, los cuales contaban con 2.790.225 vacas, 1.148.232 vaquillonas, 913.563 novillos, 885.097 novillitos, 716.471 terneros, 735.983 terneras, 127.851 toros y 317 bueyes. En total: 7.317.739 bovinos.
Dos años después, es decir, en marzo de 2010, el número de establecimientos se redujo a 23.416, las unidades productivas bajaron a 33.573, las vacas a 2.343.006 (-13,37%), las vaquillonas a 960.788 (-12,11%), los novillos a 750.525 (-13,87%), los novillitos 715.906 (-15,84%), 569.198 terneros (-20,46%), 585.133 terneras (-18,78%), 108.106 toros (-12,67%), 160 bueyes, 6.032.822 total bovinos (-14,99%). Para la entidad sanitaria, la caída porcentual de las existencias bovinas entre 2008 y 2010 fue del 17,56%, es decir, un total de 1.284.917 cabezas. La variación de las existencias promedio de bovinos por establecimiento bajó de 294 a 258, y la variación de las existencias promedio por unidad productiva descendió de 203 a 180.
¿Que pasó?
Este proceso ya se veía venir. Los especialistas lo venían anunciando a los gritos, pero no hay peor sordo que el que no quiere oír. Para ser más precisos, a principios del año 2006 comenzó a crecer el protagonismo del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, un nombre con una metodología -el apriete- que se repetiría cada vez con más frecuencia.
“Desde ese entonces, al frenar la exportación, fuimos disminuyendo las toneladas exportables en beneficio del consumo que las absorbía por el precio barato. Se manipulaban los precios de faena, que eran menores que la exportación”, dice Jorge Heer, uno de los productores que quedó afuera del negocio y ahora se dedica al comercio de hacienda desde Tostado.
“A partir de ahí se generó una demanda de hembras jóvenes y ya se comenzó a vislumbrar la posibilidad de una liquidación parcial de hembras, todo en aras de preservar la mesa de los argentinos”. Es en ese mes de 2006 cuando falla el acuerdo para desdoblar los cortes de exportación y preservar algunos cortes populares para el consumo interno que vendrían a tener un precio más económico. “Ese acuerdo se cayó antes de firmarse. Los representantes de las entidades tacharon su firma, lo que puso de muy mal humor al presidente. Allí la inflación empieza a tomar forma, con una gradual sequía, y la hacienda a un precio casi fijo ya sin competencia con la exportación. Comienzan entonces las liquidaciones para cubrir costos y no se mezquina la venta de hembras”, recuerda.
Para Heer, 2007 arrancó con una gran sequía nacional, en donde nuestros campos habían cambiado y ya se empezaban a descargar de animales. “A la hacienda no se la podía sostener por falta de pasto y de agua. En 2008 persisten las condiciones de sequía sin variar los esquemas oficiales, entonces el productor que se tenía que deshacer de la hacienda lo hizo, muchas veces el trabajo de toda su vida”, agrega. Algunos pudieron mantenerse con mucha inteligencia y austeridad. Otros tuvieron que liquidar con precios muy bajos y en medio de un conflicto sin precedentes.
“En 2009 empieza a revertirse el tema de la sequía aunque no la política, la recuperación fue lenta y los precios subieron en alguna medida, aunque no cambiaron sustancialmente. En noviembre empieza a tomarse noción del descontrol que se venía con 12 millones de cabezas menos, la mayoría vientres. Cuando los operadores empiezan a tomar noción que la hacienda ya no existía, ya era tarde”, dice Heer. La producción bajó y el futuro se oscureció.
¿Y ahora qué?
En la actualidad estamos produciendo mucho menos que en 2005, con el agravante que contamos con 12 millones menos de cabezas, y una caída drástica en el consumo, de 75 a 45 kg. por persona. Los productores porcinos y avícolas, supieron aprovechar la jugada.
En el transcurso final de 2010 se esboza una recuperación de los precios de la hacienda. “Se da una distorsión insólita que nunca ví entre los valores de la cría y la invernada del 60 %. Un novillo gordo a $ 8,50 y un ternero liviano a $ 15. Eso es insostenible, porque el único que se salva es el criador, y se mata al invernador, al frigorífico y a toda la cadena”, analiza Heer.
“El productor reacciona a los estímulos, y ahora que tiene un buen negocio en las manos va a tratar de producir. El que pueda recomponerse volverá a producir con más o menos eficiencia. En la medida que no se tenga apoyo político a nivel nacional u provincial a través de excenciones impositivas y no subsidios, pero sí con créditos pagables. Con eso y un poco de suerte podremos recuperar en cuatro años la situación del 2005. A los planes ganaderos se los devuelvo envueltos en celofán. El productor necesita un marco para realizar un buen negocio, nada más”, critica.
Finalmente, Heer, destaca que en estos cuatro años perdimos muchos mercados por no saber abastecerlos y se los dejamos en manos de competidores ávidos de ganarlos, por lo que vamos a tener que salir al exterior otra vez. Sin embargo, es optimista: “el mundo es permisivo con nosotros en materia de carnes por la calidad de las mismas”.
Todo por el agua
Para el referente de la Sociedad Rural de Tostado, Gerónimo Senn, hablar de recuperación es sumamente importante. “Si recuperar es mantener, nos estamos recuperando, aunque en nuestro sector estamos especulando con el clima”, dice. Porque si bien llovió, no alcanza para recuperar la napa freática. “Si bien los precios mejoraron, el productor está reteniendo, pero no hay inversiones. La merma en el departamento 9 de julio fue del 40 %. De ahí que los índices del 2011 mostrarán este indicio de retención y se frenará la caída a pique”, pronostica. Según Senn, después de la sequía de 2008 y 2009 “nos vimos desahogados en 2010. De hecho tenemos un buen valor ganadero relativo. No quiero ser injusto con los esfuerzos que ha hecho la provincia en el norte, nos ha dado mucho pero las cosas que necesitamos son mayores”, dispara. El referente de la Rural reclama un programa del manejo del agua. “Todavía seguimos peleando con otras provincias. Santa Fe nunca ha estado a la altura de la pelea por el agua del Salado. Vinieron los ministros a firmar la adjudicación del azud para Tostado, y el canal a cielo abierto fue un acierto. Se han hecho muchas cosas aisladas, pero falta un programa estructural del agua. Tenemos cientos de miles de km. de canales y casi ninguno tiene compuerta. Hoy estamos con los sistemas de cosecha de agua pero podríamos usar compuertas para que el agua que llega no se vaya”, finaliza.
De remate.com
El hombre camina toda la región, protagonizando martillo en mano las ventas de la cooperativa más grande de la región. Para Miguel Romano, debido a la escasez se trasparentó el stock. “En la última vacunación de aftosa, bajó 10 millones de cabezas. En nuestro departamento Las Colonias tenemos 14.000 cabezas menos. Vera bajó un 20 %. No es fácil recuperarlo porque armar un rodeo con estos precios es difícil. Con 100 vacas de cría necesitás $ 400.000 y te da de 60 a 70 terneros, y tanto los novillos como la invernada están sobrevaluados, es poco atractivo entrar”, dice.
Según Romano, el stock está muy deteriorado. Coincide en que tardará de cuatro a cinco años en volver a recomponerse si las cosas se hacen bien y si el clima acompaña. “El cierre de la exportación fue una de las medidas más perjudiciales, porque al Gobierno le interesa la agricultura para cobrar retenciones”, critica, y pronostica que el 2011 va a ser igual. “En los remates hay optimismo. Fue el año del recupero para el que aguantó, pero no para que que se tuvo que ir”, agrega.
A manera de conclusión, bien vale la reflexión con la que Heer cierra la charla con Campolitoral: “lo único que debe hacer el Estado es salir a vender nuestro producto al mundo. La tonelada de menudencias que vendemos a China vale U$S 1.000, mientras que la Tn. de carne Hilton vale U$S 18.000”. ¿Ese es el valor agregado que pregona el Gobierno? Veremos. Por ahora, el que se supo mantener podrá aprovechar este viento de cola siempre que aumente la eficiencia y las nuevas tecnologías, equiparando los avances de la agricultura a la actividad ganadera.
Frigoríficos al límite
Leandro Giraudo se desempeña en un frigorífico de Vera que abastece de carne a Santa Fe capital. “Empresarialmente como frigorífico no fue un año bueno, pero hablando como productor fue excelente”, aclara. “Si tenés que vivir de la ganadería el margen es igual que siempre, porque se revalorizó la hacienda, la diferencia la podés hacer solamente vendiendo todo el rodeo. El aumento de la carne bajó las ventas, y tuvimos que salir a pagar más cara la hacienda y no lo pudimos trasladar al mostrador. La faena bajó un 40 %”, dice. Para Giraudo, la hacienda en enero y febrero bajará en forma estrepitosa. “Este año tendremos un 30 % de nacimientos superior al año pasado. En la zona hay pasto y agua por ahora. Los consumeros están trabajando al límite. Están matando la mitad o menos, y eso compromete la relación laboral de los trabajadores.