Además de las condiciones ambientales que favorecieron el desarrollo del cereal, el paquete tecnológico y el manejo del cultivo fueron clave para el logro de altos rendimientos.
"El modelo agronómico funcionó a la perfección, ayudado por las condiciones ambientales", comentó Gustavo Duarte, consultor, al describir la situación de los rindes en el oeste bonaerense.
Según Duarte, allí las "claves del éxito" pasaron por seleccionar para el cultivo todos los lotes con una condición de agua a la siembra por encima del 70% de la capacidad máxima de almacenaje. Además, se eligieron los mejores ambientes, con menos de 68% de arena, y se corrigió la nutrición apuntando a rendimientos elevados. Por si fuera poco, se buscó realizar un buen control de enfermedades.
"Llegar a estos resultados dependió más que nada del agua en el otoño, las lluvias en septiembre y las temperaturas favorables. En años como éste, los productores le toman un gran cariño al cultivo y ven que, cuando se dan las condiciones, el trigo responde", opinó el especialista de Aacrea Jorge González Montaner.
Según el técnico, en esta campaña incluso los paquetes tecnológicos que tuvieron "niveles medios de nutrición" también dieron lugar a elevados rendimientos. Para Aníbal Tripputi, de la sucursal Rosario de Red Surcos, los buenos resultados se alcanzaron por una conjunción entre el paquete tecnológico y las condiciones ambientales. "Estos últimos rindes han superado las barreras", opinó.
Este técnico indicó que la calidad de trigo cosechado es buena, "pero deficiente en proteínas". Al respecto, González Montaner comentó: "En Entre Ríos, las calidades de proteínas son bajas, como consecuencia de los niveles altos de rendimientos. Los contenidos proteicos se ubican en un 9/10%. Por su parte, los niveles de gluten son mejores que los que las proteínas sugieren, y esto tiene que ver con las buenas condiciones de llenado de grano".
Entre otros puntos, el técnico Leonardo Zino señaló que otro punto en favor del cultivo fue la realización de barbechos químicos "en tiempo y forma".
¿Un nuevo piso?
En medio de los altos rindes, una pregunta se impone: ¿los altos rindes pueden dar lugar a un nuevo piso? Para Guillermo Pailhé, referente de Aapresid en la zona de Tres Arroyos, no se puede decir que representen un nuevo piso. "Lo que podemos evaluar es que año tras año se va mejorando la estructura de los lotes, se ajustan densidades, fertilizaciones y la genética, que tienen que ir de la mano con un clima acorde. Las últimas campañas el clima no lo fue y ésta sí", afirmó. Algo similar opinó Agustín Bilbao, asesor en el sudeste bonaerense. "La tecnología aumenta la eficiencia de uso de los recursos que la naturaleza nos provee, pero no nos puede asegurar un piso debido a los riesgos de sequías, inundaciones, heladas, temperaturas altas durante el llenado", señaló. Allí, según Bilbao, la tecnología se basó en realizar fertilizaciones fosforadas para mantener los niveles de fósforo en aproximadamente 12 ppm (con dosis por lo general de 80 a 120 kilos por hectárea de DAP) y en lograr dosis finales de nitrógeno de 150 a 185 kilos nitrógeno por hectárea. Respecto de la roya de la hoja, dijo que se logró un buen control.
"No creo que hayamos generado pisos de rendimiento, pero estoy seguro de que arañamos el techo", opinó Juan Pablo Ioele, asesor del CREA Posta Espinillos.
Desde Bandera, Santiago del Estero, donde hubo variedades que llegaron a rendir 4500 kilos, Cristian Cian indicó: "Este año fue una excepción, ya que tuvimos muy buena humedad a la siembra y buenas condiciones durante el invierno".