Trigos de alta calidad de panificación, con proteínas y gluten significativos. Estas son las exigencias de los molinos del Brasil cuando se sientan a negociar con productores del sudoeste bonaerense y, en menor medida, de la zona cercana a Necochea.
"Tenemos clientes que compran productos en trigo. La idea es darles un comprador que pueda pagar un premio por un trigo de característica diferencial. Se mantiene la identidad preservada y eso es lo que ofrecemos a los brasileños", dijo Pablo Panza, gerente de Operaciones de Campo de Syngenta.
"Coordinamos con ellos toda la actividad de la cadena productiva de trigo", amplió.
"Hay quienes demandan para producir panes especiales; harinas para hacer panificados o, en algunos casos, para pastas. Básicamente, unimos las dos puntas, con la filosofía de que ganen los productores y los molineros", sostuvo.
Actualmente, se exportan alrededor de 45.000 toneladas de TCS. La mayoría (70 por ciento) es de la zona de Bahía Blanca (Coronel Dorrego y Coronel Pringles), así como, en menor medida, de la región de Necochea, Córdoba y La Pampa.
Según explicó Panza, la calidad en el trigo se logra a través de dos aspectos. Uno de ellos es la faz genética.
"Hay variedades que tienen mayor nivel de proteínas y un gluten distinto. Lo que tratamos de recomendar al productor es qué tipo de variedades debe emplear", detalló.
También diferenció, de acuerdo con el destino industrial de cada uno, a tres tipos de trigo.
"En el grupo 1 están los correctores. En el 2 los que tienen buen rendimiento, entre correctores y para panificación directa y, en el 3, los de mayor rendimiento y que no se pueden utilizar como correctores", explicó.
"Desde el punto de vista del negocio se puede traducir en que, en los trigos del grupo 1, hay un 80% de posibilidades de que haya calidad; los del 2 tienen un 50 o 60%, y los del 3 no van a ingresar porque, por más que tengan buena calidad, el tipo de proteína no se adapta a la panificación industrial de los molinos brasileños", comentó Panza.
La otra cuestión es el ambiente.
"En el sudoeste bonaerense, una región con climas más duros y rendimientos más bajos, siempre es factible encontrar alta calidad, porque los trigos no tienen una gran cantidad de almidón y la proteína se va a diluir. Esto es diferente, por ejemplo, respecto de Necochea", manifestó.
Dos de los molineros que integraron la delegación brasileña coincidieron en resaltar la calidad de lo observado en lotes del distrito de Coronel Dorrego.
"Venimos para comprobar cómo se trabaja con el trigo que compramos que, desde luego, es excelente. Es un proceso que nos ayuda a la toma de decisiones", dijo Rudolf Gerber, del molino Agraria, de Guarapuava, estado de Paraná.
"Comprobamos que hay buen clima, buen desarrollo y excelentes trigos", señaló Walter von Muhlen, de Serra Morena Commodities, de Nonoai, Porto Alegre.
Lamentó Von Mulhen la imposibilidad de poder hacer más negocios de un producto que en su región es escaso, entre otras razones, por las altas condiciones de humedad para la época.
"Es algo que nosotros no alcanzamos a comprender", atinó a comentar.

Historia

Panza aseveró que, en 2004, se realizó el primer embarque de trigo calidad, en un programa que se fue extendiendo en producción, pero no en exportaciones.
"Después de 2006, comenzaron los inconvenientes con las licencias y se debió detener el ritmo de exportaciones. Hoy estamos en las 45.000 toneladas, pero la demanda es superior a ese monto", comentó.
Panza comentó que el trigo calidad es una especialidad, pero no un commoditie.
"Tratamos de darle un tratamiento diferente, pero debemos regirnos con las normas convencionales. Y para el mercado y la legislación argentina, es trigo a secas", dijo.
"En la medida que el Estado entienda que se puede abastecer el mercado interno en forma normal y se puede exportar con más facilidad, podremos recuperarnos e ir a mercados mayores para llegar a 200.000 toneladas", explicó.
Respecto del valor final del trigo de calidad, Panza comentó que se pacta con los molinos sobre qué nivel de sobreprecio están dispuestos a pagar.
"Nos basamos en el mercado, y a eso nosotros sumamos la prima, que varía entre los 8 y 20 dólares por tonelada", dijo.
El precio de la tonelada de trigo varía, entre los puertos de Rosario y de Bahía Blanca, de 150 a 175 dólares.
"Pero todo depende del servicio, porque a veces nos piden trigo con proteína y el nivel de trabajo a segregar es muy bajo. Pero si nos solicitan proteína, estabilidad y característica de harina, se trata de una labor más minuciosa. Allí tenemos que analizar gran cantidad de muestras y los costos de los análisis son importantes", detalló.
Más allá de aquellas 45.000 toneladas, el trigo que queda como excedente se puede vender a molinos, pero con las disposiciones del mercado convencional.
"La realidad es que el molino local no paga nunca los premios que abonan los molinos brasileños. ¿Por qué? Porque aquí tenemos muy buena calidad y al molino argentino le resulta sencillo salir a buscar eso porque existen excedentes", aseveró.
Más allá de las cuestiones técnicas, Panza sostiene que las exportaciones deberían estar abiertas.
"No faltará trigo en el mercado interno. Nunca pasó que se exportara todo y nos quedáramos sin pan", contó.
"La realidad es que podríamos exportar el excedente del consumo interno a un precio excepcional. Se trata de mucho dinero que, hoy, lamentablemente, no ingresa al país", comentó Panza.

"No hay malos ni buenos, sino diferentes"

"El Programa Trigo Calidad Syngenta (TCS), que se realiza desde hace más de ocho años con exportaciones mayores a las 280.000 toneladas a diversos países, es mucho más que una simple clasificación de trigos", aseguró el ingeniero agrónomo Hugo G. Ochoa, responsable técnico del programa Trigo Calidad de Syngenta.
"No hay trigos buenos ni trigos malos, sino diferentes necesidades para distintas industrias. Calidad es lo que demanda el cliente, y es lo que respetamos. Así, nuestra firma, apoyada en el programa PAT (Productores de Alta Tecnología) logra clasificar trigos para diferentes necesidades", agregó.
El producto es exportado a Brasil, el principal comprador, y mercados exigentes de calidad en el norte de Africa, como es el caso de Nigeria.
"A cambio de un sobreprecio por la calidad analizada con normas internacionales, los productores y distribuidores asociados reciben productos para protección de todos sus cultivos. El programa TCS se ha ganado un lugar en las exportaciones de segregados con trazabilidad reconocida", comentó.
Según comentó Ochoa, de acuerdo con sondeos de opinión entre los participantes del programa, sean originadores como compradores externos, la transparencia y la credibilidad son las palabras que mejor definen a esta operatoria.
"En toda la cadena, además de las puntas productoras e industriales, toman parte laboratorios reconocidos a nivel nacional e internacional, como la Cámara Arbitral de
Cereales de Bahía Blanca, certificadoras internacionales como SGS, corredores como Serra Morena y exportadores como Louis Dreyfus", amplió.
Las exportaciones se han realizado desde los puertos de Bahía Blanca, Necochea y Rosario.