BUENOS AIRES - El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, aseguró ayer que no pasará "nada" con las retenciones a las exportaciones agropecuarias cuando el 24 de agosto próximo venzan las facultades extraordinarias del Poder Ejecutivo.
"Con las retenciones (no va a pasar) nada. En el peor de los casos no se podrán modificar, pero lo que está, está", afirmó Fernández, en relación a que el 24 de agosto vencen las facultades legislativas delegadas al Ejecutivo por el Congreso y, con ello, la atribución de fijar los gravámenes agropecuarios.
En declaraciones a radio Rivadavia, el funcionario dijo que "no hay mucho de qué preocuparse" sobre el discurso que dará hoy el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Biolcati, durante la inauguración oficial de la exposición agropecuaria de Palermo.
Evaluó que la relación entre el gobierno y el campo tuvo "un cambio copernicano" cuando "la presidenta (Cristina Fernández) creó el ministerio de Agricultura".
"Una de las cosas que reclamaba la Mesa de Enlace cuando se juntó conmigo era mejorar la relación con el gobierno y que estuviera jerarquizada esa relación. Una de las formas de jerarquizarlas fue la de crear el ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, que se ha encargado de ir produciendo que todos esperábamos que se produjeran para llegar a un punto de mejoramiento de esta situación", indicó.
Según Fernández, "creíamos que había muchas cosas por hacer, muchas cosas por exhibir y fueron trabajadas en consecuencia con los resultados que todos vimos. No hay mucho por lo cual preocuparse".
Las declaraciones del ministro coordinador generan dudas con respecto al futuro del polémico gravámen, ya que el matutino porteño "Ambito Financiero ", en su tapa del viernes, destaca que el gobierno tiene en carpeta una eliminación de los Derechos de Exportación para el trigo, maíz y girasol y una rebaja para el caso de la soja.
En tanto, desde la Cámara de Diputados ya se perfila la batalla legislativa, ya que desde los bloques opositores (UCR, Coalición Cívica, PRO y el GEN) se encuadran en la idea de que al caer las facultades delegadas, caducan sus efectos.