Milagros es una niña de Armstrong, un pueblo de 13.000 habitantes en donde convive la producción agroganadera con 154 fábricas. Es hija de uno de los 1.550 obreros metalúrgicos que habitan la zona y que desde hace 28 días está a la vera de la ruta 9 en lucha por su trabajo.

Milagros fue la encargada de dar inicio al acto que –sin los principales dirigentes de la Mesa de Enlace, pero con trabajadores metalúrgicos– se realizó ayer en el cruce de la ruta 9 con la 15, con el objetivo de cerrar con una demostración de fuerza el paro agropecuario de 7 días que comenzó la semana pasada.

En una emotiva carta firmada por los niños de Armstrong, le pidió a Cristina Fernández de Kirchner que solucione el conflicto, “porque vemos que no lo solucionó y que ellos se merecen un futuro mejor, con trabajo, educación y dignidad”, afirma la misiva.

De esta manera, se inició una seguidilla de discursos que comenzó con el aplaudido intendente de la ciudad, Fernando Fisher, y culminó con el ovacionado (papelitos y bombas de estruendo incluido) Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria Argentina.

“Nuestra intención es no interrumpir el diálogo” dijo Buzzi y defendió la segmentación de retenciones prevista en el último proyecto presentado en Diputados, para que los pequeños productores queden exentos de ese pago, se los reduzca a los medianos y que los paguen íntegramente “los dos mil tipos que manejan en 60 por ciento de la soja del país”.

“Pero no quieren conceder porque han resuelto que nos quieren ver de rodillas, no quieren ver el interior, lo que importa es asociar en un abrazo de oso a aquellos que supuestamente les van a juntar los votos en el conurbano bonaerense, por eso rechazamos esta mentira de la supuesta coparticipación”, dijo, en rechazo al Fondo Federal Solidario.

Aunque la convocatoria fue menor a las de otras ocasiones, los organizadores estimaron la presencia de 14.000 personas. Pero otros cálculos no arriesgan más de 6.000. El reclamo fue el mismo: caída inmediata de las retenciones. Pero ahora se sumó el rechazo a los gobernadores, incluyendo Hermes Binner, que aceptaron los fondos de la coparticipación y el adelanto de las elecciones legislativas.

La concentración convocó a un amplio espectro opositor, como la Corriente Clasista y Combativa (CCC), del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) de Raúl Castells, algunos representantes de CRA y Coninagro.

Graciela, Susana, Mabel, Olga y Elodina llegaron temprano. Tienen entre 40 y 70 años y son productoras de la localidad de San Genaro. Mientras tomaban mate, aseguraron a El Cronista que se acercaron hasta la ruta porque “ellos –por los Kirchner– se tienen que arrodillar como quieren que nosotros lo hagamos”. Y pese a que aseguran que Cristina K debe terminar el mandato, creen que las elecciones que se deben adelantar son las presidenciales.

A metros de “las chicas”, como ellas se denominaron, había un grupo de amigos que tenían una remera que en el frente decía “Basta ya” y en la espalda tenía una letra K tachada. “Sale 25 pesos cada una y las hago yo”, aseguró Faura. Proveniente de la localidad de Peirano. Aseveró que está “en la lona”, ya que es productora de soja y criadora de cerdos.

El lema de la localidad de Armstrong es que la ciudad es el brazo fuerte de Santa Fe. Los números parecen respaldarla. En la zona de influencia de la ciudad se ubican 154 fábricas, 70 metalúrgicas, que concentran 1.550 obreros metalúrgicos más otros 1.000 de industrias conexas. Pero el brazo fuerte parece flaquear.

Pablo Maldonado es uno de los líderes de los autoconvocados metalúrgicos. Trabajaba en la fundición El Inca que hace 28 días que está cerrada. “Arreglamos por el 70% de nuestro sueldo”, aseguró mientras organizaba los bombos y la quema de gomas. El sueldo promedio de los empleados es de 8 pesos la hora, y ninguno logra trabajar más de 4 horas.

Luego de enterarse que la presidente Cristina K había asegurado que no se puede corta una ruta por pensar diferente, Pablo sonrió y aseguró que iban a volver.