A pesar de la medida de fuerza del sector agropecuario y de la anunciada coparticipación del 30% de las retenciones a la soja, jugada con la que el Gobierno intentó desarticular el debate sobre la baja de las alícuotas en el Congreso, dirigentes del ruralismo y voceros oficiales confirmaron que, por ahora, ninguno de los dos bandos dará fin a las negociaciones que arrancaron a fines de febrero.
El martes último, luego de un encuentro entre el ministro del Interior, Florencio Randazzo, su par de Producción, Débora Giorgi, y los presidentes de las entidades que conforman la Mesa de Enlace, el conflicto recrudeció, con manifestaciones a la vera de la ruta y piquetes. A pesar de ello, fuentes de las asociaciones agropecuarias afirmaron que seguirán concurriendo a las reuniones con el Gobierno, siempre que sean invitados.
Y desde el oficialismo oficiales afirmaron que la mesa de negociación sigue disponible, casi tan firme como la negativa del Ejecutivo a negociar una baja en las retenciones a la soja. “La reunión del martes (31 del actual) está totalmente en pie, sin negar el disgusto que le está dando al Gobierno el seguir dándole cosas al campo, que ya costó más de $10.000 millones al Estado nacional”, sostuvo un vocero oficial, en alusión a los fondos enviados por el Ejecutivo para ayudar a productores afectados por la sequía, entre otras cosas.
Randazzo dijo que los piquetes que realizan los chacareros son “un mecanismo de extorsión”, a la vez que defendió el Fondo Federal Solidario con el que el Gobierno decidió coparticipar el 30% de las retenciones a la soja. “No funciona el respeto a la voluntad popular”, consideró el funcionario.
Pablo Orsolini, vicepresidente de Federación Agraria, sostuvo que la próxima semana el agro retomará sus encuentros con el Ejecutivo, así como también la presión al Congreso para que baje las retenciones.