Que los Kirchner se vayan enterando: con 41/42 millones de toneladas para la próxima campaña sojera, el complejo oleaginoso obtendría un ingreso de divisas por exportaciones de US$ 15.500 millones, US$6.500 millones menos que en la última campaña. Además, para el Estado la cosecha representaría un ingreso fiscal de US$ 5.050 millones, casi US$ 2.000 millones menos versus el ciclo anterior.
Julián Ghirard, productor agrario de Cerrito, Entre Ríos, confirmó a Elonce TV que a partir de la 0:00 de este sábado 21/03 se realizó un corte total al transporte general de cargas en el túnel subfluvial Hernandarias, que se mantuvo hasta la hora 8:00, cuando se libró durante 1 hora. La modalidad de la protesta es 4 horas de corte y 1 hora de circulación del tránsito.
“Lo que no pasará hasta que no finalice el paro serán granos, ganado en pie, fertilizantes, balanceados y semillas”, expresó el ruralista para agregar que “a partir del lunes no se dejará pasar pollos faenados ni en pie, en repudio al sector avícola que no nos ha acompañado y están subsidiados por el gobierno”, indicó.
Y aclaró que durante la protesta, “no habrá problemas con el tránsito de vehículos, transporte de pasajeros, ni con alimentos perecederos u hortalizas”.
El ministro del Interior, Florencio Randazzo, aseguró que le "preocupa que lo que la crisis internacional no pudo provocar, lo provoquen los cortes de ruta", al tiempo que afirmó que el paro de comercialización "es una burla a los acuerdos alcanzados".
"Tanto el paro como los cortes de ruta son una burla a los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y los dirigentes gremiales del campo en las reuniones que vienen llevándose a cabo en el Ministerio de la Producción", señaló Randazzo.
Randazzo sostuvo: "A mí me preocupa que lo que la crisis internacional no pudo provocar en la Argentina, lo provoquen con los cortes de ruta y el paro de comercialización".
Aqui algunos recortes:
Félix Sammartino en el diario La Nación
"Ahora sin amarras, sin una Comisión de Enlace que pueda darles esperanzas ciertas sobre las negociaciones con el Gobierno, los productores están dispuestos a acampar en las rutas hasta que las cosas cambien. Ayer ya lo hicieron en unas 60 concentraciones en distintos puntos del país y no es arriesgado decir que este número puede crecer rápidamente en los próximos días.
Con miles de agricultores con capacidad de movilizarse gracias a una red de contactos que alimentan con mensajes de texto, a la Comisión de Enlace no le quedó otra opción que oficializar esta situación explosiva, con un paro en la comercialización de granos y hacienda que terminará el próximo viernes.
La protesta generalizada en las rutas ha puesto un interrogante sobre el grado de conducción que puedan ejercer los máximos dirigentes del agro.
El malestar entre los productores ya tiene un año, pero se agudizó en los primeros días de enero. Se padecía entonces una sequía impiadosa que parecía eternizarse como un castigo bíblico en casi todas las regiones productivas del país. Aparecieron entonces los primeros amagues de presencia en las rutas que fueron disuadidos ante el argumento de no molestar a los veraneantes. Pero la olla seguía juntando presión. Las vacas se morían de hambre y sed en el norte santafecino y los primeros maíces sembrados no superaban en altura a los cascotes de tierra. Y la cosecha de trigo pesaba la mitad que la del año pasado. Es cierto que no llovía, pero el Gobierno, lejos de comprender esta situación, continuaba con su política de retenciones, poner trabas a la actividad y distorsionar los mercados como si nada estuviera pasando. No había señales, sólo puestas en escena de medidas que estaban lejos de alejar la incertidumbre y el malestar. Sólo la Comisión de Enlace funcionaba como un dique de contención que ordenaba el reclamo. Pero a un costo cada vez mayor.
Con mucha habilidad, la Comisión de Enlace tomó al vuelo una invitación despersonalizada de la presidenta Cristina Kirchner en la que pedía la ayuda "de todos los argentinos". Así pusieron al Gobierno en posición de negociar. Pero todo voló por el aire cuando se anunció el adelanto de la fecha de las elecciones legislativas y se eligió al campo como el adversario político. Eso significó una pésima noticia para los productores que ahora saben que por lo menos hasta julio no bajarán las retenciones a los granos. Estos chacareros están sufriendo un quebranto descomunal. En especial los pequeños productores que, según cálculos privados, perderían con los rindes estimados más del 50% de su capital de trabajo. Los primeros lotes de maíz que se han cosechado traen muy malas noticias."
Alcadio Oña en el diario Clarín
"Entre el miércoles y el jueves, el Gobierno saltó sin escalas de un plan de viviendas a anunciar que compartirá con las provincias parte de las retenciones a la soja. Una cosa ya es pública y, según varios indicios, la otra está próxima a salir de la cocina: noticiero de campaña administrado en metodología de Olivos.
El miércoles, hubo funcionarios apurados por conseguir listas de bancos afiliados a las cámaras que los representan: decían, incluso, que cumplían instrucciones de la Casa Rosada. Hablaban de "algo polentoso" que la Presidenta pensaba anunciar al día siguiente, a las 6 de la tarde. Exigían máxima reserva, pero a varios se les escaparon las palabras "plan de viviendas".
(...) El jueves a las 18 hubo, a cambio, lo que ya se conoce. La Presidenta anunció que las provincias recibirán el 30 % de la recaudación que generan las retenciones a la soja. No propiamente coparticipará, pues según la Ley de Coparticipación debiera corresponderles cerca del 50%.
En apariencias, un esfuerzo fiscal de la Nación, que hasta ahora se quedaba con el 100%. Raro, porque si hay algo que al Gobierno nacional no le sobra es dinero y porque la caja fiscal es un tesoro que Néstor Kirchner preserva celosamente.
(...) Si nadie viola la norma, ni se toleran violaciones, del texto sale una primera conclusión: las provincias y los municipios deberán afrontar obras que antes iba a financiar el Gobierno y seguirá pautando el Gobierno. Las anunciadas y las por venir. No hay nada en el decreto que induzca a pensar en una duplicación de las inversiones.
(...) Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires aportan, casi parejamente, un 83% a la producción de soja, pero les toca 40% por la coparticipación. Serían perdidosos solidarios, aunque en la torta Buenos Aires y el conurbano saldrán mejor parados que Córdoba, Santa Fe y sus intendentes: $ 1.000 millones contra $ 570 millones de cada una de las otras dos. (...)
Es obvio que el llamado Fondo Federal Solidario busca asociar a gobernadores, intendentes y políticos del interior en la batalla que el Gobierno libra por las retenciones. O limitar el campo de acción de los díscolos, propios y ajenos, con la idea de que si gritan dispararán contra los intereses de sus propias provincias. Al menos aquí, plata y política jugadas en plena campaña electoral: quizás ingenioso, pero nada que no se conozca.
Puede haber malabares con el Fondo Federal o afectar a otros fines recursos previstos para obras públicas. Pero si se cumple a rajatabla la letra del decreto, muchas provincias seguirán en estado de asfixia financiera.
Tan es así que apenas concluido el recuento de votos, puede saltar un problema que, como quiera que sea, salpicará al Gobierno. La dificultad para pagar el medio aguinaldo a los estatales provinciales; mayores según cuales sean los aumentos que se pacten en este tiempo electoral. Poco casual, en algunas gobernaciones empezó a menearse la vía de las cuasimonedas o la alternativa de emitir bonos. (...)".
Gabriel Bustos Herrera en Los Andes, de Mendoza
"(...) Por supuesto, nadie va a desechar la bienvenida a la coparticipación de esa torta sojera ($260 millones más para Mendoza -$180 millones para el Barrio Cívico, $80 millones para las comunas- 11% más de la remesa de coparticipación a las provincias). Aunque sea por decreto, discrecional y en plena campaña electoral.
Atiende en parte el viejo reclamo del federalismo fiscal y oxigena el ahogo de las cajas provinciales y municipales, exhaustas por la baja que provoca la crisis mundial y la anemia de la economía local.
De hecho el plan de obras de la provincia para 2009, planteado originalmente en $740 millones, viene adelgazando vertiginosamente y dicen que la previsión ya anda por los $300 millones. Aliviará el compromiso salarial (en alto riesgo hoy en día), porque en Hacienda son hábiles para el “enroque” de los recursos destinados “a infraestructura”.
En realidad, la movida cumple con la promesa que Néstor Kirchner hizo a gobernadores e intendentes “del palo” a fines de octubre pasado, cuando en esos mismos jardines de Olivos, diagramaban la batalla electoral de 2009.
Había prometido recursos “por fuera de los presupuestos y de la coparticipación” para obras que lucieran en el camino a las urnas. Los K volvieron a poner la pelota en el campo sojero, que ahora se verá obligado a medir fuerzas con gobernadores e intendentes asfixiados por sus arcas escuálidas y contra vecinos que -como los que ya no acuden a buscar trabajo resignados por el "no"- ya no suman humo y barricadas a los cortes de ruta y a la interrupción del comercio. (...)"
Fernando Bertello en La Nación
"Llegó la hora de la verdad, y esa verdad duele. La cosecha de soja y maíz está en escena y lo que se ve en esa escena no es alentador.
Después de la peor sequía en los últimos cien años y una campaña donde el uso de tecnología se redujo drásticamente, una primera evaluación del inicio de la recolección da cuenta de una fuerte pérdida de rindes, una alta disparidad entre zonas y, por si fuera poco, queda en evidencia que los quebrantos están a la vuelta de la esquina.
La razón es simple: en campos alquilados, donde se hace más del 60% de la agricultura, los rindes no llegan a cubrir el nivel de indiferencia para salvar los costos.
Luego de una cosecha de trigo donde la producción cayó un 50% y los números terminaron en rojo, la recolección en marcha de los granos gruesos enciende la alarma.
Como el año pasado, el campo está cosechando cuando recrudece el conflicto con el Gobierno.
En concreto, en la siembra de soja tocó el récord de 17,75 millones de hectáreas, la producción caería entre 6 y 7 millones de toneladas. Se rompe así una tendencia creciente de la producción y, según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el rinde nacional estimado de 24,8 quintales por hectárea sería el menor de los últimos cinco años. Para esta entidad, la cosecha final tendría un volumen tentativo de 42,5 millones de toneladas.
Allí, Eduardo Anchubidart, responsable de estimaciones agrícolas, dice tentativo porque todavía hay peligros potenciales en el aspecto sanitario y climático. Respecto del primero, una alta humedad podría favorecer enfermedades de fin de ciclo.
La mancha ojo de rana, una enfermedad con poder de defoliación que parecía limitada a regiones del Norte, ya irrumpió fuerte en la zona núcleo obligando a un combate específico. Además, un clima frío por adelantado causaría daños para la soja que todavía espera una definición.
Un dato: a diferencia de las sojas que se sembraron en octubre, que recibieron de frente el golpe de la sequía, los cultivos más tardíos recibieron las lluvias de febrero y marzo y recuperaron potencial.
Pero en la foto general hay proyecciones de pérdidas de rindes importantes, en comparación con la campaña pasada. El rango va de -34% para el centro norte de Santa Fe, -30% en el centro este de Entre Ríos a -25% en la zona núcleo sur (norte de Buenos Aires). Para la zona núcleo norte (este de Córdoba y centro sur de Santa Fe) se aguarda una merma del 6%. Por el contrario, se podrían esperar mejores rindes en San Luis y parte del sur cordobés.
Ante una campaña que arrancó con insumos y alquileres caros y precios de los granos que después bajaron, mirar cómo quedan los márgenes en campos alquilados produce escozor. Según un trabajo de Aacrea, en el norte bonaerense (con una proyección de 28 quintales) en tierras arrendadas el margen bruto es negativo en US$241 por ha. Si se considera la situación del maíz, en campo alquilado en el norte bonaerense se pierden US$547,5 por hectárea.
Según un informe de Gustavo Grobocopatel, el quebranto de los productores en campos arrendados de Buenos Aires rondará entre US$200 y US$300 por hectárea.
En este contexto, la cosecha de soja se viene con menos ingresos para el campo y el Estado.
Para Gustavo López, consultor de Agritrend, con 41/42 millones de toneladas el complejo oleaginoso obtendría un ingreso de divisas por exportaciones de US$ 15.500 millones, US$6.500 millones menos que en la última campaña. Además, para el Estado la cosecha representaría un ingreso fiscal de US$ 5.050 millones, casi US$ 2.000 millones menos versus el ciclo anterior.
En maíz, la cosecha sería de 13 millones de toneladas, contra 21,5 millones del último ciclo. Si bien hasta el momento se cosechó el 20% del cereal, con un promedio de 5.700 kilos, la Bolsa de Cereales porteña cree que el promedio final sería de 6.400 kilos. (...)".