Por: Ricardo D. Bindi – Revista Agromercado Octubre 2008
Algunos desde la cadena de agroalimentos, se preguntaban qué hacer para
cambiar este “imaginario colectivo”. Veamos como se avanzó y como se sigue
adelante.
El común de las personas y sobre todo los que viven en grandes ciudades, tienen poca noción sobre el verdadero valor que gira entorno a la producción y elaboración de alimentos. Un grupo de comunicadores y de integrantes de la gran cadena agroindustrial, venían observando el tema y recomendaban una estrategia de llegada agresiva a la sociedad, mostrándoles el verdadero valor del campo, el esfuerzo de quienes trabajan en el, y la importancia de generar valor en cadena: desde el campo hasta la mesa de la gente.
A fines del 2006, en un esfuerzo conjunto entre el Foro de la Cadena Agroindustrial y el Círculo Argentino de Periodistas Agrarios, se realizó una investigación basada en la metodología de grupos de enfoque o “focus groups”. La misma dejó resultados realmente fuertes. La conclusión mostraba en ese momento, un gran desconocimiento de la sociedad sobre el valor generado por los distintos eslabones de la cadena, habiendo una percepción desarticulada y poco positiva.
Para Doña Rosa, el campo estaba difuso
Durante varias horas de grabación, los grupos de enfoque fueron emitiendo diferentes percepciones, que explicaban la opinión de la clase media urbana sobre el campo y el origen de los alimentos. Fueron tres grupos bien definidos: amas de casa con hijos; estudiantes universitarios de carreras no relacionadas con la agroindustria, y un tercero conformado por comerciantes y empleados no profesionales.
Los comentarios que surgieron de esta investigación, muestran las debilidades en la percepción, y la necesidad de realizar un verdadero esfuerzo en la comunicación desde la cadena agroalimentaria. Veamos algunas de las opiniones emitidas por estos tres grupos referenciales en el estudio: “no veo que haya una cadena que los integre”; “yo siempre que los escucho son malas noticias”; “cosas buenas del campo…, es raro escuchar, no comentan lo bueno”; “escucho que se les inundó el campo; que se les perdió la cosecha, o la leche”; “no es fácil entenderlos, hay que estar en el tema para comprender”; “brindan poca información y no me atrae, por eso le doy poca importancia”; “ la información que hay es bastante pobre”, “si estas fuera del sector no entendés nada”; “es un tema que no me atrae, pero al que tampoco se le da importancia”; “cuando no les pagaban lo que querían, tiraban los alimentos al costado de la ruta, no se entiende”; “ellos manejan los precios”; “no se preocupan por lo social, solo por lo económico”; estos son solo algunos de los muchos comentarios de estas largas conversaciones. Cada una de ellas, muestra la oportunidad para solucionar la comunicación entre las partes.
El conflicto de los 120 días
Decíamos que el conflicto entre el gobierno y el campo, significó un punto de inflexión en cuanto a que la sociedad entendiera la importancia del “origen de los alimentos”. El periodista económico de Clarín, Matías Longoni, comentaba en una nota realizada en el Programa 30 online: “El conflicto supuso un avance desde un punto de vista positivo, uno le preguntaba en el 2006 a las amas de casa si recordaban algún dirigente agropecuario, y mencionaban a Alberto Samid y no mucho más; lo cual no sumaba para nada”. “Hay un gran avance, pues ahora recuerdan a por lo menos 7 u 8, y conocen al sujeto social que es el campo, que es capaz de darle muchos beneficios, cosechas, dinámica y divisas al país”.
Desde la perspectiva de lo que falta por delante, opina Longoni: “Se avanzó mucho, pero hay todavía un camino enorme por delante; cuando el tema agropecuario sale de la tapa de los diarios, y de los programas de televisión, uno se da cuenta que todavía no le hemos enseñado a la sociedad todo lo que hay que saber, y que queda por delante mucho por hacer; esto ha sido solo el detonante y sirve como para empezar un camino”.
Ari Paluch y la opinión de los comunicadores
En el marco del Congreso MundoAgro que se realizó en Mar del Plata los días 11 y 12 de Septiembre, se organizó un panel de trabajo destinado a profundizar en el tema de la llegada a la sociedad, por parte de los comunicadores sociales “que no son del agro”. Dos expositores “extra campo”, periodistas que llegan a la sociedad, pero que confesaron no ser especialistas en el agro, impactaron con sus mensajes. El primero de ellos fue Marcelo Longobardi., que cuando se lo consultó sobre la creación de un Partido político del campo, no lo recomendó. En línea con la necesidad de conectarse bien con la gente, su opinión fue que desde la sociedad lo verían como parte de una elite y que no sería representativo de los que no están en la agroindustria. Recomendó estar mas cerca de los legisladores, asesorarlos y entrenarlos sobre la importancia y la complejidad de la cadena; para que ellos sean los ejecutores de las políticas y legislaciones necesarias.
Por su parte el comunicador Ari Paluch, que llega a una amplia audiencia de las grandes ciudades, a través de su programa radial El Exprimidor, también reafirmó esta percepción de Longobardi. En una nota realizada por AgrositioTV durante MundoAgro, Ari Paluch decía: “antes era muy difícil llevar a hablar a un dirigente del agro a las 7 de la mañana a un programa masivo; a la gente no le interesaba”. “Al principio, el campo hablaba de realidades muy ajenas, después con el conflicto, empezaron a hablar de un gobierno prepotente, autoritario…, y ahí si, la gente empezó a abrir los ojos, pues vio una realidad común”. También agrega: “a esto se sumaron los disparates de –los piquetes de la abundancia-, o –el yuyo maldito-, entonces terminamos todos en el mismo tren, los citadinos y los campesinos”. “Por último la gente le dio un gran valor al campo, como el gran actor que se enfrentó, y que se animó, a lo que los otros no se animaban”. Afirmaciones de alto valor comunicacional, de alguien que está bien cerca de la gente, y los acompaña con información y mensajes, todas las mañanas.
El largo camino por recorrer
Hemos comprobado todos los argentinos, que no saber que es el campo, no es un tema menor. Los más de 120 días de conflicto, con una falta de empatía política por parte del gobierno, llevó las cosas al extremo y lo que en un principio fue negativo, terminó detonando en algo muy positivo, que fue “haber logrado concientizar a la sociedad” e instaurar una nueva agenda para el futuro del país.
Si lo analizamos desde la teoría misma de la comunicación, veremos que el conflicto “gobierno y agro”, fue el detonante que no solo informó sobre la realidad de lo que representaba la cadena agroindustrial para la sociedad, sino que también la colocó en una posición de “prestigio” y a sus interlocutores, en una de gran “estima”. Podemos citar al “fenómeno Alfredo De Angeli” y a la “Mesa de enlace”, como un ejemplo concreto.
Este complejo proceso de interacción social entre las partes, lo explica bien el autor David Kerlo en su libro “El proceso de comunicación” que dice: “Para analizar un sistema podemos utilizar dos términos adicionales: prestigio y estima. El término prestigio se refiere al valor que confieren los miembros de un sistema a una determinada posición dentro de este, prescindiendo de la persona que ocupa esa posición. Cuando los miembros de un sistema valoran una posición, sienten que ésta es importante, que sería deseable, que contribuye a la realización de los objetivos del sistema; puede decirse entonces que esa posición tiene valor de prestigio. La estima es a una persona lo que prestigio es a una posición”.
El avance en la comunicación dentro del sistema social, ha sido enorme, y eso sin dudas se transformó en capital prestigio para el “campo”, uno de los dos protagonistas del conflicto. De ahora en más, quedan por delante muchos pasos a seguir, que nos permitan terminar de subir los peldaños de esta larga escalera.
Comprender los “ritmos” de la sociedad, para adecuarla a las notas de la partitura del campo, no es una tarea sencilla. Si no se interpretan los instrumentos en la misma sintonía, se crearán “ruidos” en la comunicación. Necesitamos buenos músicos, buenas partituras y sobresalientes directores de orquesta, para obtener la mejor sinfonía.
Por: Ricardo D. Bindi – Revista Agromercado Octubre 2008