
La Cadena Argentina de la Semilla está integrada por la Asociación Semilleros Argentinos (ASA), la Cámara De Semilleristas De La Bolsa De Cereales (CSBC), la Cámara Argentina De Semilleros Multiplicadores (CASEM), la Asociación Argentina De Protección De Las Obtenciones Vegetales (ARPOV), la Asociación De Laboratorios Privados Agropecuarios (ALAP), la Cámara Empresaria De Distribuidores De Agroquímicos, Semillas Y Afines Bonaerense (CEDASABA) y la Federación De Distribuidores De Insumos Agropecuarios (FEDIA).
Durante la presentación que se realizó en Expoagro 2025, desde la Cámara Argentina De Semilleros Multiplicadores (CASEM) se planteó que existe gran preocupación por una “tendencia decreciente, con valores extremadamente bajos en el uso de semilla fiscalizada”.
“Existen altos niveles de semilla ilegal que no se ha logrado disminuir a lo largo de los años. A raíz de esto hay cierre de empresas semilleras y pérdida de mano de obra en los pueblos del interior del país”, puntualizaron desde CASEM.
Desde la cámara que agrupa a los semilleros multiplicadores queremos aclarar que “la pérdida de productividad por el bajo uso de semillas fiscalizadas afecta a la industria semillera, al productor agropecuario y al país en su conjunto (menor saldo exportable)”.
La mirada integral de la cadena
“Nuestras actividades abarcan el mejoramiento vegetal empleando diferentes métodos de vanguardia mundial, producción, multiplicación y comercialización a nivel nacional e internacional de semillas de calidad acreditada. Abarcamos semillas de cultivos extensivos, cultivos industriales tales como algodón, maní y arroz, especies forrajeras, cultivos de servicios y céspedes, hortícolas, y economías regionales tales como vid, frutícolas, entre otros, que impactan en 36 cadenas productivas”, explicaron desde la Cadena Argentina de la Semilla.
Las entidades resaltaron que actúan en todas las zonas agroecológicas del país donde existen condiciones para producir semillas en cantidad y calidad. En total, agrupan a más de 700 empresas y generan aproximadamente 35.000 puestos directos de trabajo.
“Nuestra cadena emplea recursos humanos calificados, un gran porcentaje con formación de grado y posgrado, genera un sentido de identidad y tiene un impacto socioeconómico tanto en el territorio, como en nuestro país”, precisaron desde la Cadena Argentina de la Semilla.
En rigor, desde la CAS advierten que, tomando en cuenta diferentes prospectivas vinculadas al sector, si se estabiliza la macroeconomía, se eliminan los derechos de exportación y se confirma el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) Argentina puede llegar a superar los 200 millones de toneladas de granos y 40 millones de hectáreas sembradas “para lo cual es necesario continuar invirtiendo hoy en investigación y desarrollo a fin de alcanzar estos objetivos”. En términos macroeconómicos, esto redundaría en un crecimiento del 3% del PBI.
En tanto, focalizándonos en el impacto exportador, se generaría un ingreso adicional de divisas de u$s 40.000 millones, así como 870.000 puestos de trabajo.
“No obstante, nuestra actividad se desarrolla en un mercado con muy alta presencia de semilla ilegal, lo cual provoca falta de inversión, menor productividad y calidad. Como cadena, para acompañar dicho crecimiento y revertir esta situación, estamos trabajando en un plan al 2030”, expresaron desde la CAS.