Sigue la mala. Este miércoles, la soja terminó la jornada en Chicago, con valores en suave baja.

La campaña récord en Brasil continúa como el gran depresor de los precios internacionales, en un contexto de una moneda local altamente depreciada.

El clima poco propicio, con escasas lluvias en la Argentina, contribuye a que los precios no caigan aún más.

Por fortuna, el repunte del precio del aceite donde la posición marzo se elevó casi USD 8.- por tonelada, también, logró que el precio de la soja no haya tenido un día negro.

La ANEC (Asociación Nacional de Exportadores de Cereales) de Brasil acaba de proyectar el volumen de exportaciones de soja en enero en 1,71 millones de toneladas, un nivel inferior a 2,40 millones despachados en igual mes de 2024. Pero guarda, que está por arriba de 1,47 millones de diciembre pasado.

Las exportaciones se dirigen mayoritariamente a China. Otra gran parte va a nuestro país para su industrialización.

En el año 2024, los ingresos por exportaciones de soja de Brasil llegaron a casi 43 mil millones.

Este número es un 19% menor al correspondiente del año anterior.

¿La razón?

La razón se encuentra en la abrupta caída de los precios internacionales.

Sin embargo, ello no le quita su primer lugar en el mundo.

En tanto, nuestro país ha quedado muy atrás. ¿La razón? Totalmente política. Acuérdense del impuesto discriminatorio: 33% de derecho de exportación.

Miren qué negocio es el de la soja. En febrero de 2024, el precio interno giraba en torno a $290.000.

Hoy, después de 11 meses de inflación, el precio sigue en el mismo nivel.

Es cierto el problema está en el plano fiscal. Entonces, comamos la gallina. Y mañana olvidate de comer huevos..