TENDENCIAS CLIMÁTICAS
El indicador ENSO presenta una evolución que no parece proponer una situación de riesgo definitivo para el desarrollo del verano. A esta altura del año, el enfriamiento previsto desde los meses de invierno se ha ido validando, pero también se ha ido confirmando su debilidad. Sin dudas hay un proceso oceánico que plantea la circulación de aguas superficiales sobreenfriadas en la cuenca central del Pacifico Ecuatorial, sin embargo, este proceso no está en condiciones de tener una influencia significativa sobre el patrón de circulación atmosférica. En términos prácticos podemos decir de que prevalece una condición de neutralidad, ya que no se ha verificado ningún acople significativo que afecte los flujos de humedad. Esto lo reflejan los distintos índices que se utilizan para monitorear la actividad atmosférica asociada al ENSO, sobre todo el SOI, que solo recientemente muestra algún atisbo que favorece un acople más evidente.
Como puede verse en el mapeo de las anomalías de las aguas oceánicas superficiales, el enfriamiento es muy leve, incluso alternan con aguas más cálidas que lo normal. Todo parece indicar que las condiciones actuales no tienen posibilidades de crecer en el grado de complejidad. Esto pone un freno importante a la potencial influencia negativa de La Niña para el resto de diciembre y enero. Aun cuando se mantenga la situación actual, la incidencia sobre la circulación será menor. Tomando esta conclusión como la de mayor grado de probabilidad para el resto del semestre cálido, el seguimiento climático nos remite a la escala regional, la cual al presente tiene una performance que, como vimos, ha optimizado la disponibilidad de humedad.
Cuando la producción pluvial queda desacoplada de los forzantes de escala planetaria, la dinámica de escala regional toma el control principalmente sobre los flujos de humedad.
En el mapa de anomalías oceánicas superficiales, podemos notar un calentamiento del litoral Atlántico. Esto, en principio, es un desvío que se debe considerar entre los factores positivos para mantener la buena provisión de humedad al continente. Como hemos explicado en muchas ocasiones, para que esto suceda las zonas de alta presión deben tener un paso rápido sobre el continente, derivar hacia el océano y fortalecer los vientos del noreste. Cuando esto se da, en muchas ocasiones durante el verano, ni siquiera son necesarias las ondas frontales para producir sistemas precipitantes.
En estos meses el calentamiento superficial y la convección asociada, generan flujos verticales que promueven el ascenso del aire húmedo que inyecta el anticiclón en niveles superficiales. La inestabilidad generada -en consecuencia el desarrollo de tormentas- por este tipo de procesos convectivos es más dispersa en términos geográficos y vemos la típica volatilidad de los milimetrajes y las coberturas que dejan las lluvias de verano. En este sentido, siempre es conveniente el complemento de alguna onda frontal, con un emparejamiento de la oferta de agua. Este tipo de alternancia de mecanismos de producción pluvial lo vimos funcionar en noviembre, incluso con los salteos en la zona sudeste de SF, compensado afortunadamente en las últimas horas.
Por lo que muestran los modelos de mediano plazo, es muy posible que el mes de diciembre no logre reproducir, lo observado en noviembre. Lo que esperamos es que no se dé con tanta claridad un predominio de desvíos positivos de las precipitaciones. Seguramente cerraremos el mes con un mayor grado de heterogeneidad en la oferta de agua.
Por lo pronto tenemos por delante una semana bastante más seca para la región pampeana, posiblemente con un posicionamiento más continental de la zona de alta presión sobre el centro este de la región pampeana. Esto desactiva la recurrencia pluvial en el este y puede promover una mejor oferta de agua sobre zonas del oeste. No se perfilan situaciones de bloqueo para el ingreso de humedad, pero los movimientos verticales tienen techo con la alta presión en el continente, es decir, las nubes tienen techo y en consecuencia se limita la oferta de agua. Esta incidencia al ser menor en el oeste, puede provocar un diferencial positivo hacia la franja mediterránea. Esto es parte del monitoreo de corto y mediano plazo.
Ventanas secas siempre se definen en el periodo estival. La ventaja en este comienzo de diciembre obviamente está en el acopio de reservas que se ha generado durante el mes de noviembre. Independientemente de esto, se perfila un verano con una tendencia que tiene mejores chances para lograr milimetrajes normales en la mayor parte de las zonas agrícolas o con zonas deficitarias de menor rigor y menor extensión que las que potencialmente podrían instalarse. Esto lo podremos validar a finales de febrero. En el periodo intraestacional seguramente tendremos alternancia en los estados atmosféricos, positivos y negativos en la producción pluvial. Lo que se descarta con alta probabilidad es el sesgo negativo en la oferta de agua provocado por el fenómeno La Niña.
CONCLUSIONES
De acuerdo al diagnóstico climático del último período y al análisis de los principales indicadores de escala global y regional, proyectamos el siguiente comportamiento pluvial y térmico para el próximo bimestre:
1. Respecto del indicador ENSO, nos inclinamos por un muy bajo nivel de incidencia del fenómeno La Niña en lo que resta del semestre cálido. Como comentamos, es apenas un incipiente fenómeno oceánico y su potencial para afectar la atmosfera, se va perdiendo conforme avanza el mes de diciembre. En términos prácticos, es un escenario mucho más cercano a la neutralidad.
2. Las buenas condiciones de humedad con que empieza diciembre deja margen para afrontar un mes con mayor dispersión y menor recurrencia en los sistemas precipitantes. A pesar de que se pueden definir zonas que no logren alcanzar los valores normales, no se perfilan periodos extendidos libre de precipitación que puedan promover un estado de sequía severo. Así como el litoral se ha beneficiado en noviembre, pueden darse situaciones contrarias que promuevan falta de lluvias en esta zona, pero esto será parte de la volatilidad intraestacional.
3. El régimen térmico estará más bien corrido positivamente. Si esto converge con una circulación de aire que aporte buena carga de humedad, la pérdida de confort ambiental puede compensarse con una coyuntura dinámica inestable y eventualmente favorecer el desarrollo de tormentas convectivas. Este es un factor que genera discrecionalidad en la oferta de agua, pero no hay zonas que en principio presenten una probabilidad aumentada o disminuida para ser receptoras de este tipo de eventos. El punto desfavorable es cuando las altas temperaturas coinciden con momentos de flujo de humedad pobre o muy influenciada por zonas de alta presión. Seguramente deberemos transitar estos momentos durante el verano, por lo general, coincidentes con olas de calor.