Entre enero y octubre de este año, las exportaciones energéticas alcanzaron los 7.995 millones de dólares, representando un crecimiento del 23% respecto al mismo período de 2023. Este aumento no responde a un incremento en los precios, que se mantuvieron estables, sino a un significativo aumento en las cantidades exportadas.
En paralelo, las importaciones energéticas cayeron casi a la mitad, pasando de 7.216 millones de dólares en 2023 a 3.693 millones este año. La ampliación del transporte de gas natural, impulsada por el Gasoducto Perito Moreno (ex GPNK), ha sido clave para esta reducción, con una caída del 40% en las importaciones de gas natural y GNL.
El petróleo crudo se posiciona como el principal motor del cambio. Durante los primeros diez meses de 2024, Argentina exportó un promedio de 183.000 barriles diarios, la cifra más alta en 20 años. Este avance posiciona al país como un actor relevante en el mercado energético regional.
El informe de E&E también proyecta un crecimiento significativo hacia 2030. En un escenario base, se estima que las exportaciones energéticas alcanzarán los 22.426 millones de dólares, con un saldo positivo en la balanza comercial energética de 18.706 millones. La producción de petróleo crudo podría llegar a 1.200.000 barriles diarios, mientras que las exportaciones aumentarían más del 250%, alcanzando los 710.000 barriles diarios.
La instalación de terminales licuefactoras de GNL también se vislumbra como un factor clave para diversificar y aumentar las exportaciones. Una planta con capacidad de 15 MTPA podría generar ingresos anuales superiores a los 6.000 millones de dólares, consolidando el liderazgo argentino en el sector.
Estos avances son indicativos de un cambio estructural en la economía del país, con el sector energético como uno de los pilares del crecimiento. Según E&E, el desarrollo de infraestructura, como la ampliación de la capacidad de transporte de crudo desde la cuenca neuquina, será fundamental para sostener este crecimiento.
Este superávit no solo representa un alivio para la balanza comercial, sino que también abre la puerta a nuevas oportunidades de inversión y desarrollo. Con un sector energético fortalecido, Argentina está mejor posicionada para enfrentar los desafíos económicos de los próximos años.
El cambio estructural que atraviesa el sector no solo impacta en el presente, sino que proyecta un futuro donde la energía podría convertirse en uno de los principales motores de la economía argentina.
Este avance también tiene implicancias positivas para la posición geopolítica de Argentina en la región. Con la capacidad de convertirse en un proveedor confiable de petróleo y gas natural licuado, el país podría fortalecer su rol como exportador energético, establecer alianzas estratégicas y captar nuevos mercados internacionales, consolidando su influencia en un contexto global donde la transición energética y la seguridad en el suministro son prioridades crecientes.
Fuente: Infoenergia