La olivicultura cubre un total de 70.000 hectáreas productivas en Argentina, según un relevamiento realizado por la Federación Olivícola Argentina (FOA) en 2023. Las principales provincias productoras en cuanto a la superficie de cultivo son: La Rioja, con 26.000 hectáreas; San Juan, que con 18.000 es además el principal productor de Argentina; y Catamarca y Mendoza, ambas con 13.000 hectáreas cada una. Argentina continúa creciendo en términos de producción y exportación, consolidando su lugar como uno de los grandes actores en la industria global del aceite de oliva.
En este contexto, SolFrut, una empresa de capitales nacionales se erige como líder en innovación, calidad y sostenibilidad a través de su marca insignia, Oliovita.
Desde hace 25 años, Oliovita se ha posicionado como una de las marcas más elegidas por consumidores, chefs y restaurantes en Argentina, representando el 12% del consumo nacional de aceite de oliva virgen extra y formando parte del top 3 de las marcas más vendidas. Con fincas de más de 2000 hectáreas en San Juan y La Rioja, al pie de la cordillera de los Andes, SolFrut produce aceites de oliva de alta calidad mediante prácticas agrícolas e industriales sostenibles.
"Nuestro lugar en el mercado representa 25 años de innovación, trabajo constante y un fuerte compromiso con el desarrollo de las economías regionales. Seguimos apostando por la olivicultura como una industria estratégica que genera empleo, impulsa exportaciones y posiciona a Argentina en el mapa global”, comentó José Chediack, presidente de Solfrut.
La planta industrial de SolFrut, cuenta con una capacidad de molienda de más de 45 millones de kilos de fruta en los 60 días que dura la campaña, con la más moderna tecnología para la extracción de aceites de oliva virgen extra de la más alta calidad. La capacidad instantánea de molienda supera los 750.000 kg de fruta diarios, lo que equivale a la posibilidad de procesar unos 40 camiones por día.
Las principales características que definen a SolFrut son la integración de procesos productivos y el cumplimiento con rigurosos estándares de calidad. Mediante el desarrollo de una ingeniería y una logística productiva ajustada, se minimiza el tiempo entre la cosecha y la elaboración. Así, se obtiene el producto final en menos de 24 horas, permitiendo a través de un estricto cuidado de la materia prima, la conservación de las propiedades nutricionales y organolépticas.
"Nuestro compromiso con la sustentabilidad no solo está en cómo producimos, sino en cómo cuidamos el entorno. Las tecnologías avanzadas y el uso eficiente de recursos nos permiten ofrecer productos de alta calidad mientras contribuimos al desarrollo de las economías regionales", destacó Sofía Chediack, Directora Industrial.
A lo largo de tres décadas, SolFrut ha invertido más de 100 millones de dólares en la región cuyana, con un plan de expansión que incluirá una nueva planta de fraccionado y 700 hectáreas adicionales de pistachos, alcanzando una inversión total de 112 millones de dólares para 2025.
En la actualidad se envasan 3.850.000 de botellas por año, en distintos formatos, que son comercializadas en el mercado interno y de exportación, así como la provisión de graneles a los mercados más exigentes del mundo.
Su marca insignia Oliovita ha sido reconocida con más de 235 premios nacionales e internacionales en certámenes como Expoliva (España) y EVO-IOOC (Italia). La marca ofrece una amplia gama de productos, incluyendo blends como Clásico, Mediterráneo y Gourmet, varietales como Arbequina, Changlot y Coratina, y líneas premium como su aceite orgánico y la edición limitada Aprile, elaborada con olivas tempranas cosechadas en abril. También lanzó un aceto balsámico al que se seguirán sumando a futuro más productos pertenecientes a la dieta mediterránea.
Consumo
El consumo interno total va de las 7500 a las 8500 toneladas anuales, muy por debajo de los consumos de los principales países consumidores de la categoría: el consumo per cápita ronda los 200 gramos anuales. Para dimensionar el dato, es importante tener en cuenta que Uruguay duplica esa cifra, y Chile alcanza el kilo. Por su parte, países de la cuenca mediterránea como España, Italia, Túnez y Turquía se ubican por arriba de los 13 kilos, en tanto que Grecia alcanza consumos de hasta 22 kilos por persona al año.
Si bien como se ve en las cifras el consumo interno es mucho más bajo en comparación con otros países productores, el excedente de producción que va de las 22.000 a las 24.000 toneladas anuales (promedio de los últimos 4 años), se destina principalmente a la exportación, cifras que consolidan a la Argentina como un actor clave en el mercado internacional de aceite de oliva.