Mónica Lucero es economista y trabaja para una empresa agroexportadora, en donde conoció a Nicolle Samyn, secretaria ejecutiva, y Victoria González, ingeniera industrial; a mediados de 2022, las tres tuvieron la idea de crear “Las Chicas del Agro”, una asociación civil sin fines de lucro creada por y para mujeres, apuntada a inspirar, promover y acompañar el camino de todas las trabajadoras de la agroindustria argentina para contribuir y aportar, así, a buscar la equidad de género.

“Después de ver varias cosas que ya existían en otros lugares se nos ocurrió aportar a esta idea de cómo mostrar ejemplos de mujeres ya establecidas a chicas más jóvenes. Después de charlar bastante entendimos que no se trataba de apuntar a gente ya formada sino de ‘pescarlas’ antes, para mostrarles qué oportunidades se les podían abrir en el agro. En ese sentido empezamos a pensar y a ver qué podíamos hacer, y se nos ocurrió imitar de alguna manera la idea de Chicas en Tecnología y así surge Las Chicas del Agro, con esa inspiración y también con este foco claro de que hay que apuntar a las nuevas generaciones para motivarlas a que ingresen al agro” nos contó Mónica, una de las tres fundadoras de esta organización que ya cuenta con más de 20 colaboradoras activas.

Actualmente la organización lleva adelante tres programas, siendo el foco principal las alumnas de colegios secundarios, a las que llegan mediante talleres y charlas que nacen a partir del disparador “¿Qué querés ser cuando seas grande?” o, como relata Mónica, “de la cantidad de sesgos y encuadres que hay alrededor de la idea de decidir qué vas a hacer por el resto de tu vida”.

“En los talleres hablamos de la agroindustria y de lo que es el agro, pero lo vinculamos directamente al género por el lado de los testimonios y de la cantidad de referentes de Las Chicas del Agro que trabajan en el campo, en puertos, en acopios, en la carga y descarga de trenes y camiones, en informática o en robótica creando cosas para el agro; Además les acercamos mujeres de distintos ámbitos con la idea de que alguna se vea reflejada en una de ellas”, reafirma una de las cofundadoras de esta organización.

Otro de los programas llevados a cabo por la asociación es de acompañamiento y está enfocado en chicas que ya estén teniendo su primer empleo en el mundo del agro y tengan ganas de crecer. Ahí se procedió a contactar a un grupo de grandes y medianas empresas que puedan aportar los perfiles de sus talentos juniors para introducirlas al programa de acompañamiento de Las Chicas del Agro, que consiste en brindarles coaching gratuito durante cuatro meses en los cuales ellas se enfocan en qué tareas y objetivos quieren alcanzar.

El tercer y último programa que se encuentra vigente hoy está vinculado a la denominada “edad media” de la mujer, comprendida entre los 30 y los 40 años, en donde pasan muchas cosas en la vida de una mujer; desde decidir ser madre hasta el famoso techo de cristal que genera ciertas dudas sobre el potencial y posible crecimiento. “Por eso estamos dando unos talleres gratuitos a mujeres de estas edades con ganas de crecer, y que no le hayan encontrado ‘la vuelta’ aún”, resume Mónica.

A la hora de hablar sobre el día a día en un mundo históricamente dominado por los hombres, ella sostiene que Las Chicas del Agro a día de hoy no tienen muchas resistencias en su contra. Sobre los motivos de este recibimiento, Mónica sostiene que “por un lado, las empresas con las que estamos trabajando siempre tienen una mirada de género y una necesidad de diversidad, que es algo que a lo largo del tiempo nosotros fuimos viendo mucho, como una necesidad de diversidad que nunca llegaba a cubrirse. Entonces hay una apertura de muchas empresas para poder conseguir esa diversidad que aporta a la creatividad y que aporta a la flexibilidad en la toma de decisiones en los entornos en los cuales vivimos”.

De los secundarios suele salir la primera mano de obra de aquellas empresas que poseen fábricas o acopios, siendo alumnos a los que cuesta un montón “capturar” por diversas razones, por eso también el rol de esta organización sirve para abrirles estos caminos a las chicas. “Obviamente no es azaroso que las empresas se abran a este tipo de organizaciones y a este tipo de movimientos, sino que hay un fin económico y una ganancia económica que tienen las empresas por ser más flexibles y más adaptables, por eso las empresas lo toman bien desde el lugar que abordamos, porque es un lugar super positivo que aporta a ese crecimiento y a fortalecer talentos dentro de la empresa”, concluye Mónica.

Desde Las Chicas del Agro viven este Día Internacional de las Mujeres Rurales no tanto como una celebración, sino como un recordatorio de todo el camino que queda por recorrer. Si bien la brecha de género se ha acortado en los últimos años, las mujeres aún tienen mucho terreno por ganar y así lo sostiene Mónica: “A mí me gusta decir siempre que en el agro hay tierra fértil, que cualquiera puede germinar, crecer y florecer dentro de la agroindustria siempre que tenga ganas y que sienta pasión por esta área. Cuando uno trabaja en la cosecha o en la dinámica del sector, ve que un poco se necesita que exista esa pasión y esa dedicación; entonces yo creo que cualquiera que quiera buscar una oportunidad y que tenga ganas de desarrollarse dentro del agro, puede hacerlo”.