Pese al gran optimismo que desató la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, presentada por el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera en 2020, diversos desafíos ponen en entredicho el desarrollo de este tipo de energía en Chile.

Es más, según la consultora Cefeidas Group, “los inversionistas están muy cautos: de los 64 proyectos anunciados, solo cinco están tramitando permisos en el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA)”.

En contrapeso, las posibilidades que ofrece Brasil están captando más atención en el mercado.

En agosto de este año, el país promulgó la Ley 14.948 -llamada la Ley de Hidrógeno- que fomenta, a través de beneficios tributarios y otras acciones, la producción de hidrógeno con bajas emisiones.

La llamada “Arabia Saudita verde” tiene varias iniciativas en marcha, para las que ya se han comprometido millonarias inversiones.

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Los proyectos brasileños

En el noreste del país se está desarrollando un hub de H2V, aprovechando la salida al océano Atlántico, con puertos que permiten exportar a Europa.

El estado de Piauí firmó un memorandum de entendimiento (MoU) con la empresa española Solatio para desarrollar un parque de energía fotovoltaica. Además, Green Energy Park (que hace dos semanas también se alió con la minera Vale para producir hidrógeno verde) está al frente de la mayor planta del mundo, con capacidad de 10,8 GW.

En tanto, en el estado de Ceará, el Gobierno lanzó en febrero de 2021 un hub en alianza con varias instituciones y, desde entonces, se han firmado 34 MoU. De esos, han resultado cuatro precontratos con firmas locales y extranjeras.

Según el catastro de Cefeidas, se espera la llegada de US$ 22.200 millones para el sector, atraídos por la cercanía del estado con “el gigantesco puerto de Pecem, que tiene convenio con el terminal de Rotterdam, salida a Asia y Estados Unidos, megainfraestructura y excelentes condiciones para energía eólica y fotovoltaica”.

Por si fuera poco, la administración de Paraná, al sur del territorio, firmó un convenio con Alemania, para generar hidrógeno verde y biocombustibles.

“Hoy por hoy pienso que Brasil lidera la carrera. El Gobierno federal y las administraciones estatales están apostando por la industria; el mercado interno es enorme, lo que hace el desarrollo más atractivo, porque habrá demanda más rápido; y, además, Brasil tiene potencial de sobra para energía eólica, fotovoltaica y hidroeléctrica, y cuenta con mega puertos operativos” para el transporte, dijo el country manager para Chile y Perú de Cefeidas, Carlos Cruz Infante, a DFSUD.

Con él coincidió Leonardo Wanderley, experto en el sector energético de Brasil, quien apuntó que las inversiones en el mercado superan los 188 mil millones de reales (unos US$ 35 mil millones). “El país tiene el potencial de producir hasta 1.800 millones de toneladas de H2V y, con más del 90% de su red energética alimentada por energías renovables, cuenta con la mayor proporción de energía renovable entre las naciones del G20”.
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¿Qué pasa en Chile?

Consultados cuatro expertos en la industria, todos coincidieron en que Chile tiene un enorme potencial de generación de energías renovables, especialmente solar en el desierto de Atacama y eólica en la Patagonia.

A ello se suma la estrategia desde el Estado que busca posicionar al país como uno de los principales exportadores aprovechando esos abundantes recursos. Sin embargo, también coincidieron en que la situación no es la misma de 2020.

El exceso de trámites, la demora en la tramitación de permisos, los altos costos de transporte para el hidrógeno verde y la falta de mercado interno, así como de infraestructura vial y portuaria, hacen una tormenta perfecta para que los inversionistas desistan de desarrollar obras.

“Chile no ha perdido completamente su atractivo como destino de inversiones, pero su competitividad se ha visto erosionada en algunos sectores debido a la incertidumbre política, los desafíos regulatorios y la competencia emergente de otros mercados”, respondieron los ingenieros Luis Paredes y Bruno Vargas, de la firma de investigación Luna Nueva.

“Para mantener su posición como líder en sectores clave como la minería y las energías renovables, Chile deberá abordar los problemas de permisos y burocracia, mejorar su infraestructura, y asegurar un marco fiscal y legal claro que fomente la inversión a largo plazo. Si el país logra superar estos desafíos, aún puede retener su relevancia en el mercado global”, agregaron.

Según ha dicho Marcos Kulka, de H2 Chile, en otras ocasiones y que es recogido en el catastro de Cefeidas, el país debe actualizar 12 regulaciones para poder desarrollar la industria.

Para Cruz, aún hay apetito para invertir en el país y en América Latina -con Colombia, Uruguay y Argentina como otros mercados interesantes-, pero los mercados deben garantizar que no habrá retrasos que lleve a los inversionistas y a las empresas abocarse a las operaciones más rentables.

“En resumen, la preocupación ahora es encontrar el entorno más estable y propicio para producir, almacenar, transportar y comercializar el hidrógeno verde”, concluyó el ejecutivo de Cefeidas.

Fuente: Dfsud.com