UPL Corp Argentina volvió a reunir a técnicos y productores en torno a un nuevo Meeting point. Esta vez, en Charata, Chaco, en pleno núcleo algodonero del NEA.

José Tarragó es técnico en el área de producción vegetal de la Estación Experimental INTA Las Breñas y doctor en recursos naturales. Su especialidad es la ecofisiología del cultivo de algodón. En el Meeting Point de Charata, Tarragó reafirmó que el 60% del rendimiento del algodón es afectado por estreses.

El técnico de Las Breñas puntualizó que el estrés por fitotoxicidad con herbicidas hormonales es bastante frecuente en la zona y produce una intoxicación, un crecimiento desorganizado que la planta debe metabolizar. "Lo más importante a la hora de enfrentar algún estrés es la evasión, tratar de que el período crítico del cultivo caiga en algún período de menor incidencia del estrés. Para eso se ajusta el sistema de producción: el distanciamiento entre hileras, las densidades de plantas, la elección de variedades y fechas de siembra", argumentó.

Rafael Gacet es responsable técnico comercial de la empresa Agroinsumos Añatuya, con actividades en el sudeste santiagueño. En el encuentro, el técnico también detalló que el algodón suele estar expuesto a estrés hídrico, térmico, salino, o también puede estar afectado por derivas de herbicidas utilizados en campos vecinos. "Para todas estas situaciones utilizamos las biosoluciones de UPL", dijo.

Para esos problemas, desde UPL Corp posicionan dos productos de su línea NPP (Natural Plant Protection): BIOTRON PLUS® para ayudar al cultivo a superar esa situación de estrés, y BIOZYME TF® para potenciar el rendimiento. "En el primer caso tratamos de proteger el período crítico de definición de rendimiento con una aplicación de BIOTRON PLUS® al inicio del pimpollado y otra aplicación al final de la floración. En el caso de BIOZYME TF® la estrategia es muy clara: lo posicionamos como tratamiento de semillas para asegurarnos una correcta implantación del cultivo y luego hacia el inicio de la floración lo utilizamos para que el cultivo fije mayores destinos y diferencie mayor cantidad de flores. Apuntando a calidad de fibra usamos K-FOL®, un fertilizante foliar formulado en base a potasio que se aplica al finalizar la floración, una vez que el cultivo ya tiene fijados los destinos, para que las bochas aumenten su peso y mejoren la calidad de la fibra", detalló Federico Borrello, del equipo de NPP para la región norte de Argentina.

Las malezas

El ingeniero agrónomo Eduardo Cortés fue uno de los especialistas que abordó la problemática de malezas en el NEA. Recomendó estar siempre encima de los lotes, conocer las especies para poder diseñar la estrategia y tener en cuenta el tamaño de las malezas. La elección del herbicida o su mezcla dependerá de estas variables.

"Los preemergentes son fundamentales. No tenemos que dejar que nazcan las malezas. Su elección va a depender de las especies presentes, de la posibilidad de usar principios activos que funcionen para hoja ancha y angosta y de la capacidad de intervenir en los momentos en que nacen las malezas, sabiendo que lo hacen en camadas y que con una sola aplicación generalmente no podemos cubrir todos los pulsos", detalló.

"Cuando nacen, porque se sabe que los preemergentes tienen una vida útil y hay que recurrir a los postemergentes, hay que tener en cuenta el tamaño y el estrés de esa maleza. A medida que la planta tiene mayor tamaño o mayor estrés, los controles se dificultan. Con malezas de menor tamaño y menor estrés, hay más chances de éxito", dijo y destacó que hoy las malezas ya no respetan zonas. "Pero en NEA las más importantes son Amaranthus, Chloris, Echinochloa, sorgo de Alepo, Borreria, Gomphrena, como malezas de hoja ancha y perennes. También viene creciendo a pasos agigantados el complejo de enredaderas como Ipomoea, un problema para soja, más que todo en maíz y sorgo -donde tenemos muchas menos herramientas-. Es una maleza que también debemos tener en cuenta", puntualizó Cortés.

Gerardo Tolosa es miembro del equipo NPL de UPL Corp Argentina. "Las malezas -sobre todo las tolerantes y resistentes- son un problema en todo el país, pero en regiones como el Norte el tema es más complejo porque las condiciones climáticas son más extremas, hay períodos de estrés hídrico con altas temperaturas a los que las malezas están "acostumbradas" y que resultan adversos para el buen desempeño de los herbicidas", dijo.

No solo pensando en mitigar la aparición de resistencias sino también en enfrentar las situaciones climáticas adversas, UPL cuenta con un programa de manejo que combina herbicidas. "Uno de los herbicidas pilares de esta estrategia es WINGER® -piroxasulfone- para el control de Amaranthus, Eleusine y Echinochloa que son las malezas más problemáticas. Para soja recomendamos mezclarlo con SHUTDOWN® -un producto con mayor solubilidad- que permite controlar las principales malezas target con una excelente eficacia aún en los períodos de agua más restrictivos. En el caso de maíz, tenemos DINAMIC®, Amicarbazone 70 WDG. También es un producto muy soluble que trabaja bien en condiciones de poca humedad, es estable a la luz y tiene mínima pérdida por volatilización. Además de controlar las malezas más problemáticas como Pasto cubano (Titonia tubeiformis) actúa sobre enredaderas como las Ipomoeas, especies dificiles de controlar especialmente en este cultivo porque nacen diferidas en el tiempo y terminan enredándose y ahogando al cultivo", puntualizó Tolosa.

Chicharrita y cía.

Roberto Peralta, socio gerente de Halcón Monitoreos y docente de la Universidad Católica de Córdoba y de la Universidad Nacional, también fue parte del Meeting Point realizado en Charata y repasó las plagas a tener en cuenta esta campaña. En soja, entre los lepidópteros: las orugas -oruga medidora (Rachiplusia nu)-. "Hay que tener en cuenta que la tecnología Intacta ha dejado de controlarla y Conkesta tampoco tiene buen control, porque se está dando una resistencia cruzada. Es la principal defoliadora que tenemos", citó el técnico e invitó a estar muy atentos a cómo venga la campaña con trips y arañuelas. Son plagas que obedecen a sequías y altas temperaturas. "Todos los pronosticadores dicen que será un verano muy caluroso y hay que estar preparados para manejar estas plagas que son muy veloces. No se trata de aplicar muchas veces, sino a tiempo", recomendó Peralta.
En cuanto a maíz, la vedette es la chicharrita –Dalbulus maydis-. "Hay que hablar del complejo de achaparramiento producido por la bacteria spiroplasma que tiene a la chicharrita como vector", aclaró el técnico para recomendar una estrategia de manejo que tiene varias aristas: "la genética -que por desgracia en la Argentina no hay un gran desarrollo con tolerancias como sí lo tiene Brasil-, las fechas de siembra para ver en qué momento voy a enfrentar el problema – las siembras tempranas implican un tipo de manejo y las tardías, otro-, y el control químico para bajar la probabilidad de que se enfermen las plantas -estamos diseñando tratamientos de bordura y de lote completo-".
Sobre la estrategia de control, Peralta argumentó que el movimiento de la infección es del borde hacia el centro y esto va a depender de si el lote está limitando con otro maíz, con un monte o un verdeo. "Hay que monitorear borduras y centro, y manejar el control con los productos que hoy tenemos registrados para esta plaga", dijo.

En respuesta a esto, Diego Contreras, gerente de tratamientos de semillas, insecticidas y poscosecha, anunció que UPL cuenta con LANCER® – Acefato 97% WG-, "un efectivo insecticida que aporta un nivel de control muy alto tanto para población adulta como ninfas, permitiendo reducir la presencia y la reinfección de la plaga. Hemos presentado toda la documentación y las pruebas a SENASA para ampliar su uso al cultivo de maíz".
Por su parte, para el control de oruga medidora (Rachiplusia nu) en soja, Contreras recomendó SHENZI 40 SC®, Clorantraniliprole al 40%, es un insecticida perteneciente a la familia química de las "Diamidas Antranílicas" con alta especificidad sobre lepidópteros y mínimo impacto ambiental..