Originaria de Eurasia y luego detectada en el oeste europeo, el norte de África y China central, el jopo o broomrape (Orobanche cumana) es una planta invasiva que parasita las raíces del girasol en forma de pequeño tubérculo, lo que afecta su crecimiento, rendimiento y supervivencia. Una vez que emerge a la superficie lo hace sin hojas ni clorofila, pero con flores y gran cantidad de semillas de alta capacidad reproductiva.
Ante la reciente detección -agosto de 2024- en América del Sur, específicamente en Santa Cruz -Bolivia-, especialistas del INTA brindan pautas para agudizar las medidas preventivas. Es que, según Fernando Giménez –coordinador del Programa de Cereales y Oleaginosas del INTA–, se trata de una “parásita de altísima capacidad invasiva y reproductiva con gran impacto en los rendimientos del girasol”.
Por este motivo, Sebastian Zuil –especialista en girasol del INTA Reconquista, Santa Fe– consideró “crucial” agudizar las medidas preventivas, vigilar los cultivos y actuar tempranamente a fin de evitar que llegue al país. En este sentido, subrayó: “Las semillas del jopo son minúsculas, impalpables y pueden ser trasladadas de un campo a otro adheridas a la semilla o grano de girasol, maquinarias, agua de riego, animales, calzado y por el viento”.
Y agregó: “La semilla del jopo puede vivir hasta 20 años en el suelo y, una vez que invade una parcela, condiciona la rotación de cultivos por más de una década, hasta que se logre su control”. De allí la importancia de evitar su dispersión.
Entre las principales recomendaciones, Miguel Cantamuto –ex director del INTA Hilario Ascasubi del INTA y profesor de la UNS– destacó “estar atentos a cualquier cambio en el color, tamaño o salud de las plantas de girasol, ya que la presencia de Orobanche spp. puede afectar su crecimiento y apariencia”. Además, señalo la importancia de buscar signos visibles de infestación, como la presencia de brotes emergentes de la planta parásita en la base de los tallos de girasol.
Según detalló Giménez, es clave prestar atención a cualquier decoloración, hinchazón o deformidad en las raíces, ya que estos pueden ser indicadores de la presencia de la planta parásita.
En cuanto a la inspección de las raíces, aconsejó seleccionar aleatoriamente algunas plantas de girasol para inspeccionar las raíces en busca de signos de parasitismo. “Si se observa plantas afectadas en su crecimiento corte cuidadosamente las raíces afectadas y examine si hay nódulos o estructuras parasitarias de presunto Orobanche spp. adheridas a ellas”, detalló Giménez.
En caso de detectar nódulos o sospechas de Orobanche spp., Yanina Outi – coordinadora de riesgo y vigilancia del SENASA–, indicó que hay que completar el formulario provisto por SENASA e informe al profesional de INTA (Agencia de Extensión Rural, Estación Experimental u Oficina Agropecuaria más cercana) para recibir información de los pasos a seguir.