En materia agrícola, la Unión Europea marca el ritmo y los temas de conversación que pueden impactar negativamente en nuestros sistemas productivos. Para implementar su política agrícola, busca extender el alcance del Pacto Verde Europeo más allá de sus fronteras, con propuestas o iniciativas que podrían restringir nuestras prácticas productivas.
El gran desafío para nuestro país es dejar de abordar estos temas de manera reactiva -lo cual a menudo ocurre de forma tardía o sin la preparación adecuada- y pasar a liderar y ser proactivos en la agenda internacional. Esto implica establecer nuestra propia agenda en lugar de simplemente reaccionar a los temas impulsados por países distantes de nuestra realidad.
Una agenda positiva para la agricultura argentina
La agenda que debemos promover en las conversaciones internacionales debe enfocarse en temáticas que permitan contribuir a reducir el hambre en el mundo, produciendo más y mejores alimentos. Eso implica, por ejemplo, incrementar la producción agrícola de manera sustentable; fomentar la innovación en las empresas de insumos; mejorar la eficiencia de toda la cadena productiva; y promover el uso adecuado de tecnologías, a través de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) como forma de hacer las cosas bien.
La agenda internacional
No obstante, no podemos ignorar los temas ya establecidos en la agenda global, como la deforestación, la huella de carbono, la huella hídrica y el uso adecuado de sustancias químicas. Es fundamental involucrarse en conversaciones con la Unión Europea y con organismos multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Asimismo, es esencial tomar protagonismo en los foros de debate de los Acuerdos Internacionales suscritos por la Argentina y que impactan en el ejercicio diario del sistema productivo mundial, como el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), y el Convenio de Rotterdam, entre otros. Debemos considerar, además, al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional (FMI) que juegan un rol relevante al financiar proyectos que impactan en el sector agrícola, incluyendo iniciativas de adaptación al cambio climático y desarrollo rural.
En estos días, por ejemplo, se está llevando a cabo la reunión del Comité de Revisión Química (CRC, por sus siglas en inglés) del Convenio de Rotterdam. Allí se debaten posibles restricciones sobre fitosanitarios. Muchas de estas restricciones carecen de un enfoque basado en la ciencia y no consideran adecuadamente los criterios de riesgo. En este escenario, Casafe dice “presente” como un símbolo de apoyo al sector agropecuario argentino y su destacable desarrollo y liderazgo a nivel mundial.
Oportunidades de mejora y coordinación regional
En el ámbito de las negociaciones internacionales y el multilateralismo, identificamos dos áreas clave de mejora. Por un lado, el involucramiento activo de toda la cadena agrícola privada, impulsando una agenda productiva con enfoque en la sustentabilidad y las Buenas Prácticas Agrícolas. Por otro, la coordinación regional con los países del Mercosur y otros grandes productores y exportadores de alimentos.
La Cancillería, junto con la Secretaría de Agricultura y la Secretaría de Ambiente, realizan una labor muy profesional en la mitigación de impactos negativos. Sin embargo, los países europeos cuentan con más recursos, tanto en personal como en capacidad económica, para influir en las posiciones de otros países mediante alianzas temporales basadas en apoyo financiero y acuerdos comerciales.
Los próximos desafíos en materia de debates Internacionales serán la COP 16 -Sixteenth meeting of the Conference of the Parties to the Convention on Biological Diversity en Cali, Colombia a fines de octubre de este año; y la Duodécima reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio de Rotterdam que se celebrará en Ginebra, Suiza, en abril del 2025.
Celebramos que nuestro país ocupe espacios en la agenda internacional. El gran desafío será que, entre el sector público y el sector privado, podamos fortalecer lo que nuestro país necesita para consolidar nuestro liderazgo en la producción sostenible.
Por Federico Landgraf - Director Ejecutivo de Casafe